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Libros de texto, herramienta valiosa pero no la única: maestros
Educadores critican que ahora, como antes, no fueron realmente consultados en la modificación de los materiales escolares.
Mario Sauza, profesor de la Ciudad de México, con 17 años de experiencia en los que se ha dedicado a impartir clases de historia, dice que ha sido testigo de varios cambios en los libros de texto y enfoques pedagógicos. No obstante comenta que, desde el periodo de Felipe Calderón, comenzó a observar mayores errores en los materiales educativos.
El profesor explica que, en los últimos años, ningún material está exento de erratas; en Historia, agrega, ha notado graves fallos como fechas incorrectas, errores en ejemplos o, incluso, en la ortografía.
“Pues no es nuevo (el que libros contengan errores) desde la reforma de la RIES (Reforma Integral de la Educación Secundaria) a finales de (Felipe) Calderón, principios de Peña Nieto, nosotros empezamos a ver errores.
“Yo recuerdo que cuando yo estudié los libros eran extremadamente bien cuidados. Había, me imagino yo, correctores de ortografía, correctores de edición, correctores de estilo. Pareciera que a partir de esa reforma ya no lo hay”, asume el educador.
Además opina que, aunque entiende que el factor humano puede provocar este tipo de fallas, sí se debería de contar con algún experto en estas áreas que se encargue de revisar el estilo y la ortografía pues desde las aulas, y al estar en contacto con los textos, pueden percibir que esta figura ya no existe en el proceso de elaboración de los contenidos.
Sin conocer material
El profesor enfatiza que, en sus primeros años como docente, los libros eran entregados previamente y las escuelas se encargaban de seleccionar las editoriales y autores, lo que les permitía trabajar con una variedad de materiales.
Sobre la nueva reforma al sistema educativo nacional, el maestro Sauza considera que este nuevo enfoque busca fomentar la crítica y el análisis en lugar de la memorización, y desde la materia que él imparte, considera que esto es bueno, ya que los estudiantes pueden entender los procesos históricos y su relevancia, en lugar de simplemente recordar fechas y nombres.
Sin embargo, menciona su preocupación por la falta de acceso a los nuevos libros elaborados por la Secretaría de Educación Pública, ya que considera que esto dificulta la planificación de las clases y el diseño de las actividades.
“Nosotros, como docentes, no hemos tenido acceso a los libros, no nos los proporcionaron, no fueron a enseñarnos muestras o versiones preliminares (...) el que no tengamos acceso a los libros de texto (es preocupante) porque nosotros planeamos nuestras clases. Éstas, en la gran mayoría de nosotros, no son improvisadas, entonces... Necesito checar en el libro de texto qué viene, y a partir del libro, qué actividad voy a usar.
“Entonces, para nosotros aquí es preocupante que no nos hayan enseñado porque nos cortan esa herramienta para planear. Es verdad que el libro no es la única herramienta para nosotros, pero sí es una de las más valiosas”, opina el docente.
Concluye que aunque la falta de acceso a los libros es una limitante, los profesores pueden adaptarse y planear, sobre la marcha del curso, sus clases para cumplir con sus responsabilidades.
Sí tenemos (los libros), para la semana intensiva de formación, una semana antes de que arranque el ciclo (…) en una semanita vamos planeando, al menos, el primer periodo de evaluación que es entre septiembre, octubre, noviembre (…) entonces, ya sobre la marcha del ciclo, puedes ir preparando las siguientes evaluaciones”.
Es responsabilidad del maestro evitar transmisión de información incorrecta a los alumnos y enseñarles a cuestionar, insisten
Gerardo Mejía, quien cuenta con 26 años de experiencia como docente a nivel secundaria en la Ciudad de México, en específico en la materia de Química, explica que los cambios en los planes de estudio, por lo menos en su experiencia, son a menudo sin tomar en cuenta la opinión de las personas que dan las clases a los alumnos.
Mejía comenta que aunque los educadores no tienen acceso a los nuevos libros de texto, se avanza en la estructuración de las clases que están por iniciar basándose en el plan de estudios vigente.
Sin embargo, afirma que la falta de claridad en las fechas de implementación y la incertidumbre, en cuanto a la forma en que se llevará a cabo este nuevo sistema educativo, ha planteado un reto para los maestros de la formación básica.
“Yo, de momento, no conozco el libro que voy a trabajar en el ciclo escolar. He conocido, a grandes rasgos, por lo que se ha presentado, lo de primaria, pero a nivel secundaria pues ya se trabaja de manera diferente, porque ya cada asignatura tiene un docente en específico y ahora con base en los campos formativos, pues se va a trabajar de manera articulada”, precisa.
Para el maestro Mejía, aunque el libro es una herramienta esencial en clases, dicho material se complementa con otras herramientas educativas como son fuentes escritas, videos, páginas electrónicas, exposiciones temáticas, entre otras, que permiten tener una variedad de información a los alumnos para tener un mejor aprendizaje.
También detalla que en sus años de experiencia en clases, todos los contenidos, incluso los de editoriales reconocidas, suelen presentar errores; entre los cuales se encuentran inexactitudes conceptuales y problemas de precisión.
El educador destaca que es responsabilidad del maestro evitar la transmisión de información incorrecta a los estudiantes y enseñarlos a que cuestionen y verifiquen los datos que reciben.
Incluso afirma que, durante la reforma educativa del 2006, en la escuela donde él trabaja se elaboró un escrito en el cual se expresaron opiniones sobre el recorte que sufrieron algunas asignaturas, en distintos temas, como el hecho de quitar la Física y Química en primero y segundo grado, para establecer que el primer grado llevaría Biología, el segundo Física y el tercero Química.
“Entonces, en cuanto a las modificaciones, la autoridad, al menos en aquel momento, no hizo caso a las inquietudes que habíamos manifestado como colectivo docente, como Consejo Técnico y pues se estableció que se iba a implementar y se implementó”, recuerda el profesor.