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Política

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Nuevo marco de educación media superior: los privados prefieren esperar

La sustitución curricular para el nivel medio superior ocurre en un mal momento, sobre todo por la caída en la matrícula de bachillerato, la pérdida de conocimientos, ocasionada por la pandemia de la Covid-19 y la negativa del Gobierno federal para medir el impacto, lo cual ha impedido diseñar y poner en marcha un plan de acción para revertir esa situación.

Este lunes 21 de agosto, con el inicio del ciclo escolar 2023-2024, comenzará la implementación del nuevo Marco Curricular Común de la Educación Media Superior (MCCEMS). El Gobierno federal no logró generar las condiciones para su aplicación en los 20,886 planteles de bachillerato públicos y privados del país y solo arrancará en menos de 20 por ciento.

De acuerdo con académicos, expertos en la materia, consultados por El Economista, la sustitución del marco curricular ocurre en un mal momento, sobre todo por la caída en la matrícula de bachillerato, la pérdida de conocimientos, ocasionada por las medidas dispuestas por las autoridades para contener la pandemia de la Covid-19 y la negativa del Gobierno federal para medir el impacto, lo cual ha impedido diseñar y poner en marcha un plan de acción para revertir esa situación. Todo eso, sumado a la falta de consensos con universidades autónomas e instituciones estatales y privadas, que imparten bachillerato, hacen que la implementación de este nuevo marco curricular, derivado de la reforma educativa de 2019, sea frágil.

Los especialistas destacan que, comparada con la forma en que se realiza la implementación de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM), con nuevos libros de texto gratuitos y una nueva organización curricular en el nivel básico, es decir, preprimaria, primaria y secundaria, se trata de un proceso más “sensato”.

No es una idea nueva

Daniel Hernández Franco, profesor investigador de la iniciativa de Educación con Equidad y Calidad de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, explicó que, en el país, no es nueva la idea de construir un nuevo marco curricular común para este nivel de enseñanzas. En 2010 surgió la idea con la intención de articular, sin alterar demasiado, la muy compleja organización de las preparatorias mexicanas, con el fin de que compartieran un perfil de egresos de los estudiantes.

Eso se debe a que, en México, la oferta educativa de la Educación Media Superior (EMS) está conformada por 33 subsistemas en tres modelos: bachillerato general, bachillerato tecnológico y bachillerato profesional técnico.

Cada uno de ellos tiene distintas formas de sostenimiento y pueden ser federal, estatal, autónomo y particular y los hay con o sin reconocimiento de validez oficial. Además, hay cinco tipos de control administrativo y presupuestal que son centralizado, descentralizado, desconcentrado, autónomo y privado.

Hay 22 universidades autónomas que cuentan con su propio sistema de educación media superior.

Al inicio del año escolar 2022-2023 la SEP reportó que de los más de 29 millones de estudiantes inscritos, cinco millones 244,352 fueron de educación media superior.

Hernández Franco refirió que, entre 2015 y 2017, como parte de la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, se intentó articular los subsistemas.

Una vez promulgada la reforma educativa de 2019, se expidió la Ley General de Educación, en la que se establece que los planes y programas de estudios se elaborarán, atendiendo el marco curricular común que sea establecido por la Secretaría con la participación de las comisiones estatales de planeación y programación en educación media superior o sus equivalentes, con el propósito de contextualizarlos a sus realidades regionales.

Cambios son “más sensatos”

Luis Medina Gual, profesor investigador de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, expuso que la reforma educativa anterior buscó crear un marco curricular común, alineado por competencias, disciplinar, entre otras características.

El problema, indicó, es que en México, cada que hay un nuevo Gobierno se corta la reforma anterior y viene un plan nuevo, sin construir sobre lo ya trabajado.

Además, según el académico, en esta ocasión, el cambio no partió de la realización de un diagnóstico, sino del objetivo de integrarse a los cambios que se están haciendo en los otros niveles educativos, en el sentido de la estructura de los programas dentro de cada disciplina.

Desde su perspectiva, a pesar de que ha sido atropellado el proceso, ha sido muy distinta a la forma que ha ocurrido el proceso que ocurre en el nivel básico, donde ha sido más desordenado.

En media superior los cambios no han sido tan extremos como en básica y media, en el sentido de que se ha conservado la idea de las disciplinas, no hay campos formativos, es decir no se aglutinan materias, como ocurrió en los niveles primaria y secundaria, lo cual obedece principalmente a la estructura propia del nivel y a los contratos del personal docente, abundó.

Llamó la atención en que, al principio, se decía que iba a seguir toda la línea de lo que se está haciendo en el nivel básico donde se implementa lo que se llama ecodiseño, mediante el cual se pide a los profesores hacer un diagnóstico de la realidad y, a partir de eso, modificar el currículo.

En el caso de la educación media superior, lo que dijeron fue sí, sí hay que hacer un diagnóstico, pero lo que hace el docente no es proponer su currículo, sino organizar el currículo, enfatizó.

“En media superior, los cambios han sido mucho más sensatos que los de básica. Fue un proceso más conciliador y se trata de una reforma más moderada”.

Consideró que sí hay afectaciones importantes, sobre todo si se ven desde la perspectiva del mapa curricular, donde se aprecia una afectación a unas disciplinas en cuestión de carga horaria que va a incidir en la contratación de docentes.

Además, recalcó que, a diferencia de lo que ocurre en el nivel básico, en Media Superior va a entrar de manera gradual, es decir en el ciclo 2023-2024 sólo en el primer semestre.

