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Política

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La segunda vuelta

El presidente Felipe Calderón propuso al Congreso adoptar un sistema de elección por mayoría absoluta con segunda vuelta para la elección presidencial, es decir, sería electo Presidente el candidato que en la primera vuelta obtenga más de la mitad de los votos emitidos.

El presidente Felipe Calderón propuso al Congreso adoptar un sistema de elección por mayoría absoluta con segunda vuelta para la elección presidencial, es decir, sería electo Presidente el candidato que en la primera vuelta obtenga más de la mitad de los votos emitidos; si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta, pasarían a segunda vuelta los dos que hayan obtenido el mayor número de votos.

¿Está preparado el IFE para la segunda vuelta?

Los alcances de la reforma política, sean los que queden, tendrán que ser necesariamente acompañados con reformas en materia electoral para poder operar. De no definirse, el IFE siempre entra en una segunda situación a precisarlo con reglas para llevar a cabo estas reformas. El IFE siempre está preparado .

Virgilio Andrade, consejero del IFE.

Si hubiéramos tenido segunda vuelta en México en el 2000, los finalistas habrían sido PAN y PRI. En la segunda vuelta, ¿a quién habría apoyado el PRD y los otros partidos del bloque de izquierda? En el 2006, los finalistas habrían sido en la segunda vuelta el PAN y el PRD, ¿a quién habría apoyado el PRI? .

Jorge Alcocer, experto electoral.

En diversos países de Latinoamérica se estipula como requisito la obtención de una mayoría absoluta en la primera vuelta electoral para asegurar legitimidad de origen y evitar una segunda vuelta.

Ventajas:

Asegura una mayor legitimidad del candidato ganador.

Mayor gobernabilidad­ derivada de la mayor legitimidad.

La construcción de mayorías gobernantes.

En la búsqueda de alianzas se fortalece el sistema de partidos.

Permite la reacción del electorado entre la primera y la segunda vuelta.

Desventajas:

Provoca una legitimidad artificial del candidato ganador por la reducida representación de su partido en el Congreso.

La gobernabilidad resultante es débil, ya que generalmente se sustenta en coaliciones frágiles.

Tiende a fragmentar el sistema de partidos.

Impone una fuerte presión­ sobre las autoridades electorales.

Incrementa los costos del proceso electoral.

Fuente: El Economista.

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