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Política

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En Coahuila, el discurso del miedo impulsa al PRI

La maquinaria priista está operando en todos sus frentes; el exgobernador Humberto Moreira hace campaña en favor del tricolor desde el Partido Joven; PT declina en favor de Morena.

A unas horas de que concluyan las campañas por la gubernatura de Coahuila, el candidato del PRI, Miguel Riquelme, parece llegar en primer lugar en las encuestas que miden la intención del voto, seguido por un marcado número de indecisos y luego una fuerte pelea entre el candidato del PAN, Guillermo Anaya, y el independiente Javier Guerrero, quien al inicio se esperaba hiciera un trabajo de proselitismo testimonial.

De acuerdo con analistas de la entidad, la aparente ventaja del priista que reflejan las encuestas se debe a que ha construido e impulsado un discurso según el cual si el PAN llega a la gubernatura se incrementará la inseguridad generada por la lucha entre narcotraficantes, a que la maquinaria priista está operando en todos sus frentes y al trabajo del proselitismo que realiza en favor del priista exgobernador, Humberto Moreira.

Carlos Morales, analista político de Coahuila, expuso que el también presidente municipal con licencia de Torreón ha privilegiado en su discurso el haber logrado reducir la inseguridad en su municipio con la ayuda del gobierno estatal y federal lo cual se habría reflejado en los niveles de violencia y los índices delictivos.

Uno de los indicadores informales de eso es que antes de que llegara Riquelme a la presidencia municipal la gente había dejado la costumbre de, por las tardes, sacar al lado de su puerta de la calle sus sillas mecedoras para refrescarse y ahora eso ya se realiza otra vez.

Aunado a ello, en los mítines de campaña los priistas se han encargado de destacar que cuando le tocó gobernar Torreón a su contrincante, Guillermo Anaya, y cuando gobernó el país el panista Felipe Calderón Hinojosa se incrementaron considerablemente los hechos delictivos relacionados con la operación en Coahuila de grupos de la delincuencia organizada.

También se le relaciona al candidato Anaya Llamas con el exgobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés, así como con personas que operan narcominas para lavar dinero, situaciones que no han sido objeto de juicio o investigación formal alguna.

De manera paralela parece haber incidido en el ánimo de los ciudadanos de Coahuila el hecho de que en redes sociales se difundieran a lo largo de la campaña mensajes con insinuaciones de que el candidato a gobernador de Acción Nacional habría tenido relaciones con presuntos narcotraficantes.

Maquinaria electoral aceitada

Por otra parte, la estructura priista en control del gobernador Rubén Moreira Valdés, construida desde el tiempo en que su hermano Humberto gobernó, parece estar debidamente aceitada y funcionando.

Además de esos factores, se suman la operación política y el intenso trabajo de proselitismo realizado por el exgobernador Humberto Moreira, quien goza de aprecio entre varios sectores de la sociedad coahuilense a pesar de los serios señalamientos que tiene en su contra por presuntamente haber endeudado el estado, su presunta relación en actos de corrupción que incluso ha motivado a que algunos de sus colaboradores hayan ido a prisión.

El exmandatario estatal regresó al ejercicio directo de la política y busca por la vía plurinominal un escaño en el Congreso del estado por el Partido Joven.

El exgobernador de Coahuila se presenta con el mensaje de que a él nunca ninguna autoridad le pudo comprobar alguna acción irregular durante su administración entre 2005 y 2011 y que fue sorprendido por sus subordinados. Ahora recoge los frutos de lo sembrado durante su gestión cuando construyó un enorme capital político entre los sectores sociales más pobres del estado con base en apoyos mediante programas sociales y reparto de artículos, especialmente al final de las concentraciones que encabezaba.

De hecho, uno de los aparentes aciertos del actual candidato a la gubernatura es el anuncio de un programa (Monedero Rosa) similar a uno implementado durante la gestión de Moreira, que consistía en repartir dinero a mujeres mediante una tarjeta bancaria.

En el caso del factor que representa el gobernador actual, Rubén Moreira, en las campañas, se le reconoce como triunfo haber bajado la incidencia delictiva durante su administración, particularmente las ejecuciones relacionadas con el crimen organizado. Eso suma a favor del candidato priista.

Anaya batalla

En el caso del candidato del PAN, Guillermo Anaya, se atribuyó el hecho de que no pudo hacer una campaña realmente competitiva a la división interna del Partido Acción Nacional, generada a la hora de la designación de su abanderado y a que no capitalizaron la posibilidad de apostarle al regionalismo que impera en la sociedad de esta entidad.

El argumento es que a los panistas les hubiera resultado más fácil confrontar a Miguel Ángel Riquelme, originario de Torreón, con un candidato de Saltillo y lo podían hacer con el presidente municipal de la capital, Isidro López Villarreal, quien pertenece al poderoso Grupo Industrial Saltillo. Sin embargo, al final resultó postulado Guillermo Anaya.

El caso es que Guillermo Anaya no logra repuntar en las encuestas. Un trabajo presentado por el diario local Zócalo señala que el priista pasó de 40.8% en abril del 2016 a 29% a inicios de mayo, mientras que Anaya habría pasado de 26.2% a 21.9 % en el mismo periodo. Pese a ello nadie se arriesga a decir que su triunfo está descartado.

Lo que llama la atención es que en ese ejercicio hay 25.4% de ciudadanos que no declaran por quién van a votar en las elecciones del próximo domingo 4 de junio.

Otros sondeos refieren que el panista fue alcanzado ya por el de Morena, Armando Guadiana, quien ha resultado beneficiado por las visitas, al menos cinco, del presidente nacional de ese partido, Andrés Manuel López Obrador. Además de la declinación en su favor del candidato del PT, José Ángel Pérez ocurrida el pasado viernes.

Incluso parece haber sorteado los saldos negativos de un bochornoso incidente que protagonizó en un mercado de la ciudad cuando su esposa le gritoneó enfrente de la gente.

El abanderado trae como negativo las versiones que, sin probarlo judicialmente, lo vinculan con narcominas.

Mientras, el candidato que podría dar la sorpresa es el independiente Javier Guerrero García. Se trata de un exfuncionario federal del Partido Revolucionario Institucional que formó parte del grupo político de la embajadora de México en Brasil, Beatriz Paredes Rangel.

El exfuncionario de la Sedesol renunció al PRI luego de que se sintió traicionado por el Comité Ejecutivo Nacional al postular a Miguel Riquelme y decidió irse por la libre.

En ese lance recibió el apoyo del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, quien ganó en el 2015 la gubernatura sin el apoyo de algún partido político.

Guerrero García fue secretario de Finanzas del gobierno de Enrique Martínez y Martínez, quien sucedió a Rogelio Montemayor y entregó a Humberto Moreira, y se jacta de haber entregado la administración sin deuda pública.

Su eslogan de campaña es rescatemos la dignidad de los coahuilenses y ha construido un discurso en torno a que es posible hacer un gobierno ordenado, sin deuda y honesto.

Para algunos observadores podría llegar incluso a superar a los candidatos del Acción Nacional y del Movimiento de Regeneración Nacional.

diego.badillo@eleconomista.mx

erp

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