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4T saca de su radar a controladores del tránsito aéreo
Hay 27% más plazas que en 2018 en los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, pero 39% menos controladores; en 2022 ese organismo ejercerá un presupuesto de 3,873 millones de pesos, lo que representa 35% menos que los 6,004 millones de pesos que se le aprobaron en 2021.
Durante los últimos tres años, los controladores del tránsito aéreo mexicanos salieron del radar de las prioridades del gobierno federal. Aunque se incrementaron las plazas para los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), las de controladores se redujeron considerablemente; existe una confrontación entre la administración y su sindicato, lo cual se tradujo en ambiente laboral hostil y, aunque ha generado denuncias ante la autoridad, no se han atendido. Además, hay un marcado aumento en la carga de trabajo.
Aunado a ello, los controladores fueron excluidos del rediseño del espacio aéreo mexicano, que comenzó a implementarse en marzo del año pasado (contemplando las operaciones de los aeropuertos internacionales de la Ciudad de México y Toluca), aunque ellos sean quienes lo operan. Todo eso, en el marco de las consecuencias de las medidas de austeridad establecidas por el gobierno y una pandemia que, si bien ocasionó una baja en el número de vuelos, en los últimos meses experimenta una franca recuperación.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2018 Seneam tenía asignadas 2,550 plazas (en 104 categorías), las cuales se incrementaron a 3,240 en 2022 (en 101 categorías).
Sin embargo, lo que llama la atención es que el número de controladores bajó, pues en 2018 había 798 (en 14 categorías) y pasó a 479 (en 7 categorías) en 2022. Es decir, son 319 menos.
Dicho de otra forma, mientras el número de plazas para todos Seneam se incrementó 27%, el número de controladores bajó 39 por ciento.
Confrontación con el sindicato
De acuerdo con controladores consultados por este periódico, el problema se remonta al inicio de la actual administración federal, cuando fue designado Víctor Manuel Hernández Sandoval como director del Seneam quien lo primero que hizo fue intentar desaparecer el sindicato.
Ángel Iturbe Estrop, Secretario de Organización del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta) relató que cuando se presentaron con el funcionario, lo primero que les pidió fue renunciar al Contrato Colectivo de Trabajo, con el argumento de que deberían de colaborar con la política de austeridad impulsada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Eso se tradujo en una serie de desencuentros, lo cual, de entrada, derivó en que el secretario general de Sinacta, José Alfredo Covarrubias Aguilar e Iturbe Estrop, fueron acusados de abandono de trabajo con el objetivo de darlos de baja y por lo tanto eliminar la relación laboral y desconocerlos como representantes de los trabajadores. Durante dos años permanecieron cesados y en litigio.
Sin embargo, el Décimo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito determinó que los dirigentes sindicales deberían ser reinstalados en sus puestos de trabajo.
La situación no terminó ahí, aunque el argumento cambió. Se les dijo que si el sindicato no aceptaba desaparecer se correría el riesgo de que desapareciera el Seneam y que el control del tránsito aéreo lo tomaran los militares.
Iturbe Estrop dijo que mientras la animadversión con el sindicato creció, el nuevo director comenzó a contratar a decenas de trabajadores afines a él que fueron colocados no sólo en puestos estratégicos en el Seneam, sino en diferentes cargos y en algunos de nueva creación. Su hijo, Alejandro Hernández, es supervisor de la torre de Control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, por ejemplo.
El problema es que se contrataron a varias personas para ocupar plazas de controladores, pero desempeñando tareas administrativas.
Por otra parte, varios controladores sindicalizados denunciaron actos de terrorismo laboral con amenazas de que si no renunciaban al sindicato los correrían, los someterían a exámenes o les cambiarían sus turnos.
El asunto es que el oficio de tránsito aéreo es una de las 10 más estresantes, por la responsabilidad que implica guiar las aeronaves en las que viajan decenas de pasajeros y un error puede traducirse en la muerte de decenas de personas en un solo acontecimiento.
“Eso se refleja en el desempeño de la labor del controlador, porque trabaja pensando que lo están vigilando o que lo van a correr. Todo eso hace que pierda la concentración que debe tener”, expuso.
