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México, ¿ventajas comparativas?
El mundo se está convulsionando con el cambio de paradigma económico.
El pasado 2 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió dar la espalda al libre comercio y a la estructura internacional que lo regula, a través del World Trade Organization.
Luego de más de 30 años en los que Estados Unidos enarboló y proclamó los beneficios del libre comercio, resolvió rechazar el esquema de negociación multilateral y pretende emancipar la vía de la negociación bilateral.
Para decirlo más claro, Trump, intenta reformular las relaciones comerciales internacionales con las naciones con las que tiene intercambios, para imponer aranceles en beneficio de su economía.
Este cambio ha provocado un shock mercantil mundial, reflejado en la estrepitosa caída de las bolsas de valores de Asia, Europa y Estados Unidos, entre muchas otras plazas.
Del caos que están provocando los discrecionales aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, México no se ha salvado, a pesar de ser, igual que Canadá, parte del T-Mec, y el principal socio comercial de EU.
México ya está siendo objeto de al menos 3 tipos diferentes de aranceles.
En ese contexto, ¿qué ha hecho y qué está haciendo el gobierno de México?
El gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum se ha restringido, al mantra de Kalimán.
Es decir ha preferido mantener la serenidad y paciencia frente al presidente Trump.
Ha evitado la confrontación. No ha anunciado réplicas de aranceles. Y aunque en las últimas horas, no los ha descartado, le da prioridad al diálogo con EU.
La Jefa del Ejecutivo mexicano, ha sido criticada porque a diferencia de otros países que han respondido y están respondiendo con anuncios arancelarios, su gobierno, ha preferido buscar un esquema preferencial.
Hasta ahora, el gobierno mexicano considera como un éxito su propia estrategia basada en el diálogo y la negociación.
La máxima presea que se adjudica es la de no haber sido incluído (como tampoco lo fue, Canadá, con una estrategia diametralmente distinta), en la lista de 180 países y territorios a los que Estados Unidos decidió aplicarles un arancel general del 10% más los aranceles recíprocos en distintos montos porcentuales.
Sin regateos, hay que reconocer que el diálogo y la paciencia del gobierno de Sheinbaum, están rindiendo mayores frutos que una actitud pendenciera.
No hay forma de que México pudiera tener mejores resultados enfrentando a su principal socio comercial, al que le destina el 80 por ciento de sus exportaciones.
Desde la perspectiva de EU el foco de atención en la relación bilateral con México, ha estado más centrado en dos temas que no son comerciales: la migración y el combate al narcotráfico, ambos, son exigencias puntuales y persistentes del gobierno estadounidense.
De hecho, de su nivel de resolución (sin indicadores objetivos pre establecidos), el gobierno de EU ha condicionado un menor nivel arancelario para México.
La lectura de la Jefa del Ejecutivo y de su negociador principal, Marcelo Ebrard ha sido correcta. El mundo cambió y hay que adaptarse a los cambios.
Nadie podía salvarse de los aranceles que está anunciando y aplicando EU.
El mundo entró en un nuevo sistema comercial, con la imposición de aranceles recíprocos por parte de Estados Unidos, reconoció recientemente el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.
Dejó muy claro que México busca un sistema preferencial, con el que pague lo menos posible respecto del conjunto de naciones que están siendo objeto de aranceles en distintos niveles.
Pero México todavía no puede cantar victoria. Además de los avances en materia de migración y combate a las drogas, tiene otras asignaturas que EU pondrá sobre la mesa.
Una de ellas tiene que ver con la restricción de la relación comercial de México con China.
Y otras de mayor grado de resolución tienen que ver con la política energética que recientemente fue ratificada por el gobierno mexicano y que preocupa al gobierno de EU y a sectores empresariales de ese país.
Por lo pronto, Ebrard, está en Washington y busca aminorar el golpe arancelario en contra del acero y aluminio y de la industria automotriz y de autopartes.
Ha hecho buenas relaciones en la capital estadounidense, veremos qué tanto logra avanzar. Al tiempo.