Jefes imponen, líderes inspiran

Nadie está dispuesto a llegar al límite de su esfuerzo y sacrificarse hacia un grupo gestionado por una persona que, bajo la protección del escudo de su cargo y el poder que le ha sido otorgado por la organización, lo usa para imponer, obligar e incluso intimidar.

Conozco, desafortunadamente, a muchos de esos impostores, imitadores baratos y mediocres de “líderes” que, ante la incapacidad de servir a su gente y ganársela, pretenden a toda costa que sean aquellos quienes le sirvan a él, consiguiendo algún que otro resultado cortoplacista, pero destruyendo la creatividad, la iniciativa, el sentido de pertenencia y generando un entorno de baja motivación y muy alta tensión que desemboca en la destrucción del grupo más pronto que tarde y, en muchos casos, afectando duramente a la vida de las personas del grupo.

En contraste, los líderes auténticos logran que su equipo los siga por elección y admiración, no por el título que aparece en la firma de su correo electrónico. Personas capaces de fomentar un sentido de propósito y pertenencia. Que crean un entorno de confianza, respeto, y que se preocupan de manera genuina por las personas, logrando la lealtad y el compromiso de aquellas, y que se entregan de manera total por servir a la meta y al propio equipo, consiguiendo la victoria en el largo plazo.

Esa es la gran diferencia entre potestas (poder) y auctoritas (autoridad) de la antigua Roma. El poder te lo otorga la organización (de arriba abajo), mientras que la autoridad te la entregan las personas de manera voluntaria (de abajo a arriba).

Cuando impones desde tu posición obtienes el mínimo de tu equipo, jamás el máximo.

Rubén Duque

Speaker Internacional

Entrenador de Selecciones Españolas y Mexicanas de Rugby

Entrenador de líderes y equipos de Alto Rendimiento

www.rubenduque.com