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Volar en medio de turbulencia
Las noticias financieras no dan tregua. Los mercados bursátiles en Estados Unidos reportan pérdidas, la incertidumbre por la política de aranceles del presidente Trump genera ruido, y las perspectivas de crecimiento económico - global y nacional - no son optimistas. En un entorno así es necesario tomar decisiones que permitan a las empresas atravesar estos momentos con tranquilidad.
En mi experiencia, este tiempo requiere aplicar cuatro ejes que hemos seguido en los últimos años en OMA, y que nos permitieron no solo sobrevivir sino incluso salir fortalecidos de otros momentos complejos como los de la pandemia. Con estas medidas en los últimos cinco años la acción de OMA en la BMV creció un 150%, y pasó de ser un grupo local a formar parte desde el 2022 de Vinci, el grupo de aeropuertos más importantes a nivel mundial.
¿Qué acciones fueron clave para este crecimiento?
1. Tener la casa en orden. Desde mi llegada a OMA - en 2018 - la primera tarea fue tener una organización con finanzas sanas. Eso implicó hacer ajustes en las estructuras, tener mayor control de los gastos, deuda sana. Esas medidas permitieron, por ejemplo, entrar y salir de la pandemia prácticamente con el mismo personal, a pesar de la caída histórica en los vuelos, y por tanto en los ingresos. De haber llegado al inicio de la crisis con unas finanzas comprometidas, el resultado habría sido muy distinto.
2. Diversificación de ingresos. Apostar por una sola fuente puede ser efectivo en algunos negocios pero sin duda es una decisión de alto riesgo. En el caso del Grupo, el reto fue ampliar los ingresos más allá del cobro de la TUA, la principal fuente en cualquier aeropuerto - y fortalecer otras áreas como los ingresos generados por los locales comerciales, y en particular, por el crecimiento de los servicios de carga, y otros, como la oferta de parques industriales u hoteles. Eso llevó al grupo a que los ingresos no aeronáuticos hoy representen el 25 por ciento de la bolsa.
3. Ampliación de la capacidad de negocio con un enfoque de largo plazo. Tomar decisiones solo de corto plazo puede ser útil para ciertas industrias, no para quienes estamos en el negocio de infraestructura. Ampliar un aeropuerto - ya sea construir una nueva ala para pasajeros, una nueva torre de control, o una nueva pista para los aviones - implica tener claridad sobre cuáles habrán de ser las necesidades del sector no en unos meses, sino dentro de cinco, diez o veinte años, de ahí que la planeación en el sector sea con planes quinquenales. Sin una mirada de largo plazo no es posible crecer. En ese sentido, en los últimos seis años ha duplicado, por ejemplo, la capacidad de atender pasajeros en ciudades como Monterrey, Culiacán y Chihuahua; lo que permitió, en el conjunto de los aeropuertos, pasar de 18 a 27 millones de usuarios anuales.
4. Buena comunicación con los stakeholders. Finalmente, ninguna organización logra pasar por tiempos complejos sin una red que le acompañe. Eso pasa en primer lugar, por formar y retener equipos confiables, que sean capaces de tomar decisiones desde lo local. En el caso de OMA, con 13 aeropuertos en el país, es clave tener personas que conozcan las particularidades de cada lugar; al tiempo, que es necesaria una buena coordinación con aerolíneas, autoridades municipales, estatales y federal, todas involucradas de alguna u otra forma en la operación, lo que exige una comunicación permanente y fluida. Habrá que ver en las siguientes semanas y meses qué cambios hay en el entorno económico y existirán sin duda variables que ninguna empresa por sí misma pueda controlar. Por ello, enfocar las estrategias y esfuerzos en lo que sí depende de la gestión de cada organización es clave para salir bien librados y entregar buenas cuentas en estos tiempos turbulentos.
*El autor es CEO de Grupo Aeroportuario Centro Norte