Lectura 3:00 min
Cambio social depende de todos: Rivera Carrera
Durante su homilía en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México llamó a aprovechar el inicio de la Cuaresma para emprender un camino de conversión interior.
Al presidir la misa por el Miércoles de Ceniza, el cardenal Norberto Rivera Carrera, señaló que el cambio personal y social no se dará "por arte de magia", no depende de unas elecciones, de una ley o un decreto, se requiere de esfuerzo y trabajo de todos'.
Durante su homilía en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México llamó a aprovechar el inicio de la Cuaresma para emprender un camino de conversión interior.
"No solamente con obras extremas, sino desde dentro tenemos que cambiar, tenemos que cambiar nuestro corazón, nuestros sentimientos y nuestros afectos", aseveró.
El prelado advirtió que esa conversión es exigente, necesita de un verdadero esfuerzo, actos de penitencia que deben manifestarse en la vida diaria, o hacer aquello que el Señor nos ha encomendado: "el camino de conversión lleva siempre consigo penitencia, esfuerzo y sacrificio".
El sacrificio no es cosa del pasado, sería engañar al pueblo cristiano decir que eso es de siglos pasados.
"Si realmente queremos una transformación personal y social tenemos que amar el sacrificio, tenemos que amar la renuncia, tenemos que amar el trabajo, tenemos que amar la dedicación con la que pueden construirse personas y sociedad", advirtió.
Acompañado por el presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Tadateru Konoé y del presidente Nacional de la Cruz Roja Mexicana, Daniel Goñi Díaz, quienes recibieron la ceniza en la frente, Rivera Carrera exhortó a la solidaridad y caridad con los más necesitados.
"Seamos caritativos con aquellos que necesitan una palabra nuestra, una sonrisa, una ayuda económica, una visita porque están enfermos o encarcelados".
Así, ante cientos de feligreses, explicó que la imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el cielo.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial".
Esto representaba su voluntad de convertirse. En el año 384 D.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior.
MIF