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Política, Malestar y Esperanza
Tras la resaca de la victoria de Trump, recrudecida ante el perfil de quienes integrarán su gabinete, dos libros publicados recientemente me han sido útiles para entender el origen del tsunami político-social en la base de electores Republicanos, así como el contexto que México y el mundo habrán de enfrentar. En primer lugar, el de la politóloga española, Alicia Valdés, Política del malestar; y el último libro de Byung-Chul Han, filósofo sud coreano de la Universidad de Berlín, El espíritu de la esperanza.
Valdés hace un análisis de la política, más allá de lo racional, del porqué del malestar de nuestra sociedad occidental contemporánea, expandiendo la hipótesis fácil de que los electores somos irracionales cuando votamos a favor de alguien que va en contra de nuestros propios intereses. La victoria de Donald Trump no se explicaría solo con base en esta teoría del comportamiento político de los estadounidenses. “Ahondar en el análisis implica no limitarse a la explicación basada en los cálculos del Yo y cuestionarnos qué otros elementos entran en juego en la toma de decisiones.”
La respuesta de Valdés es que al igual que con un individuo, estudiar el comportamiento de la sociedad requiere de herramientas como el psicoanálisis. Para explicar porque en las sociedades más desarrolladas del mundo, los electores de sectores populares de Europa y en Estaos Unidos están optando por gobiernos de derecha (y no de izquierda), usa la descripción de la depresión, “una enfermedad de la responsabilidad, en la cual domina el sentimiento de insuficiencia. El deprimido no está a la altura, está cansado de haberse convertido en sí mismo”. Y de la Realidad Política, como un contexto en el que la sociedad en su conjunto se siente frustrada e insatisfecha.
Ya Martha Nussbaum, en su texto La monarquía del miedo, había adelantado que el miedo atenta contra las instituciones y la vida de la democracia liberal. Para Byung-Chul Han, el tema es más grave, desde su perspectiva “la democracia solo prospera en una atmosfera de reconciliación y diálogo. Quien absolutiza su opinión y no escucha a los demás, ha dejado de ser ciudadano. Cuando impera el miedo las diferencias no se atreven a mostrarse, de modo que se produce una prosecución de lo igual. El miedo cierra las puertas a lo distinto”.
Para entender la victoria de Donald Trump y lo que su gobierno puede significar en las instituciones de Estados Unidos, así como su relación con otros gobiernos en el mundo, es necesario partir de un reconocimiento del cansancio de amplios sectores de estadounidenses con la falta de resultados y el bienestar al que aspiran. La retórica ideológica de MAGA, más allá de los graves errores de Biden-Harris y el partido Demócrata, conecta con esa depresión, angustia y ese miedo, para ofrecer la esperanza de algo mejor.
Así, ante su Realidad Política de ser un Presidente que “no pertenece a la clase política de Washington”, y sin filtros ya que no podrá reelegirse en 2028, veremos acciones de Trump para satisfacer lo que desde su visión del mundo necesita su país para sanarse. Durante su campaña nos ha amenazado, y tratará de cumplirlo, de tener una agenda feroz en migración, en fentanilo-crimen organizado, contra la presencia de China en nuestro país, entre otras. Pero, sobre todo, Trump vendió la esperanza de otro rumbo. Explicando el efecto psicológico de la esperanza, Han afirma, “A diferencia de la esperanza, la expectativa y el deseo están vinculados a un objeto o a un acontecimiento. La esperanza es abierta, se dirige a algo más amplio.”
Así pues, en la cabeza de Trump las cárceles de Estados Unidos están “llenas” de criminales que entraron a su país ilegalmente. El próximo zar para migración, Tom Homan tiene la instrucción de comenzar con acciones claras y contundentes en este sentido. ¿Qué tal que se le ocurra por comenzar deportando criminales de regreso a sus países? Podríamos ver que Pete Hegshet, nominado para secretario de Defensa, en coordinación con Homan, usen a la Fuerza Aérea para deportar reclusos. Visualice esa imagen, filas de “criminales” (la gran mayoría latinoamericanos), esposados, abordando aviones del US Air Force. Todo para atender la depresión, angustia, miedo y, sobre todo, la esperanza de quienes comulgan y votaron por la promesa de MAGA.