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Deficiencias en penales, crisis de antaño
En este sexenio han llovido las alertas sobre la deficiencia del sistema penitenciario y las fugas de reos han enfrentado a las autoridades.
En este sexenio han llovido las alertas sobre la deficiencia del sistema penitenciario y las fugas de reos han enfrentado a las autoridades. El gobierno federal urge a los gobernadores atender la corrupción en los penales, mientras que los mandatarios estatales solicitan apoyo para resguardar los centros de readaptación, que resguardan criminales de alta peligrosidad.
La repartición de culpas no se hizo esperar. En diciembre del 2010, tras la fuga de 151 reos del penal 2 de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el presidente Felipe Calderón escribió en Twitter: Combatir la corrupción en el sistema penitenciario y de justicia en los estados es una tarea urgente que deben atender los gobiernos locales .
En ese contexto, la Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas aseguró que ya se había pedido apoyo a las autoridades federales para que, de manera conjunta, resguardaran los centros penitenciarios, pues había más de 1,700 reos del fuero federal vinculados a la delincuencia organizada.
En agosto de ese mismo año, durante los Diálogos por la Seguridad, el entonces Gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, advirtió que el gobierno estatal no tenía capacidad para mantener en caución a procesados muy peligrosos. Casi un mes después se escaparon 85 internos del penal de Reynosa.
Ante las evasiones y asesinatos en los Centros Estatales de Ejecución de Sanciones, cabe reconocer que no tenemos las condiciones plenas para atender a los reos federales de alta peligrosidad, por lo que se requiere la reubicación de éstos a espacios más apropiados y seguros , aseveró frente a Calderón.
Las advertencias sobre las deficiencias en las cárceles también han sido señaladas por los representantes de la sociedad civil. El presidente de México SOS, Alejandro Martí, lo enfatizó en el 2010.
Este esquema del sistema penitenciario ha sido uno de los grandes retrasos. Hay una sobrepoblación absurda, además de que son unas escuelas de rateros. Desde ahí operan los criminales y además se han convertido en negocios rentables, donde se les proporcionan teléfonos para extorsiones, se vende mariguana... Son un verdadero fracaso las cárceles , consideró.
Hasta los funcionarios han reconocido las fallas en los penales de México. En abril del 2010, cuando Fernando Gómez Mont encabezaba la Secretaría de Gobernación, calificó a las cárceles como un factor criminógeno y dijo que el sistema penitenciario en México no readapta. Ante la Suprema Corte de Justicia reconoció que la situación era grave, pues la estadística ha precisado que el sistema puede multiplicar la violencia.
Las cárceles no readaptan, no asumir esa realidad clarísima, oprobiosa, terrible y dolorosa es poner sobre la cárcel expectativas de justicia que rebasan la posibilidad y con ello mentirle a la gente , explicó.
Años después de estas declaraciones, luego de la fuga de reos en Apodaca, Nuevo León, las advertencias y la repartición de culpas prevalece.
tania.rosas@eleconomista.mx