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Pausa en la comunicación de la SRE
La comunicación social en la Secretaría de Relaciones Exteriores no logró sortear la típica barrera que sexenio tras sexenio aparece: la intolerancia hacia la crítica y la seducción por tener rehenes en coberturas y en la opinión.
El entonces secretario Marcelo Ebrard eligió a Roberto Velasco como director general de Comunicación Social porque, supuestamente, no tenía en su camino profesional la mala suerte de tratar con periodistas; no tenía el “vicio” que genera la endogamia simbolizada por el sobre, el chayote o el embute.
La perversidad es otra de las externalidades negativas que genera el trabajo en la comunicación social; en el camino se pierde del objetivo primigenio de la actividad: informar a la sociedad, lo mismo malas como buenas decisiones del secretario en turno.
Las oficinas de comunicación social son transformadas en agencias de publicidad donde, en muchos de los casos, se comercian menciones, publicaciones y aplausos.
Entre los “amigos” de los directores y personal del área de comunicación social de la SRE durante el actual sexenio, no se encuentra la sección Geopolítica de El Economista. Es claro que, de haberse aplaudido el abrazo de Marcelo Ebrard con Evo Morales, la empatía de AMLO con Nicolás Maduro y el falso reconocimiento de la existencia de una política exterior feminista, es muy probable que los funcionarios de SRE hubieran tratado con profesionalismo la relación con El Economista, pero no ocurrió.
¿Cómo se puede avalar el intento de fraude electoral por parte de Morales en las elecciones de 2019 y la violación a la Constitución de Bolivia por no haber respetado el resultado del plebiscito donde la mayoría de los bolivianos le dijeron que ya no se presentara en la boleta presidencial? ¿Por qué razón el presidente AMLO recibió a Morales en México con este tipo de antecedentes?
¿Cómo avalar la supuesta existencia de una política exterior feminista si el presidente AMLO no desarrolló una estratega al respecto? La subsecretaria Martha Delgado hizo las veces de publicista promoviendo la idea de su existencia. Delgado pensó que publicitando frases en redes sociales, como lo hizo desde China cuando viajaba por los cubrebocas durante la pandemia, México se convertiría en una nación con una política exterior feminista.
Sería interesante que la SRE hubiera contratado cursos sobre códigos deontológicos en el periodismo; conocer el sector los hubiera hecho crecer como profesionales.
Los famosos comunicados están fuera de tiempo. Creer que publicarlos en su página web y enviarlos a los reporteros de la fuente es el fin último del área.
En general, la SRE no presentó novedades en comunicación social. Si acaso dirá que AMLO hizo y deshizo la política exterior. En ese caso, lo mejor hubiera sido cerrar la oficina de la SRE. Total, la aportación principal del sexenio en política exterior fue la pausa diplomática.