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Peña pretendió desmarcarse de FCH, pero fuga del Chapo le cambió el rumbo
México adoptó una estrategia proactiva en su política exterior y empezó a jugar en nuevos tableros (como su colaboración en las misiones de paz de la ONU), opinó el subsecretario Carlos de Icaza.
Ante los cambios en el escenario internacional y sus transformaciones internas, México ha debido ajustar su política exterior y explorar nuevos tableros. De una diplomacia perfilada a ganar apoyo para combatir el narcotráfico durante la pasada administración, el actual titular del Ejecutivo federal comenzó su mandato con una estrategia en el extranjero encargada de presentar a un país de reformas y cambios, pero el caso Iguala atrajo como nunca en más de 20 años la atención mundial, obligando al gobierno a redireccionar sus esfuerzos.
El internacionalista de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, Eduardo Rosales, expuso que durante el sexenio de Felipe Calderón hubo una extrema alineación a los intereses de Estados Unidos , como lo fue la lucha en contra del narcotráfico y crimen organizado.
Al regreso del PRI a la silla presidencial se retoma la idea del nacionalismo, por lo que la cara de la política exterior sufre una pequeña renovación; en particular, se desmarca en materia de seguridad con relación a la Unión Americana.
Un desmarque que, a decir del investigador de la UNAM, fue fallido, pues ante la fuga de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, del penal de alta seguridad El Altiplano, mostró nuevamente indignación.
Por su parte, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza, expone que ante cambios internacionales y nacionales, la estrategia de la política exterior tuvo que ajustarse y el resultado fue una mezcla entre la búsqueda de nuevos socios, la profundización de las relaciones existentes, la participación activa en arreglos formales e informales y el objetivo de convertirse en actor con responsabilidad global.
Consideró que la crisis económica del 2008 fue un nuevo llamado a la necesidad de que México adoptara una estrategia proactiva en su política exterior y empezara a jugar en nuevos tableros.
El futuro de la diplomacia mexicana debe tomar en cuenta que está cambiando el poder entre los Estados del sistema internacional y está creciendo la interdependencia en todos los niveles, como consecuencia de la globalización, puntualizó.
El caso de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, hace un año, atrajo la mirada internacional como no había sucedido hace más de 20 años y logró terminar con el programa político del gobierno de Enrique Peña Nieto, expuso la embajadora de carrera y coordinadora de la licenciatura de Relaciones Internacionales en el Colegio de San Luis, Fuensanta Medina Martínez.
La directora del Centro de Estudios Internacionales del Colmex, Ana Covarrubias, consideró que el caso de Iguala realmente terminó con el programa político del presidente Peña Nieto . En un mes, el llamado Mexican moment y la imagen de un México como el país de las reformas se perdió.
Expuso que los principales retos de la política exterior mexicana son los derechos humanos, la seguridad y corrupción.