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Ucrania necesita garantías de seguridad
Si Ucrania quiere sobrevivir a la guerra que actualmente libra contra Rusia, e iniciar el camino hacia la reconstrucción, necesita algo más que un apoyo simbólico o vagas garantías de seguridad. Necesita garantías de seguridad concretas y la OTAN debería proporcionárselas.
MADRID. Mientras Israel lleva a cabo una ofensiva terrestre en Líbano e Irán lanza misiles balísticos contra Israel, aumentan los temores de que el conflicto en Oriente Próximo se agrave pronto y atraiga a potencias como Estados Unidos. Pero Ucrania sigue librando su propia guerra, una que no tendrá ninguna posibilidad de ganar si sus socios internacionales, especialmente Estados Unidos y la Unión Europea, dirigen su atención a otros lugares.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, muy consciente de este riesgo, ha tratado de volver a poner a Ucrania en el centro de atención. Su visita a Estados Unidos incluyó reuniones con el presidente estadounidense, Joe Biden, y los candidatos a las elecciones presidenciales estadounidenses del mes próximo, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, así como una aparición en el Debate General de las Naciones Unidas.
Los logros de Ucrania son dignos de elogio. Cuando el Kremlin lanzó su invasión a gran escala en 2022, imaginó una victoria rápida. Los soldados tenían suministros para una misión de cinco días, que se suponía que terminaría con un desfile en Kiev (se dice que incluso habían empacado uniformes ceremoniales). Hoy, la otrora temida flota del mar Negro está en ruinas, y Ucrania incluso ha logrado capturar parte del territorio ruso. El liderazgo de Zelensky ha fomentado un sentido de identidad nacional más sólido en el pueblo que dirige que quizá cualquier líder en la historia reciente.
Pero las fuerzas rusas continúan consolidando sus ganancias en la región oriental del Donbas, y Ucrania está luchando con la escasez de municiones y reclutas. En este contexto, Zelensky presentó su “plan de victoria” –una estrategia destinada a fortalecer la posición de Ucrania en el campo de batalla, con el fin de aumentar su influencia en las negociaciones con Rusia– a los líderes estadounidenses.
La respuesta fue mixta. Si bien Biden reafirmó su “apoyo inquebrantable” a Ucrania y autorizó la liberación de 8,000 millones en ayuda militar, rechazó la solicitud de Zelensky de permiso para usar misiles estadounidenses para atacar objetivos en el interior de Rusia. Esto fue una gran decepción para Zelensky, pero para Biden, los riesgos son simplemente demasiado altos.
De hecho, apenas unos días antes de que Biden y Zelensky se reunieran en la Casa Blanca, el presidente ruso, Vladimir Putin, modificó la postura nuclear de Rusia para interpretar un ataque de un estado no nuclear, si es respaldado por una potencia nuclear, como un “ataque conjunto”, que podría justificar una respuesta nuclear. Si bien Biden hasta ahora no ha permitido que las amenazas nucleares de Putin lo intimiden y lo sometan (su administración ha seguido apoyando a Ucrania, a pesar de una larga serie de amenazas nucleares del Kremlin), sigue dispuesto a evitar una escalada.
En cualquier caso, Zelensky pronto tratará con un presidente estadounidense diferente, y mientras que Harris se ha comprometido a “garantizar que Ucrania prevalezca” en la guerra contra Rusia, Trump dice que buscará un acuerdo negociado inmediatamente después de la elección. Cuando Zelensky estaba en Estados Unidos, Trump inicialmente se negó a reunirse con él, aunque finalmente lo hizo, después de promocionar su “muy buena relación” con Putin. Zelensky también provocó una reacción negativa de los republicanos cuando visitó una fábrica de municiones en Pensilvania y criticó al compañero de fórmula de Trump, J. D. Vance, por oponerse a que Estados Unidos siga apoyando a Ucrania, que, según Vance, debería ceder territorio a Rusia en un acuerdo de paz.
Si Estados Unidos abandona a Ucrania, Zelensky tendrá pocas opciones. Biden ha logrado reunir apoyo internacional para Ucrania y mantener la cohesión entre los aliados de la OTAN, precisamente porque restauró la credibilidad de Estados Unidos como aliado y socio después de que Trump convirtiera a Estados Unidos en un hazmerreír. Harris podría ser capaz de mantener el historial de Biden (aunque, dado que el compromiso de Europa con Ucrania ya está tambaleándose, no sería fácil), pero Trump no podría ni podrá hacer lo mismo.
No debería sorprender, entonces, que Zelensky esté tratando de conseguir una garantía de seguridad hermética: su plan de victoria incluye una demanda audaz (y justificada) de una invitación formal de la OTAN para Ucrania. Putin cree, desafiando la historia y el derecho internacional, que Ucrania es parte de Rusia, en lugar de un país soberano. Esto hace que Ucrania sea fundamentalmente vulnerable a la interferencia rusa, las incursiones o algo peor.
Las garantías de seguridad ofrecidas en Budapest en 1994, cuando Ucrania renunció a su arsenal nuclear, fueron insuficientes para superar esta vulnerabilidad. Sólo los tipos de garantías de seguridad sólidas que acompañan a la membresía plena en la OTAN pueden impedir de manera creíble que Putin, o cualquier futuro líder ruso, viole la integridad territorial de Ucrania. Sin embargo, Estados Unidos se ha mostrado reacio a apoyar la solicitud de Ucrania de membresía en la OTAN, al menos, mientras la guerra esté en curso.
Si bien Europa no puede anular a Estados Unidos en este punto, algunos sugieren que puede ayudar a proteger a Ucrania de otra manera. Tradicionalmente, la membresía en la OTAN ha precedido a la adhesión a la UE, y la adhesión a la OTAN garantiza la seguridad política y económica que exige la membresía en la UE. En el caso de Ucrania, sin embargo, la membresía en la UE podría usarse teóricamente para anclar al país dentro de la UE.
Pero no está nada claro que la pertenencia a la UE por sí sola proteja a Ucrania de una futura agresión rusa. Por lo tanto, si las garantías de la OTAN siguen fuera del alcance de Ucrania, incluso después de que termine la guerra, deben encontrarse acuerdos de seguridad alternativos. Las garantías de Corea del Sur en virtud de su alianza con EU podrían ofrecer un modelo eficaz, especialmente considerando que Ucrania podría terminar dividida, al menos temporalmente, de manera muy similar a lo que sucedió con la península de Corea en 1945.
En última instancia, sin embargo, la OTAN es la mejor equipada para proteger a Ucrania. Y tiene buenas razones para hacerlo. La guerra de Ucrania no es sólo un conflicto regional; representa una lucha más amplia sobre los principios en los que se basa la estabilidad global, incluida la soberanía nacional, la integridad territorial y el Estado de derecho. También es una prueba de fuego para la credibilidad occidental, después de la desastrosa retirada de Estados Unidos de Afganistán en 2021.
La autora
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores de España y exvicepresidenta sénior y asesora jurídica general del Grupo del Banco Mundial, es profesora invitada en la Universidad de Georgetown.
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