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José Antonio Meade, honesto y preparado, pero con lozas
José Antonio Meade no pudo despojarse de tres lozas durante la campaña: el desprestigio del presidente Enrique Peña Nieto, el de su partido y el del los gobiernos estatales envueltos en escándalos de corrupción.
Considerado como el candidato con la mejor preparación y experiencia para convertirse en el próximo presidente del país, José Antonio Meade no pudo despojarse de tres lozas durante la campaña: el desprestigio del presidente Enrique Peña Nieto, el de su partido y el del los gobiernos estatales envueltos en escándalos de corrupción.
Si bien fue el que protagonizó el mejor cierre de campaña, todo parece indicar que no tiene aspiraciones para alzarse con el triunfo este domingo 1 de julio.
Algunos analistas consideran que los priistas lo dejaron solo porque no lo consideraron como suyo (no es militante priista).
Y aunque conecta con las élites, no lo hace con el grueso de la población.
Se tragó el veneno de los negativos de Peña
El candidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade tuvo un conjunto de dislates, palos de ciego y errores estratégicos en la campaña que lo colocaron fuera de una posibilidad evidente de éxito, planteó el consultor en materia de comunicación estratégica, Claudio Flores Thomas.
“Ha querido ser ciudadano, priísta, heredero de Enrique Peña Nieto, lo cual al final ha redundado en que no se ha sabido que ha querido hacer o en qué quiere convertirse”.
Destacó que ese tipo de desatinos en tiempos de campañas electorales cuesta muy caro porque es el momento de hacer propuestas políticas que estén atrayendo la atención de los electores y no se tiene margen para cometer errores.
El especialista sostuvo que el problema de José Antonio Meade es que todo el tiempo de la campaña estuvo cargando tres lozas: la primera se llama Enrique Peña Nieto que tiene una tasa de rechazo de entre 80 y 85%; la segunda es el PRI, con una imagen de marca completamente desgastada, unida a eventos de corrupción terribles como los casos del exgobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa y, la tercera loza es el gobierno federal, del cual el propio Meade es parte.
En este último sentido planteó que el problema es que a Meade se le ubica como el papá del gasolinazo y es uno de los principales ataques que le se hicieron y claro que le generó mucho daño.
Flores Thomas indicó que uno de los temas que más repercutió negativamente en la campaña proselitista del candidato de la alianza Todos por México es que nunca le permitieron distanciarse un poco aunque sea de la gestión del presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
“Se está tragando todos los negativos y cada cucharada de negativos de Peña es una cucharada de veneno a la candidatura de José Antonio Meade”.
Encabezó una campaña estándar
El candidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, tuvo una campaña muy heterogénea, la cual no le dio buenos resultados y el discurso más malo de los aspirantes en la contienda, aseveró el analista político Sabino Bastidas.
En entrevista explicó que se trató de una campaña “muy diferente: empezó en el partido con una campaña muy interna, muy endógena, porque lo que necesitaba era rescatar, legitimar su papel ante los priístas porque era aparentemente un candidato más cercano al PAN o más ciudadano y entonces tuvo que hacer una campaña hacia adentro”.
En su opinión, el problema es que se trató de una campaña “muy estándar”, “poco original”. Siempre eventos masivos. No empezó a cuajar. Tuvo un problema de discurso y de narrativa en toda la campaña.
El experto consideró que el discurso más malo en cuanto a propuesta, a oferta, dicción, pronunciación, fue José Antonio Meade.
Relató que en el equipo de campaña del exsecretario de Hacienda trataron de hacer una estrategia de campaña sin candidato, la cual no tuvo mayor impacto y tuvieron que hacer ajustes que tampoco generaron un impacto positivo.
Si bien en los lugares donde realizaba giras de proselitismo Meade tenía más o menos impacto en los medios de comunicación, el problema era que una vez que se movía a otro lugar, no había seguimiento de campaña que generara las condiciones para que los ciudadanos se formaran una buena opinión de él como aspirante a la Presidencia de la República y otorgarles su confianza, la cual se refleja en las urnas.
Asimismo, Sabino Bastidas comentó que el candidato de la alianza conformada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza tuvo algunos buenos momentos en las redes, pero no reflejó que haya tenido una estrategia de continuum en éstas.
