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Vivienda de 600,000 pesos, ¿imposible?
El déficit de la vivienda sigue a la orden del día, y el ajuste de empresas igual, y aunque los motores para la creación de vivienda estaban lentos, el gremio espera que en este gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum avance de forma considerable.
Vamos por partes. Saquemos números. Al año se calculan 25,000 matrimonios a nivel nacional, de los cuales sólo 3,700 escrituran alguna vivienda. Así que el déficit o necesidades de vivienda son amplias.
Las empresas que encabezan el gremio son Pinfra, Homex, Javer, RUBA, Sadasu, Casa ARA, Hogares Unión y han dejado a un lado la construcción de vivienda para personas de bajos recursos, cuyo valor sea menor a 600,000 pesos.
Pero el programa de esta administración es que se hagan 1 millón y, aunque parezca una cifra alta, a decir del titular de la Canadevi, Alberto Moreno, se podrían incluso hacer 2 millones en este sexenio.
Bajo una política de vivienda donde todos los agentes involucrados se comprometan y participen. ¿Qué procede?
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV), en 2022, el registro de vivienda en todos los segmentos del mercado formal ascendió a 142,836 unidades, el número más bajo que se ha tenido desde 2007.
El segmento más construido fue el que superaba los 2 millones de pesos. En tanto que los desarrollos destinados al crédito con Infonavit, Fovissste y apoyo de la SHF, se estima que entre 2009 y 2022 eran apenas 2.2 millones de viviendas sociales. En este periodo, la vivienda económica pasó de 6,298 unidades en 2009 a solo 518 en 2022, 91.78% menos.
En realidad, toda la producción nacional de vivienda social ha ido a la baja.
Las necesidades y problemática son mayores, de acuerdo con la Sedatu y la Conavi, existen 8.5 millones de viviendas en situación de rezago. Del total, 16.33% requieren ser sustituidas; 71.64% necesitan acciones de mejoramiento y 12.02 % deben ser ampliadas o reemplazadas.
Las políticas de vivienda tendrán que ajustarse a mecanismos de financiamiento para economías mixtas e informales: con sistema financiero acorde a sus deficiencias y necesidades.
Donde también se tenga que regular la calidad de la vivienda de autoconstrucción, porque la falta de mantenimiento, la ausencia de estándares de construcción adecuados por la insuficiente asistencia técnica y la falta de servicios básicos como agua potable, saneamiento y energía eléctrica afectan la habitabilidad de las viviendas autoconstruidas y el bienestar de sus habitantes; genera una problemática que pone en disyuntiva el segmento de vivienda económica. Retos, sí, pero se pueden llevar a la realidad, sí.