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Acoso laboral, la otra amenaza
De acuerdo con el estudio de la UNAM, 60% de los trabajadores aceptó haber sido testigo de un acto de acoso laboral en algún momento de su vida.
De acuerdo con una encuesta realizada en agosto del 2018 por Online Career Center (OCCMundial) a 800 trabajadores, 8 de cada 10 empleados ha renunciado a un trabajo por acoso laboral o, como se le denomina, mobbing, y 53% asegura que en su trabajo no existen medidas para erradicar este tipo de violencia.
La Organización Internacional del Trabajo define el acoso laboral como la acción verbal o psicológica de índole sistemática, repetida o persistente por la que, en el lugar de trabajo o en conexión con el trabajo, una persona o un grupo de personas hiere a una víctima, la humilla, ofende o amedrenta.
OCCMundial reconoció las acciones más comunes del mobbing: exageración de fallas y errores, minimizar esfuerzos, logros o aciertos, ignorar y no integrar a trabajadores en actividad, sobrecarga de trabajo y amenazas verbales o escritas.
Por otra parte, un estudio del año pasado realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que el acoso laboral ocurre por igual entre hombres y mujeres, aunque en las mujeres es más común el de tipo sexual, y en los varones es más usual la violencia física.
Entrevistada por El Economista, la presidenta de la asociación civil Casa Gaviota, María Dolores Blancas, enfatizó la necesidad de identificar a los actores que participan en este fenómeno: el generador, la víctima, los cómplices y el observador.
“Es muy importante la participación activa del observador, para que pueda acercarse a la víctima y atestiguar en una denuncia de hostigamiento. Ahí ya hay un refuerzo de la no omisión. Además es una pieza clave para que la víctima no llegue a caer en un estado de depresión y también tiene una responsabilidad”, comentó.
De acuerdo con el estudio de la UNAM, 60% de los trabajadores aceptó haber sido testigo de un acto de acoso laboral en algún momento de su vida.
Blancas manifestó que el acoso laboral va encaminado a que la víctima renuncie a su trabajo. Sin embargo, aguanta lo más que puede por necesidades económicas.
“Es muy poca la cultura de denuncia en México. Entonces la mayoría de las y los trabajadores terminan renunciando, pero salen muy deteriorados de salud física, emocional y mental, sin que haya consecuencias para el agresor”, agregó.
También mencionó que las leyes en el país no son estrictas para erradicar este tipo de violencia. “Las sanciones son muy cortas. Son tres días de suspensión de trabajo o con multas, pero no hay un código penal que establezca una sentencia o un oficio por cuestión de acoso”, dijo Blancas.
Destacó la necesidad de implementar un sistema de sensibilización sobre el daño que genera este tipo de violencia y la forma de relacionarnos en una cultura de respeto y fomentar que la ciudadanía denuncie estos actos.