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Opinión

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A resignarse. Seis años más

México está perdiendo oportunidades en relocalización, mientras persisten preocupaciones sobre la reforma judicial, Pemex y CFE. Urge un plan sólido de desarrollo e inversión.

Eso de construir un coche eléctrico suena como la vacuna patria, lanzar un satélite propio desfasado, México lanzó el sistema Morelos desde el gobierno de Salinas de Gortari. Y no, nos quitaron los trenes, se le puso un alto al tiradero de dinero que significaban. 

Yo no esperaba un deslinde de la presidenta Claudia Sheinbaum con su promotor e impulsor, tampoco un distanciamiento con su partido, no estaba (ni estoy) entre quienes creían que la banda presidencial la transformaría, no había elementos para creerlo.

Lo que sí esperaba visos de un proyecto diferente del que tiene al país en precarias condiciones, que se hiciera presente su lado científico (no sé si lo tenga, quizás sí, ya veremos). No fue así.

A México se le está yendo el tiempo de la relocalización, países de Asia y América ya se adelantaron, hay pendientes ineludibles que reclaman soluciones urgentes que, de acuerdo con lo anunciado por la presidenta no se observan, no es suficiente con una promesa de respeto de las inversiones cuando el tema de la reforma al Poder Judicial tiene alarmados a nacionales y extranjeros, mantiene la sobreprotección de Pemex y la CFE y aunque hay quienes interpretan que hay un cambio en el tema de energías renovables, no pasó de una mención que los muy optimistas traducen en buenas intenciones.

Para dar un paso al frente en la competencia se necesita un proyecto de investigación y desarrollo bien estructurado, buscando oportunidades como en su tiempo lo hicieron China, India, Corea del Sur y en estos tiempos Australia, países que desarrollaron talento acorde a las necesidades, abrieron las puertas a la inversión y sus resultados están a la vista.

Por ejemplo, en el tema del carro eléctrico, ya hay una feroz competencia, en México hay marcas de todas partes, de hecho las de China constituyen un serio problema con Estados Unidos que muy pronto traerá severas consecuencias.

Si la industria del automóvil se ha convertido en una fortaleza para México, de hecho, es el principal motor de nuestra economía, ya se cuentan con diversos clústeres, hay en esa industria oportunidades muy atractivas para colocarse a la vanguardia. Estados Unidos tiene en marcha la producción de chips para frenar el dominio chino, ahí está una oportunidad, pero se necesita trabajar con el vecino en el marco del tratado comercial.

Para eso se necesita regresar al caminino de las buenas relaciones internacionales y no se podrá con obsesiones trasnochadas como la que han complicado con España, el segundo socio comercial.

Los paisanos no son héroes, son víctimas que no encontraron oportunidades en sus comunidades, que fueron expulsados por la violencia en sus regiones, que bueno que se considere mejorar los consulados, pero no es suficiente, también los mexicanos en Estados Unidos pueden aportar más que los dólares para dar de comer a sus familias.

El soporte de gobierno siguen siendo los programas sociales, qué bueno que se pueda apoyar a quienes lo necesitan, pero los subsidios generalizados no resuelven; ampliar la cobertura a más estratos de la población exigirá dinero que no se tiene.

¿Se va a resolver con recortes al gasto? ¿Con más deuda? ¿Negando servicios básicos en seguridad, salud, educación, campo y una infraestructura insuficiente?

¿Otros seis años perdidos?

Al margen

La nota del día fue el beso de la discordia. Algo debería decirles.

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Es analista, consultor y conferencista. Autor del libro Periodismo Radiofónico una Revisión Inconclusa, Editorial Porrúa y Coautor de Comunicación Política 2.1 modelo para armar, Editorial Etcétera.

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