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Política

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Robo de combustible, donde el dominio es de los cárteles

Militares registraron, entre el 2013 y hasta marzo del 2017, un total de 36 agresiones mientras resguardaban instalaciones estratégicas de Pemex.

El robo de combustible en México se ha dividido en dos grandes rubros: el negocio ilícito operado por grupos pequeños de pobladores que circundan los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), quienes venden el combustible a los consumidores de a pie y, por otra parte, el negocio operado por las bandas del crimen organizado dedicado a la venta de grandes cantidades de hidrocarburos a empresas y fábricas.

El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y los Zetas o las células delictivas que se han desprendido de esta última agrupación son las organizaciones criminales que más se benefician del robo de combustibles en la actualidad, no obstante, en los últimos años han aparecido nuevas organizaciones criminales de carácter local que se benefician del robo de refinados a Pemex, afirmó el director de la consultoría de riesgos Etellekt, Rubén Salazar.

“En los últimos tres años ha venido reconfigurándose (el robo de combustibles). Han surgido nuevos grupos que no tenían un origen en el narcotráfico sino que ya están compuestos por gente de las propias comunidades, ha empezado a haber muchos ajustes de cuentas de cárteles en contra de bandas más pequeñas y esto porque ya se les estaba saliendo de control a ellos mismos, a los cárteles”, indicó.

Hasta el 2016, de acuerdo con reportes de la misma consultoría de riesgos, eran ocho los cárteles de la droga que lideraban en el robo de combustibles a los ductos de Pemex: CJNG, los Zetas, el Cártel del Golfo, el Cártel de los Beltrán Leyva, el Cártel de Sinaloa, la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios y Cártel de Juárez; mientras que una pequeña parte de las tomas clandestinas, un poco más de 5%, eran atribuidas a bandas delictivas más pequeñas, situación que ha comenzado a cambiar.

“La gente ya lo roba (el combustible), eso es lo que el gobierno a veces no entendía, nosotros lo venimos diciendo desde hace tres años: la gente ya lo roba, ya le compite a los cárteles y en términos de protección civil va haber muchos riesgos e implicaciones, todo lo que tiene que ver con el mercado negro me parece que la mayor parte ha sido alimentada por la participación de las comunidades.

“Lo hemos visto nosotros en mucha información abierta: en los tianguis donde venden el combustible, pese a la presencia de las policías municipales o estatales, hay gente que antes se dedicaba a vender otro tipos de mercancías”, dijo Salazar.

Respecto a la participación de los cárteles, el director de la consultoría precisó que su mercado en la actualidad es el de los medianos y grandes consumidores de combustibles, como estaciones de expendio de gasolina o las empresas del sector industrial o de transporte.

De acuerdo con el reporte “Robo de petróleo: modalidades globales, tendencias y remedios”, generado por el think tank Atlantic Council, en el 2017, las empresas estadounidenses habían sido también partícipes de la compra de combustible robado.

“El combustible robado se mueve a través de la frontera con Estados Unidos, con frecuencia en camiones cisterna que utilizan documentación falsa y es vendido a precios por debajo del mercado. Las empresas estadounidenses han sido cómplices en el contrabando de combustible mexicano”, acotó el reporte.

En el mismo informe, se informó que en las comunidades del llamado triángulo rojo —que comprende diversos municipios del estado de Puebla—, los pobladores que hurtan el combustible de los poliductos de Pemex le venden luego el refinado a los mismos cárteles.

“Las pandillas dejan intencionalmente los grifos del gasoducto para permitir que los agricultores vengan a llenar. A pesar de que el derrame tiene un impacto ambiental negativo, Pemex paga a los agricultores una compensación por el daño a la tierra generado desde el derrame”, asentó el documento.

Esta situación, concluyó el reporte, genera una doble ganancia para los pobladores: la primera son las ganancias generadas por la venta del combustible robado y la segunda las indemnizaciones que otorga Pemex.

Enfrentamientos con militares

Los enfrentamientos entre las bandas de robo de combustible y las fuerzas armadas han ido al alza.

En concordancia con información de la Secretaría de la Defensa Nacional, que entregó a un ciudadano mediante respuesta a la solicitud de información con folio 0000700065017, los militares mexicanos registraron, entre el 2013 y hasta marzo del 2017, 36 agresiones mientras se dedicaban al resguardo de ductos e instalaciones de Pemex.

En el 2012, la Sedena no registró confrontaciones contra delincuentes. En el 2013, fueron dos enfrentamientos, en el 2014 fueron cuatro.

En el 2015, los registros de enfrentamientos se incrementaron a 10: en el 2016 se registraron 11, mientras que entre enero y marzo del 2017 se habían registrado nueve.

Estas confrontaciones, que se llevaron a cabo en 27 municipios de ocho estados, dejaron 11 heridos y dos muertos.

Para el director de Etellekt, la estrategia a seguir para combatir el robo de hidrocarburos debe ser una combinación entre mayor resguardo de los ductos de Pemex, el ataque a la corrupción dentro de la petrolera y las estructuras financieras de los grupos criminales, así como la implementación de programas de desarrollo social en zonas de rezago y colindantes a ductos de Pemex.

Con ello, informó Salazar, se evitarán tragedias como la del viernes pasado, la cual es calificada por la misma consultoría de riesgos, en un informe que emitirá en los próximos días, como la quinta tragedia más grande en el mundo ocasionada por robo de combustibles.

hector.molina@eleconomista.mx

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