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Opinión

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Presupuesto 2025, el país que quieren

El presupuesto de un gobierno es testimonio inapelable de sus verdaderas intenciones y prioridades. El Gobierno de México no intenta enmascararlas en su presupuesto 2025; son diáfanas: 1) Mantenerse en el poder indefinidamente comprando voluntades y votos por medio de subsidios y dádivas masivos. 2) Marcar el territorio nacional con proyectos megalómanos, sin importar que sean improductivos y no rentables, para alimentar la vanidad del Jefe Máximo. 3) Profundizar la militarización del país entregando presupuestos, negocios y proyectos innumerables a las fuerzas armadas, ejercidos de forma absolutamente opaca y discrecional; esto, presumiblemente, para asegurar el apoyo y lealtad castrenses ante cualquier circunstancia. 4) Reafirmar como precepto ideológico fundamentalista la reconstrucción y preservación a toda costa de monopolios de gobierno en energía, considerando al petróleo (menguante) como santo grial de la soberanía nacional. Estos cuatro objetivos explícitos en el presupuesto 2025 se financian con: A) el desmantelamiento de instituciones y servicios públicos esenciales, y, B) un creciente déficit público y acumulación consecuente de deuda. Otra forma de financiamiento “virtual” es una contabilidad creativa en el propio presupuesto 2025, en el que se exageran variables de crecimiento del PIB (3%) y por tanto de recaudación fiscal, tipo de cambio (18.2 peso/dólar), y precio del petróleo (57 USD por barril), para aparentar “consolidación fiscal” y así intentar tranquilizar a los mercados, y contener una baja en la calificación crediticia del país. No importa que pronto se deba recurrir a aumentos de impuestos ya que los subsidios, cimiento del régimen, nunca serán afectados.

Se proyecta para 2025 una recaudación fiscal de 5.3 billones de pesos (bdp) con ISR (2.8 bdp), IVA (1.46 bdp), IEPS (0.7 bdp), y otros impuestos y derechos (0.24 bdp), lo que apenas representa 14% del PIB, algo insólitamente bajo – por la informalidad – incluso para América Latina. Lo anterior, más percepciones derivadas de contribuciones de seguridad social, derechos, e ingresos de organismos y empresas arroja un total de ingresos de 8 bdp. Frente a estos ingresos, el gasto previsto es de 9.2 bdp, del cual, el gasto programable es de 6.5 bdp; el resto es gasto no programable, sobre el que no hay margen de maniobra (principalmente pensiones contributivas, costo financiero de la deuda y participaciones a estados y municipios). Así, se genera un déficit de 1.2 bdp, casi el 4% del PIB, que se convierte en deuda pública; llegando, acumulada, a 18 bdp, que peligrosamente es más del 50% del PIB (en 2018 era de sólo 10.5 bdp).

Es muy importante precisar los rasgos más sobresalientes del gasto, para identificar sin equívocos el perfil real del gobierno. Se otorgarán subsidios y dádivas clientelares (para eso pagamos impuestos) por 836,000 millones de pesos (mmdp), de los cuales, 483 mmdp serán para pensiones no contributivas, y el resto, para subsidios diversos, becas varias, subsidios para padres de familia en escuelas, para jóvenes que no estudian ni trabajan, para el perverso programa “Sembrando Vida” (que causa deforestación), y precios de garantía y fertilizantes para campesinos, vivienda social y subsidios a mujeres mayores de 60 años. Estas subvenciones, más las pensiones contributivas por 1.7 bdp, sumarán 2.5 bdp, o sea 38% del gasto total programable. Proporción que será creciente e insostenible. Se arrancarán el próximo año obras ferroviarias faraónicas no rentables, con una primera asignación de 150 mmdp, directamente a las arcas de los militares, donde destacan más de 40 mmdp para el Tren Maya, que es un desfalco monumental a la Nación. A ello hay que añadir subsidios también militarizados de miles de millones de pesos al AIFA, así como a los aeropuertos civiles manejados por las fuerzas armadas. Cabe destacar que los presupuestos militarizados se ejercerán con total opacidad y discrecionalidad ya que son de “seguridad nacional”. En Pemex se tirarán a la basura 136 mmdp para pago de deuda de una empresa estructuralmente quebrada, más aportaciones patrimoniales por alrededor de 160 mmdp a cargo de Sener. (Pemex tendría que ser liquidada o privatizada por un gobierno serio). Para sufragar estos gastos, además del considerable déficit y endeudamiento previstos, se recortan servicios públicos y aportaciones a estados y municipios. Se reduce el presupuesto global de Semarnat en 40% (con dedicación a quienes esperaban un gobierno “ambientalista”), 28% en Infraestructura Hidráulica, 36% a Seguridad y Protección Ciudadana, 34% a la Secretaría de Salud, 30% a Cultura, y casi 18% al Inegi. Los organismos autónomos (Cofece, INAI, IFT, CRE, CNH, Coneval) son destruidos. El presupuesto para carreteras cae 21%, y se recorta 10% para combate a la corrupción, aparte de una reducción aproximada de 8% a Ciencia y Tecnología, a tecnológicos y a universidades públicas. Es un presupuesto que en gran medida privatiza el gasto público, entregándolo individualmente en manos privadas y a militares, en detrimento radical de bienes y servicios públicos en salud, educación, seguridad, medio ambiente e infraestructura productiva. Según afirman, este es el país por el cual votó la mayoría. Disfrútenlo...

Político, ecologista liberal e investigador mexicano, ha fungido como funcionario público y activista en el sector privado. Fue candidato del partido Nueva Alianza a Presidente de México en las elecciones de 2012.

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