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Política

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“Poder fragmentado y vigilado, parte de la democracia”

En particular, el catedrático se dijo preocupado por las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a la UNAM, “porque no fue una crítica, sino un acto de descalificación”.

Al considerar que todas las instituciones autónomas nacionales, no sólo las universidades públicas, están sufriendo acoso, el catedrático José Woldenberg resaltó que los gobiernos deben entender que la independencia de ciertas instituciones es fundamental para la construcción democrática.

“Atentar contra las autonomías, es atentar contra un arreglo institucional que beneficia a todos, incluidos los propios gobiernos, que aunque puedan vivir con alguna tensión con esas instituciones, eso está en el código genético de la relación”, consideró.

Al participar en el Seminario en defensa de las autonomías y las instituciones, José Woldenberg indicó que órganos autónomos como la UNAM, el INE, el Banco de México, el poder Judicial sufren del acoso desde gobierno federal, y previó que esto se debe a que desde la administración central no se comprenden la función de dichas instituciones.

Mencionó que esos organismos viven un momento complicado, y algunas de ellas sabrán enfrentar estos retos, y otras como la CNDH ha sido desvirtuada, “porque más que defender a los ciudadanos de los actos del poder, se entiende como una institución del gobierno”.

“Da la impresión que se quisiera alinear a toda esta constelación de instituciones a la voluntad presidencial. Me da la impresión que el modelo que se tiene en la cabeza es el de volver a un México de los años 50, 60 o 70 del siglo pasado, en donde en efecto, un presidencialismo extremo concentraba prácticamente todas las facultades constitucionales, pero también metaconstitucionales. Es decir, el presidente no era un acto más de la política, ni siquiera el actor predominante, era el actor que subordinaba a todas las instituciones a su voluntad.

“Lo que creo que no se entiende desde el gobierno es que la democracia no es sólo eso (la celebración de elección), la democracia implica también un poder regulado, fragmentado, vigilado y fórmulas para que las personas físicas y morales puedan defenderse de los actos de la autoridad, y esto es lo que me da la impresión que no está en el radar de la presente administración, y por ello se quisiera que los poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial, estuvieran subordinados al presidente. También que los órganos del Estado no fueran autónomos, que las organizaciones civiles estuvieran alineadas por el poder, que los medios de comunicación reprodujeran prácticamente sin críticas lo que emana de la Presidencia de la República”, explicó.

jorge.monroy@eleconomista.mx

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