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Reos exigen ante CNDH alimentación balanceada
Los penales de Sonora tienen una calificación promedio de que va desde 5.2 hasta 6.6; sin embargo, algunos internos recurren a la CNDH para quejarse de la alimentación que reciben, ya que argumentan que necesitan una dieta especial alta en proteínas y vitaminas, incluso protestan por la cantidad mínima que les sirven.
Los penales de Sonora tienen una calificación promedio de que va desde 5.2 hasta 6.6 (10 es la máxima calificación); sin embargo, algunos internos recurren a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para quejarse de la alimentación que reciben, ya que argumentan que necesitan una dieta especial alta en proteínas y vitaminas, incluso protestan por la cantidad mínima que les sirven.
El organismo tiene documentados algunos casos, por ejemplo, se inició una queja porque un reo fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social, en Hermosillo, Sonora. La queja se debe a que al interno -antes de la detención- se le practicó una operación de baipás gástrico, por lo que debía mantener una dieta especial alta en proteínas y vitaminas, debido a que no metaboliza los carbohidratos ni puede comer carne de cerdo ni embutidos; es alérgico a esos alimentos, sobretodo, porque está bajando de peso.
Según la queja, el interno necesitaba que le proporcionaran complementos vitamínicos, así como mayor cantidad de comida; incluso pidió que se le permitiera realizar actividades recreativas y profesar su religión y requirió una Biblia, además de efectuar llamadas telefónicas con sus familiares.
Es de destacar que los centros penitenciarios estatales no superan la calificación de 6.6, la cual fue establecida por la CNDH en su diagnóstico penitenciario y valora las condiciones de gobernabilidad, aspectos que garantizan la integridad física y moral del interno, estancia digna, reinserción social del interno.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos en sus revisiones reconoce que aun cuando las reglas estipulan que el sistema penitenciario debe proveer todas las necesidades básicas de la población, en la práctica esto no sucede. Tan es así que la población se queja de la escasa cantidad de alimentos que reciben.
En los documentos del organismo se reconoce que el reo -después del traslado- fue aislado e incomunicado, sin ver la luz solar, sin tener actividades y tampoco le permitieron la visita de su abogado y de sus familiares.
Incluso, le proporcionan escasos alimentos, los cuales no están balanceados, encontrándose en riesgo su salud. Los alimentos que recibía eran muy limitados. Los alimentos en ese centro penitenciario son insuficientes en calidad y cantidad , según se plasma en la queja presentada ante el órgano autónomo.
jose.reyes@eleconomista.mx