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Política

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San Lázaro, un búnker

La seguridad en el Palacio Legislativo de San Lázaro fue reforzada a escasos 13 días de que concluya el actual periodo ordinario de sesiones, lapso en el que se prevé discutir y concretar las reformas político-electoral y energética.

La seguridad en el Palacio Legislativo de San Lázaro fue reforzada a escasos 13 días de que concluya el actual periodo ordinario de sesiones, lapso en el que se prevé discutir y concretar las reformas político-electoral y energética.

Placas de acero de tres metros de altura sellaron el perímetro del complejo parlamentario con el propósito de contener a los inconformes con los cambios legales que se anticipan y cuyos dirigentes ya advirtieron que impedirán el trabajo legislativo. El operativo está a cargo de la Policía Federal.

Cientos de elementos provistos de equipos antimotines hacen guardia en los alrededores de la Cámara de Diputados.

Las dos entradas peatonales del inmueble legislativo que se encuentran sobre la calle Emiliano Zapata lucían resguardadas en su interior por un cinturón conformado por mujeres policías.

Una tanqueta blindada antimotines lanzagua rompe manifestaciones para dispersar inconformes con chorros de agua a presión, en cuya cabina dormían a pierna suelta sus dos operadores con el sol a plomo sobre el vehículo, aguardaba estacionada sobre la avenida Eduardo Molina, justo en el andén del metrobús, estación San Lázaro, que desde ayer permanece cerrada, enfrente de la terminal de Autobuses de Oriente.

Hubo muy pocos legisladores en la Cámara Baja, donde es habitual que la semana de trabajo legislativo inicie el martes.

rramos@eleconomista.com.mx

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