La prioridad debería ser recuperar aprendizajes perdidos

Marco Antonio Fernández Martínez, Profesor-investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey e investigador asociado en México Evalúa, subrayó que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador busca sustituir el marco curricular por uno nuevo sin, siquiera haber tenido una evaluación que justifique la sustitución que plantea.

“No es un buen momento para llevar a cabo esa implementación, porque, derivado de la pandemia de la Covid-19, los niveles que tuvieron una mayor caída en la matrícula fueron precisamente preescolar y media superior”, expuso.

Indicó que el problema es que, no solamente tuvimos una caída en la matrícula, sino, lamentablemente, el número de jóvenes que ya no transitaron de la secundaria a la media superior aumentó. “Estamos hablando de un universo de 130,000 estudiantes que ya no transitaron a la media superior, además de la caída de la matrícula”.

Remarcó: “No tenemos una medición de lo que se dejó de aprender, lo cual es una irresponsabilidad del Gobierno federal”.

Puso como ejemplo que no hay ninguna medida sobre la pérdida de conocimientos en alumnos de bachilleratos tecnológicos, donde buena parte de su aprendizaje lo adquieren en los laboratorios, los cuales estuvieron cerrados dos años. “La autoridad no puso ni una sola propuesta sobre la mesa para atender esa situación”.

Daniel Hernández Franco dijo que en todo el mundo se pusieron a revisar currículos para descargarlos y aquí, “en lugar de descargar se pusieron a cargar y en lugar de dedicar el tiempo de los maestros a recuperar aprendizajes perdidos y construir sobre de eso, se le metió a una vorágine de vamos a cambiar las cosas”.

Indicó que, desafortunadamente, en la educación media superior hay un estancamiento de la matrícula, en alrededor de cuatro millones, 800,000 estudiantes, cuando, antes de la pandemia había poco más de cinco millones.

Bachilleratos de universidades y privados prefieren esperar

Fernández Martínez comentó que ante la falta de consensos del Gobierno con las universidades y centros de educación superior que cuentan con bachillerato, como la UNAM, la Universidad de Guadalajara y la Autónoma de Sinaloa, el nuevo marco curricular común, se va a implementar en la minoría; solo en los que dependen del Gobierno federal, como los adscritos a la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria y Ciencias del Mar, los Centros de Educación Tecnológica Agropecuaria y Forestal, los Conaleps y Colegios de bachilleres.

Daniel Hernández Franco dijo que, hasta el momento, sólo la Universidad Autónoma de Nayarit ha manifestado que utilizará el nuevo marco curricular, pero hasta el próximo año.

Además, hay otras como la Universidad Autónoma de Nuevo León, que recientemente reformó su programa de preparatoria, por lo cual no tendría incentivo para adoptar el nuevo marco curricular.

Fernández Martínez mencionó que los bachilleratos privados no los van a implementar. Tampoco los estatales porque la propuesta tiene implicaciones presupuestales dobles: por un lado, se pretende incorporar más horas de la enseñanza de ciencias sociales, de la parte historia, lo cual tiene un impacto en la nómina y el Gobierno federal no ha dicho quién va a pagar eso.

“Entonces, en menos de 20% de los planteles de la media superior se va implementar este nuevo marco curricular”, dijo.

Daniel Hernández Franco subrayó que ha bajado considerablemente la cantidad de recursos para la educación continua de los docentes, lo cual dificulta la preparación de los profesores para la implementación del nuevo marco curricular.

Con implementación inicia preparación de los maestros

Fernández Martínez comentó que a unos días de que inicie el ciclo escolar, apenas el miércoles pasado la autoridad anunció el inicio de cursos de capacitación para la universalidad que pretenden ver en la enseñanza de las ciencias.

En las fechas que plantean para la capacitación, están pensando en terminar a finales de este ciclo escolar.

Daniel Hernández Franco dijo que juega en favor que México tiene una buena planta laboral de maestros con experiencia, quienes van a hacer el esfuerzo porque salgan bien las cosas y que los que se les ofrezca a los alumnos sea lo que necesitan.

El especialista comentó que cuando a él le tocó implementar una reforma educativa, lo que se hacía era pedir a los planteles que les enviaran evidencia de sus planeaciones didácticas para ver qué tanto se acercaban a la propuesta curricular correspondiente.

Además de hacer eso, se debería ver cuántos maestros van cursando los cursos de capacitación de las nuevas áreas.

Eso debería hacerse en este caso, además de habilitar un sistema de evaluación de logros.

Dijo que el último examen que se hizo para conocer el aprovechamiento de los alumnos del nivel medio superior ocurrió en 2017, poco antes de que el Gobierno decidiera desaparecer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

“El problema que tenemos es que tú vas a arrancar este nuevo ejercicio sin tener una línea de base”.

Marco Antonio Fernández Martínez recalcó que el sello de la casa de este Gobierno es la improvisación, la ideologización y la ocurrencia y con eso ¿qué va a pasar (¿con esta implementación?, pues que no va a salir bien.

Para el especialista, es una tristeza el grado de irresponsabilidad por parte de las autoridades en materia educativa. No se ha puesto atención al nivel medio superior, que es fundamental y que, junto con preescolar, es quien han tenido la mayor reducción de la matrícula. “Ni siquiera tienen un indicador básico de cuantos van a participar”.

Hoy, cuando vemos las expectativas del país de cara al nearshoring, para que esto pueda tener éxito, el país requiere tener bases matemáticas sólidas, la capacidad del inglés técnico, al menos para poder leer los manuales de las máquinas, la parte fundamental de consolidar las habilidades socioemocionales como la resiliencia y el trabajo en equipo y no se ve dónde está la autoridad entendiendo que esa es la realidad del siglo XXI, recalcó.

 

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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