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Opinión

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¿Son los aranceles contrarios a MAGA?

Después de la estrepitosa derrota de Kamala Harris, el Partido Demócrata ha iniciado un análisis para desentrañar la paliza. De entrada, muchos han señalado que el error de origen fue haber sucumbido a que Biden fuera el candidato. Eran evidentes sus debilidades físicas y mentales. Luego, a pesar de la disciplina y organización de Harris, cuatro meses de campaña fueron insuficientes. La selección de la (el) candidata(o) en unas primarias podría haber resultado en alguien más competitivo para enfrentar a Trump. Los temas de la campaña no resultaron atractivos para un electorado mayoritariamente conservador y que no gusta de argumentaciones complicadas. Los mensajes simplistas y nacionalistas de MAGA pudieron más.

Ésta no fue una elección convencional en la que una plataforma política y económica le ganó a la otra. El triunfo refleja algo más profundo: la aceptación de valores éticos y morales donde no interesa ya si el Presidente miente, engaña, discrimina, divide, se burla, amenaza, viola la ley y es un delincuente convicto.

Para México, la segunda presidencia de Trump es una mala noticia a pesar de que la Presidenta nos diga de que “no hay nada de qué preocuparse”. Ya Trump declaró que sus primeras acciones al tomar posesión serán sellar la frontera para forzar a México a detener el paso de indocumentados y drogas, y firmar una orden ejecutiva para declarar a los cárteles del narcotráfico como organizaciones terroristas. Al mismo tiempo, insistirá en su amenaza de imponer aranceles a las importaciones de México si los flujos migratorios no se detienen.

Los efectos de la imposición de aranceles no son tan claros. Es simplista decir que el mayor arancel recae en su totalidad en el consumidor estadounidense al tener que pagar un mayor precio por el bien importado. Qué tanto del aumento lo absorbe el consumidor de Estados Unidos y qué tanto el exportador depende del sector del que se trate, de las características del mercado en cuestión y del proceso de fijación de precios. En términos técnicos, el impacto depende de las elasticidades de demanda y oferta en ese sector. No tiene el mismo impacto un arancel de 25% al aguacate que a computadoras ensambladas. Además está la consideración del tipo de cambio. Conceptualmente un arancel de 25% se neutraliza para los importadores con una depreciación de 25%, ya que éstas se abaratan. Habría que considerar entonces la magnitud de la variación cambiaria para evaluar el impacto neto. Dada la afectación de los aranceles a los empresarios de Estados Unidos que importan bienes e insumos de México, una buena estrategia sería aliarse con ellos para el cabildeo y la presión.

Un gran número de aranceles en numerosos sectores podrían forzar una recesión. Ello sería contrario al interés de promover MAGA. Los aranceles trumpistas son violatorios del T-MEC y sí pueden tener un efecto inflacionario en los dos países. Además, pueden ocasionar aranceles en represalia, llevando a una guerra tarifaria donde nadie gana. Lo que está en juego es serio: ¿Tienen México y Estados Unidos el firme compromiso para mantener un régimen de libre comercio y tener una revisión exitosa del T-MEC en 2026?

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Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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