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Sin responsabilidad
Uno de los principios fundamentales de la democracia es lo que se denomina “rendición de cuentas”, y que en el fondo representa la obligación de todo gobernante de ofrecer a la ciudadanía explicaciones sobre los actos ejecutados por esa autoridad, tanto en términos económicos como por decisiones políticas que está forzado a justificar.
Para ello se requiere de un andamiaje institucional que evite cualquier intento de los señores de poder de ocultar información que debe ser pública, excluyendo asuntos considerados de “seguridad nacional”. Por ello es fundamental delimitar este último concepto para evitar que en nombre de la “seguridad nacional” se oculten los abusos del poder sin límite alguno.
Es por esta razón que el Instituto Nacional de Acceso a la Información ha desparecido. Los gobiernos de la 4T, sabedores del riesgo político que representa dar a conocer los fenómenos de corrupción pasados y presentes, pretenden eliminar cualquier instancia que pudiese hacer ver a la opinión pública el grado de descomposición de este nuevo régimen.
El autoritarismo como tal no está dispuesto a asumir responsabilidad alguna sobre el fracaso de su proyectos, ya sea la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya o el aeropuerto de Santa Lucía. Descubrir su inutilidad y falta de rentabilidad los llevaría prácticamente a destruir la legitimidad de su caudillo y de su supuesta superioridad moral frente al resto de la clase política.
Es por ello que frente al fraude del abasto de medicinas en Birmex, la necesidad de cubrir el robo de recursos públicos durante el gobierno de AMLO, obliga a Sheinbaum a rehacer el sistema de salud sin asumir el costo del desastre dejado por su antecesor.
No existe en esta nueva versión del autoritarismo priista, ni siquiera la posibilidad de culpar al pasado como lo hacían los gobiernos de la hegemonía tricolor, porque la ruptura con el jefe máximo no está en la agenda de Claudia. De esta forma la cobertura política o más bien la complicidad absoluta es la condición indispensable para mantener la unidad del movimiento.
Así, la 4T esconde de manera efectiva no únicamente los datos que deberían ser presentados a la ciudadanía, sino la guerra interna desatada entre los fieles al tabasqueño y los que apuestan por la permanencia de la presidenta como un nuevo liderazgo.
En todo caso la responsabilidad por los actos de gobierno ha desaparecido tanto en términos institucionales, como en las acciones de gobierno. El ejemplo de gobernadores como Rubén Rocha en Sinaloa, es que incluso se puede estar coludido con criminales y nada sucede.
México se ha convertido en un país sin ley, donde los hombres y mujeres del poder no tienen porque rendir cuentas ni asumir responsabilidad alguna por sus actos.