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Puerto de Manzanillo, ¿congestión?
En términos metafóricos, se encendieron las sirenas electrónicas del Puerto de Manzanillo.
Afortunadamente, no se trata de un incendio, un desastre natural, la fuga de alguna sustancia peligrosa o la colisión entre barcos.
Aunque, por la dimensión de los daños económicos que está generando, podrían hacerse sonar las sirenas electrónicas.
Los problemas que se están registrando en el Puerto de Manzanillo, deberían ser, al menos, una alerta para las autoridades relacionadas con el comercio exterior, en el gobierno.
El sector privado, importador y exportador, ya registra la alarma.
Se trata de un problema de saturación, del principal puerto de México.
El Puerto de Manzanillo es considerado el más importante y activo de México.
Es el puerto principal para importadores y exportadores de países asiáticos y la mayoría de exportaciones que transitan por ese puerto están destinadas a Estados Unidos, Canadá, Guatemala y Colombia.
El de Manzanillo está entre los 5 más activos de entre los más de 100 que operan en México y que conectan con más de 145 países.
El Puerto de Manzanillo amaneció este lunes 21 de octubre, con 10 buques de carga general, fondeados en la bahía exterior al recinto, una señal clara de la creciente congestión en la infraestructura portuaria.
El pasado 17 de octubre el mismo puerto registró 17 buques fondeados: 10 de carga general y 4 contenedores.
Son registros cada vez más frecuentes, de navíos varados.
Desde el ámbito privado refieren que el problema comenzó hace 11 meses, con la disposición y ejecución de los cambios a las Reglas de Operación del Puerto que limitaron la descarga de buques de carga general.
Los buques de contenedores también enfrentan dificultades, aunque en menor proporción.
De acuerdo con las mismas fuentes, la productividad del Puerto de Manzanillo registra un descenso desde el año 2020 y el declive se ha pronunciado en los últimos 10 meses, medido por las toneladas descargadas por día.
El tiempo de estadía de las cargas pasó de 48 a 168 horas por buque, lo que redujo la capacidad dinámica del puerto de 120 mil a 30 mil toneladas mensuales.
La productividad en la descarga y entrega se encuentra por debajo de los índices previos a 2022, con un proceso operativo actual que ha aumentado el tiempo de descarga de tres a ocho días.
Este retraso afecta el movimiento de rollos de acero para la industria automotriz; a la industria del envase que incluye: latas para refrescos, atún, cerveza y otros materiales específicos de construcción, esenciales también, para la producción de estructuras metálicas a gran escala.
La carga general en el puerto de Manzanillo, el segundo segmento más relevante tras los contenedores, muestra una caída constante.
En 2022 alcanzó 2 millones 403 mil 332 toneladas, un descenso del 2.5%.
En 2023 cayó un 22.5% anual, manteniéndose en 2 millones 403 mil 419 toneladas.
Hasta septiembre de este año 2024, apenas se registraban 1.47 millones de toneladas, lo que hace poco probable alcanzar las cifras anteriores debido a la crisis operativa.
De acuerdo con datos de los empresarios de carga, desde que empezó la problemática, se calcula que los retrasos constantes en el Puerto de Manzanillo, han generado un sobreprecio a alrededor de 1 millón de contenedores.
Por demoras y almacenamiento, en promedio se pagan 11 mil dólares por contenedor.
En el plano oficial, fuentes cercanas a la operación del puerto explican que los barcos en la zona de fondeo, no implica necesariamente que tengan problemas de acceso al puerto.
De acuerdo con las reglas oficiales, los buques de línea regular tienen garantizado el espacio y pueden acceder al muelle según su programación.
Por otra parte, los barcos trampa (que no siguen un itinerario fijo) deben esperar en la zona de fondeo y, en ciertos casos, pueden experimentar períodos prolongados de espera si la demanda es alta o si el espacio en el muelle está completamente ocupado.
Las autoridades portuarias regulan el tiempo que un barco puede permanecer en fondeo, con el fin de facilitar la rotación y evitar congestionamientos innecesarios.
Los contratos de fondeadero son un mecanismo que permite a los operadores gestionar el tiempo y los costos asociados a las demoras.
En resumen –afirman– la zona de fondeo en Manzanillo juega un papel vital en el funcionamiento del puerto, y la combinación de las normas operativas y las características del tráfico marítimo determina la dinámica de los barcos que llegan.
Es un equilibrio delicado que, si se maneja adecuadamente, puede optimizar las operaciones y garantizar un flujo eficiente de carga y pasajeros.
Nos refieren que el secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, sigue de cerca el tema.
Ojalá que en breve, se aclaren las cosas. Lo cierto es que desde el sector privado hay alarma y preocupación por la caída en la productividad y la elevación de los costos.
Se trata de uno de los puertos más importantes del país y todo debería operar eficaz y transparentemente.
Al tiempo.