El representante sindical aseguró que eso ha contribuido a que se incremente el número de incidentes de tránsito aéreo, como el ocurrido en las últimas semanas.
En su opinión, están dadas las condiciones para que ocurran incidentes, pero la experiencia y habilidad de los controladores es lo que hasta ahora ha hecho la diferencia.
Este periódico documentó varias denuncias de carga de trabajo, como la presentada por escrito el 24 de febrero pasado por más de 20 trabajadores del Centro de Control Mazatlán, que señalan que desde hace varios meses se han establecido jornadas de trabajo de 10 y hasta 12 horas. Anteriormente eran de siete horas de trabajo por 17 de descanso.
Iturbe Estrop dijo que, con el pretexto de las medidas para contener la pandemia, se creó la figura de “horarios Covid-19” que consiste en poner jornadas de hasta 18 horas, lo cual va en contra de los reglamentos.
Dijo que, si bien ya pasaron las etapas de alta incidencia de la pandemia, los horarios se mantienen, debido a que se pagan como horas extras, pero solamente se las asignan a las personas que están en contra del sindicato.
Los horarios normales de los controladores deben ser de 07:00 horas a 14:00 horas; de 14:00 a 21:00 horas y de 21:00 horas a 07:00 horas, pero actualmente hay personas que todos los días trabajan tiempo extra y no descansan para cobrar más.
Faltan al menos 300 controladores para atender la demanda en condiciones de seguridad
Por su parte el secretario general de Sinacta, José Alfredo Covarrubias Aguilar, comentó que actualmente hacen falta alrededor de 300 controladores de tránsito aéreo a escala nacional, para atender con las medidas de seguridad establecidas tanto por las autoridades nacionales, como internacionales que regulan la aeronavegabilidad en el espacio aéreo mexicano.
En ese sentido Iturbe Estrop comentó que nunca en la historia de Seneam ha contado con una plantilla completa de controladores.
Indicó que actualmente en todo el país hay alrededor de 1,000 controladores de tránsito aéreo, de los cuales alrededor de 300 están asignados a labores administrativas o en otras áreas. Sinacta cuenta con alrededor de 500 agremiados.
En México hay 59 unidades de control de tránsito aéreo agrupadas en cinco áreas administrativas: Noroeste, con centro administrativo en Mazatlán; Noreste, base Monterrey; Sureste, base Mérida, Centro con base Ciudad de México y Occidente con base en Guadalajara.
Entre los argumentos de la autoridad para explicar por qué no se cuenta con la plantilla completa de controladores de tránsito aéreo está la falta de presupuesto.
De acuerdo con cifras de la SHCP, en 2022 Seneam ejercerá un presupuesto de 3,873 millones de pesos, lo que representa 35% menos que los 6,004 millones de pesos que se le aprobaron en 2021, sin embargo, ese año recibió un recorte posterior de 2,199 millones de pesos, que representaron 36% de lo que le habían autorizado y sólo ejerció 3,804 millones de pesos.
Eso se vio reflejado en todas las áreas de los Servicios a la Navegación en el espacio aéreo mexicano. En algunas bases no hay iluminación suficiente y el mobiliario y equipo no está en buenas condiciones.
Con la reducción de la demanda de transporte aéreo debido a las medidas para contener la pandemia, la austeridad afectó menos, pero los indicadores del transporte aéreo señalan que hay una franca recuperación en la actividad de la industria.
En 2019 los controladores de tránsito aéreo guiaron 875,800 vuelos, cifra que descendió a 482,800 en 2020, pero para 2021 se incrementó ya a 707,300.
Por otra parte, los dirigentes sindicales llamaron la atención de que no fueron involucrados en el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México, el cual tiene puntos de conflictos en trayectorias y ascensos, salidas y llegadas.
Recordaron que el rediseño incluye también los procedimientos de llegadas y salidas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
El problema es que según los controladores, lo que hicieron con el cambio de las rutas de llegada y salida de la CDMX fue violar las recomendaciones en materia de seguridad, por ejemplo acercando demasiado las trayectorias a tierra.