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Ucrania y Taiwán: dos fronteras civilizacionales
La isla de Taiwán y el territorio que se encuentra entre las montañas de los Cárpatos y las estepas de Eurasia en el Este, que solemos llamar Ucrania, son las dos fronteras geográficas que dividen la civilización liberal y democrática de sus enemigos.
Podríamos describirlas como los polos críticos de la actual lucha entre los populismos autoritarios del siglo XXI y el mundo formado por la cultura grecorromana en Occidente, por un lado , y la combinación afortunada del liberalismo democrático y la cultura budista, daoista y confusiana en algunas zonas de Asia Pacífico, por el otro..
En este año, estos dos países no han dejado de estar amenazados por los dos principales detractores del orden liberal en el planeta: Rusia y China.
En el caso de Ucrania, continúa la intervención militar ilegítima del gobierno de Vladimir Putin iniciada en 2014, con la anexión de Crimea y acelerada dramáticamente en 2022, cuando el putinismo tenía la intensión de tomar Kyiv en pocas semanas o días. Como sabemos esto no se logró debido a la reacción heroíca del pueblo ucraniano y del valiente liderazgo de un líder improbable: Volodímir Zelenski.
El conflicto no se reduce, por supuesto, a los dos contendientes, pues involucra a Europa de manera significativa y también a Estados Unidos.
En la última Conferencia de Seguridad de Munich fue claro para quien quería ver que Europa deberá comprometerse mucho más con ayuda de todo tipo con el gobierno en Kyiv, no sólo por razones éticas sino para mantener su propio espacio de seguridad. Esto fue más que obvio después de que Vladimir Putin insistiera en que la utilización de armas nucleares por parte de su gobierno no está descartada. Debido a esta extraordinaria declaración, Putin puede considerarse un hostis humani generis, como bien lo han comprendido los jueces de la Corte Penal Internacional.
De la misma manera, la isla de Formosa - con su admirable democracia liberal - ha sido continuamente asediada por el régimen de Xi Jinping, un líder con claras pretensiones dictatoriales y hegemónicas.
Este cerco se ha venido ampliando desde el triunfo de Lai Ching-te, y su compañero de fórmula Hsiao Bi-khim del Partido Democrático Progresista (PDP). Este partido tiene sin duda la visión de un Taiwán independiente de la voluntad de Beijing de lo que lo tiene el otro gran partido taiwanés: el Kuomintang.
Como sabemos, hacia la última parte de este año Beijing desplegó su fuerza aérea en un espacio demasiado cercano a Taiwán. Hay que entender que la amenaza china a la Isla de Formosa no es sólo por un reclamo de soberanía, sino porque el régimen liberal y confuciano de Taiwán se ve como un insulto a la forma de vida política del comunismo capitalista autoritario que caracteriza al régimen chino.
Los destinos de Ucrania y Taiwán están conectado también porque un éxito ruso en conquistar Ucrania enviaría una señal ominosa para que Beijing se sienta capaz de intervenir militarmente en Taiwán.
Sin duda el acontecimiento más importante en este contexto fue la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Aún no sabemos cuál será el comportamiento del nuevo líder estadounidense en lo que se refiere al gran conflicto civilizacional en Ucrania y Taiwán. Pero más vale que lo entienda y rápido.
* Ángel Jaramillo Torres es internacionalista y politólogo. Actualmente es miembro del SNI, nivel 1 y asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).