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Política

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Levantan la mano para el avión presidencial

Entrevistado en la oficina de transición, reconoció ser sobrino de Rogelio Jiménez Pons, nombrado por López Obrador como futuro director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo. Sin embargo, dijo que tiene más de 23 años que no tiene contacto con su tío.

El empresario Gustavo Jiménez Pons, presidente de la empresa GBS Air Enterprise, acudió a la oficina del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para expresarle su interés de adquirir el avión presidencial TP-01 que actualmente es usado por el presidente Enrique Peña Nieto para las giras de trabajo.

Entrevistado en la oficina de transición, reconoció ser sobrino de Rogelio Jiménez Pons, nombrado por López Obrador como futuro director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo. Sin embargo, dijo que tiene más de 23 años que no tiene contacto con su tío.

Gustavo Jiménez Pons ofreció pagar un precio “justo” de 1,900 millones de pesos por el Boeing 787-8 Dreamliner, aunque según Obrador, el gobierno mexicano pagó 7,500 millones de pesos.

Refirió que hizo una investigación a través de transparencia y encontró que el avión presidencial José María Morelos y Pavón costó 125 millones 45,800 dólares.

Abundó que, en caso de aceptarse, solicitaría que le arrendaran el hangar presidencial, a fin de guardar el actual TP-01.

Jiménez Pons dijo que, en caso de que Obrador acepte su oferta, ocuparía la nave presidencial como un taxi aéreo para trasladar a personalidades internacionales o grupos de renombre como los Rolling Stones, o bien, mandatarios que no cuentan con una aeronave de gobierno.

Asimismo, dejó abierta la posibilidad de rentar el avión al gobierno, para que López Obrador se traslade a compromisos internacionales. Dijo que en ese caso el gobierno sólo tendría que pagar 20,000 dólares la hora, que es el costo de operación del avión.

“Para que en su calidad de presidente pueda hacer uso de dicha aeronave para asistir a los compromisos internacionales, lo anterior se realizará bajo la premisa de que el gobierno cubra sólo los gastos de vuelo y operación de la aeronave, siempre sometido a la observancia de los lineamientos de transparencia y austeridad”, aseveró.

Se pronunció porque Obrador aceptará esta opción, pues consideró que como jefe de Estado deberá adecuarse a los protocolos de la diplomacia internacional y no viajar en vuelos comerciales.

“No se trata de una persona en lo individual, se trata de la investidura presidencial”, afirmó.

Finalmente, refirió que también le interesa adquirir una parte de la flotilla de aeronaves y helicópteros del gobierno, los cuales Obrador dijo que también vendería.

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