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Los secretos del plan de gastos (Parte 2 de 2)
En la primera parte conté lo difícil y frustrante que fue para mí controlar mi gasto y hacer un presupuesto que me funcionara. Leí muchos libros al respecto, trabajaba muchísimo en registrar cada centavo en una hoja de cálculo sumamente detallada, hasta que por accidente, en una conversación informal, mi abuela me dio las respuestas que buscaba.
Poco tiempo después, encontré una hoja de cálculo llamada YNAB que contenía una metodología muy consistente con las claves que me había contado mi abuela y que me dio claridad adicional.
Mis abuelos nunca presupuestaron ingresos. Cuando recibían su ingreso (en esos tiempos en efectivo), se sentaban, planeaban cómo lo iban a gastar para cubrir sus necesidades (incluyendo el ahorro y sus gastos irregulares) y lo dividían en sobres. Así de sencillo.
Por eso en lugar de presupuesto, le llamo plan de gastos. Éstas son las reglas (que están basadas en las de YNAB):
Regla 1: Dar a cada peso que ganamos un trabajo
Cada vez que nos pagan, tenemos que sentarnos y hacernos una simple pregunta: ¿Qué es lo que necesito que este dinero haga por mí, antes de que me vuelvan a pagar?
Entonces empezamos a decidir: esto es el ahorro (pagarnos primero a nosotros mismos), esto para la renta o hipoteca, esto para la luz, para el agua, para comida, para diversiones, etc.
De esta manera, nosotros le decimos a nuestro dinero qué es lo que tiene que hacer. Nosotros damos las órdenes. Estamos en control.
En este sentido, es fundamental distribuir la totalidad de lo que hemos recibido. Todos los pesos deben tener un trabajo. De lo contrario, harán lo que les venga en gana (el dinero es muy rebelde).
Este es un ejercicio de prioridades. Cuando lo que hacemos con nuestro dinero está alineado con nuestros valores, con las cosas que más nos importan, nos sentimos más felices.
Regla 2 - No te olvides de tus gastos irregulares
Una de las razones por las que los presupuestos fallan es porque la gente no contempla la totalidad de sus gastos irregulares. Por ejemplo, regalos que de vez en cuando hay que hacer, consultas con el dentista que ocurren cada seis meses, pagos de Predial o de seguros, regreso a clases, inscripciones, entre muchos otros.
Entonces, cuando se presentan, causan un descontrol tremendo. Hay que ver de dónde sacar para pagarlos y mucha gente se ve obligada a endeudarse (aunque sea a meses sin intereses).
Los gastos irregulares por lo general son fuertes. La idea es anticiparlos, irlos “pagando” (separando) cada mes, de tal manera que cuando se presenten, el dinero esté ahí esperando y los podamos cubrir sin ningún problema.
Regla 3 - El plan de gastos no está escrito en piedra
A todos nos ha pasado: la realidad nunca sale exactamente como la habíamos planeado. Si pusimos 700 pesos en nuestro plan de gastos para la luz, pero el recibo llega por 1,200, no nos queda más que revisar nuestro plan y ajustarlo. Eso implicará quitar dinero a otra categoría para que en nuestro sobre correspondiente haya lo suficiente para pagar ese recibo de luz. Ni modo.
Si de repente se anuncia la preventa de un concierto al que queremos ir, pero que no teníamos contemplado en nuestro plan, tendremos que revisarlo y hacer ajustes. Ver cómo le hacemos para poder ir sin tener que endeudarnos.
A veces eso implicará tomar de otro lado (por ejemplo, de lo que estamos guardando para hacer un viaje). O quizá decidamos apretarnos el cinturón en otras cosas, porque el viaje es muy importante. O de plano, no ir esta vez. Todo depende de nosotros y de nuestras prioridades. La idea es permanecer en control y tomar decisiones informadas.
Regla 4 - Vivir un mes por delante y no por detrás
Jesse Mecham, el creador de YNAB, me enseñó el concepto de credit card float que me hizo darme cuenta que en realidad estaba viviendo un mes por detrás. Los gastos de este mes los pagaba con tarjeta de crédito, la cual pagaba con el dinero que ganaba el siguiente mes.
La idea de esta regla es hacer exactamente lo contrario: vivir un mes por delante. El dinero que gano este mes, lo gastaré el mes siguiente.
Esto da una sensación de tranquilidad y libertad que antes no tenía y que es difícil de describir. Uno tiene que vivirla para entenderlo. Pero es genial.
Un plan de gastos ayuda a tener nuestro dinero bajo control y tomar mejores decisiones. En este sentido, nos da libertad.