Lo dejaron solo y con lastres
Meade es el candidato presidencial con el mejor cierre de campaña; sin embargo, no logró despuntar por el peso de las siglas que representan el PRI, pese a que quiso presentarse como un político independiente, honesto y preparado, planteó José Antonio Crespo.
Para el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) fue una mala combinación la idea de transmitir al electorado que Meade no era priista, pero a la vez intentar convencer a los priistas de que él era su candidato.
“Esa fue una desventaja porque no es militante, entonces muchos priistas, de gente fuera del PRI no le iba a dar su voto por ir con el PRI. Los priistas tampoco cerraron filas porque no era del PRI, entonces esa combinación salió mal porque pareces priista afuera del PRI, pero no lo pareces dentro del PRI. No consigues ni uno ni otro”.
Sostuvo que el perfil de Meade, al igual que en su momento fue el de Miguel de Lamadrid y Ernesto Zedillo, era más de un funcionario experimentado que de un político, pero a diferencia de ellos no tiene garantizado el triunfo porque el PRI ya no tiene la fuerza ni control que tenía antes.
El perfil de un funcionario no conecta con un amplio sector de la población, sólo con las élites.
Planteó que, sin duda, el principal problema de la campaña de José Antonio Meade fue ser postulado por el PRI, pues es evidente que difícilmente iba a poder despegarse del tercer lugar porque el problemas son las siglas y que la gente no quiere al PRI para nada.
Para Crespo, el cambio en la dirigencia del PRI y los movimientos que se hicieron en la campaña de Meade llegaron tarde, pues para muchos, dijo, era sabido que Enrique Ochoa no era el indicado para estar al frente del PRI y a cargo de una campaña tan relevante como ésta.
Dijo que si bien los cambios surtieron efectos, se perdió tiempo, por lo que al final la posibilidad de remontar se vislumbra difícil.
Las siglas lo aplastan, es difícil que pueda remontar cuando va con esas siglas, estaba condenado hubiera sido quien hubiera sido el candidato.
Agregó que era complicado que Meade tomara distancia del presidente Enrique Peña Nieto porque al final él fue quien lo nominó como candidato, quien le dio la confianza, y haberlo hecho era como ir en contra de su propio padrino político.
Cerró mejor, pero siguió sin alcanzarle
Con un repunte en las encuestas y con el mejor cierre de los candidatos presidenciales, es como José Antonio Meade llega a la recta final de los 90 días de campaña, señaló Roy Campos.
El presidente de Consulta Mitofsky planteó que, tanto en la organización en tierra y en discurso, hubo un viraje claro en la campaña del cuatro veces secretario de Estado.
“Había un candidato que entre que renegaba y no del PRI, entre que decía no soy priista, soy independiente, se veía ambiguo, pero desde que se definió más del PRI y se puso la chamarra roja, su discurso ha sido más congruente”.
Dijo que desde el segundo debate presidencial, Meade logró colocar temas en la opinión pública como la nominación de Nestora Salgado al Senado de la República a pesar de haber sido acusada de secuestro.
Él está cerrando mejor la campaña, pero empezó tarde y venía de muy abajo, arrastrando al partido, al gobierno y a los gobernadores presos.
Desde su perspectiva, a Meade no lo trataron bien las encuestas, pues prácticamente nunca lo sacaron del tercer lugar, por lo que terminó molesto con éstas. “Mostró enojo contra los agregadores de encuestas, con Consejo de Hombres de Negocios, por no haber difundido la encuesta donde él se posicionaba en segundo lugar”.
Sin embargo, consideró que sí usó éstas para modificar su campaña, pues al ver que no levantaba en la preferencia del voto, decidió hacer cambios de fondo en su estrategia.
Para Campos, la principal fortaleza de José Antonio Meade es que se le considera un buen hombre y honesto, pues nadie puede hablar de que ha ofendido a alguien, o que trata mal a algún empleado.
“Se le considera honesto, tan es así que cuando intentaron golpear por ahí no funcionó, por lo que ya no lo intentaron porque no se le conoce nada de deshonestidad, no se ha enriquecido en la función pública”.
A lo largo de toda la campaña, la principal debilidad de José Antonio Meade fue la marca PRI, pues representó un freno más que un acelerador.
“No es que no haga propuestas buenas, no es que no sea honesto, pero votar por él significaría votar por el PRI y la gente no quiere que continúe el PRI”.