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Mixtape: 40 años de "Let It Be" de The Replacements
En la azotea de la casa ubicada en la dirección 2215 Bryant Ave. South, en Minneapolis, Minnesota, el fotógrafo Daniel Corrigan reunió a los cuatro integrantes de la banda: el vocalista y guitarrista Paul Westerberg, el guitarrista Bob Stinson, el bajista Tommy Stinson y el baterista Chris Mars. Su lente captura una foto misteriosa y llena de complicidad. Es un club secreto al que quieres pertenecer.
Let It Be es una postal sobre la adolescencia. El tercer álbum de The Replacements, editado el 2 de octubre de 1984 (Twin Tone Records) y que celebra 40 años de su lanzamiento, fue el momento en el que Paul Westerberg dejó la adolescencia para comenzar a mirar hacia la incertidumbre de la adultez.
Westerberg comienza a explorar en sus letras sentimientos y terrenos musicales desconocidos que continuarán en sus trabajos posteriores Tim, Pleased to Meet Me y Don’t Tell A Soul donde mira hacia el fondo del vaso y el vacío de la clase trabajadora estadounidense. Sin el brío y la pomposidad de Bruce Springsteen, Paul Westerberg, junto con Bob Mould de Hüsker Dü, es tal vez uno de los letristas más importantes de los años ochenta y uno de los máximos representantes de la generación del rock alternativo.
Como toda la obra de The Replacements, Let It Be es un disco de opuestos y contradicciones. A momentos parece una lista de las cosas que les gustan y lo que no les gusta. Es el disco que mayor refleja las contradicciones de la adolescencia.
“I Will Dare” comienza con el brío del amor juvenil. El riff de la guitarra de Bob Stinson y la batería de Chris Mars son el sonido del ímpetu de los adolescentes. Las patadas de adolescentes, dirían The Undertones. Con un solo de Peter Buck de R.E.M., la canción pone el ritmo para lo que será un relámpago de emociones. “Favourite Thing”, “We’re Coming Out” y “Tommy Gets His Tonsils Out” son los vestigios de sus primeros álbumes. Escupitajos de punk frenéticos que no te permiten respirar, al igual que “Gary’s Got a Boner”.
“Androgynous” es una copla a la aceptación y a la diversidad sexual, tan avanzada en su postura hoy en día como lo era hace 4 décadas. Un piano y la voz acompañan una canción perfecta. Junto con “Sixteen Blue” son canciones que abordaban la diversidad sexual en medio de la era Reagan.
“Black Diamond” es la esquina de los freaks que en los años ochenta seguían fascinados por el maquillaje de KISS. Este cover desparpajado, que cierra el lado A del disco, proviene de un apestoso garaje lleno de humo donde la banda toca hasta altas horas de la noche ese ruidoso rock n roll.
“Unsatisfied” es el punto de quiebre y sin retorno del disco. Luego del exceso de la fiesta, la pregunta que Westerberg nos hace nos regresa sobriamente a la mañana siguiente: Mírame a los ojos y dime si estás satisfecho.
“Unsatisfied” puede ser considerada como la balada de rock alternativo por excelencia en la que Westerberg proyecta todas sus inseguridades sobre el éxito y la fama. The Replacements siempre pareció una banda al borde del colapso. Era una banda que podía ofrecer los conciertos más brillantes o los más desprolijos y sin ninguna consideración para el público.
“Seen Your Video” era una afrenta a la vacuidad de la estrella de rock que los músicos de aquella generación alternativa de los años ochenta criticaban, pero a la vez trataban de emular y crear su propia fantasía. El antirockstar llegaría unos años después en la figura trágica de Kurt Cobain, pero las bases habían sido sentadas años antes.
“Answering Machine” nos deja al borde del colapso al igual que todas esas noches en vela donde lo único que recibimos es la máquina contestadora, el buzón de voz o la palomita en gris.
Let It Be es como tus fotos de la preparatoria. Es una experiencia a momentos incómoda que te conjura a los fantasmas del pasado, te recuerda la confusión, el brío y la inocencia de aquella época. Es una visión un poquito distorsionada, una película ligeramente matizada y un recordatorio de lo similares que seguimos siendo.