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Opinión

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Una política de aviación 3

En las últimas semanas hemos hablado de la necesidad de establecer una política pública de transporte aéreo e industria aeroespacial. Existen muchas aristas en este asunto, ya que aunque se dice fácil, en realidad una política en este sentido involucra muchos temas y, sobre todo, incluye a muchos sectores que deben intervenir en un asunto tan importante. 

Tal vez lo primero que habría que destacar (y eso que ya tocamos el tema en las dos entregas anteriores) es que una política pública no se dicta y no se publica, se construye. Es decir, la política pública debe ser resultado de una serie de acuerdos entre diversos actores para que juntos se pongan de acuerdo y se complementen en cuanto a sus visiones y sus aportaciones.

Es absurdo pensar que la aviación solo puede incluir al sector público al establecer sus prioridades. Es cierto que las vías generales de comunicación son del Estado, pertenecen al país y por lo tanto, deben estar bajo la salvaguarda pública. Pero también es cierto que el poder público no puede -él solo- prestar los servicios que le requieren dichas vías. Sobre todo, no hay manera de hacerlas rentables y con tecnologías de vanguardia si no existe el concurso privado.

Pero es absurdo pensar que hoy en día el transporte aéreo puede estar divorciado de la industria aeroespacial. Toda la tecnología aplicada a los nuevos vehículos de transporte aéreo (con combustibles no contaminantes o con propulsores nuevos; con tripulaciones al mando o con pilotos a distancia) son un componente del transporte aéreo, aunque ambas industrias tengan cada una su propia dinámica.

La política pública debe incluir a ambas y debe incluir también el andamiaje jurídico, estructural, financiero, operativo y profesional que les dé coherencia. Pensar que sólo es necesario tener las normatividades que le permitan al sector transporte aéreo operar con los criterios de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y sus derivaciones es suficiente, es pensar con una visión muy limitada.

Lo que ha hecho que el sector de la transportación aérea sea eficiente y competitivo es tener una visión comercial y social al mismo tiempo, de crecimiento en el largo plazo, de conectividad, de servicio a comunidades alejadas y de desarrollo para un país como el nuestro que está en un lugar geográficamente tan estratégico pero que no le ha sacado partido pese a que tiene tratados comerciales y muchos acuerdos que le permitirían ser una verdadera potencia en el ámbito de la logística.

Otro aspecto tiene qué ver con la industria aeroespacial, donde lo más importante es desarrollar proveedores que le permitan al país cerrar la brecha entre las importaciones de partes y la exportación de éstas o de productos terminados. Si creciéramos en la profundidad del sector, desarrollando proveedores, nos podríamos asegurar un lugar en el TOP 10 de los países que la mueven a una industria que vale más de 750,000 millones de dólares y que promete seguir creciendo.

¿Qué necesitamos? Pues en primera instancia tener los atributos para producir más y mejores bienes en el rubro aeroespacial. Tenemos una industria como pocas, enfocada y bien prospectada. Tal vez lo que necesitamos es que, si el gobierno no ayuda, al menos que no estorbe.

¿Es mucho pedir?

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