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Saqueo, delito que se ha extendido por Acapulco
Alberto Flores narró a El Economista que la rapiña y los saqueos se han extendido en Acapulco tras el paso del Huracán Otis por lo que, aunque tiene la oportunidad de regresar a la Ciudad de México, tomó la decisión de volver a su hogar en la zona de Acapulco Diamante, para resguardar y proteger su patrimonio.
Alberto Flores narró a El Economista que la rapiña y los saqueos se han extendido en Acapulco tras el paso del Huracán Otis por lo que, aunque tiene la oportunidad de regresar a la Ciudad de México, tomó la decisión de volver a su hogar en la zona de Acapulco Diamante, para resguardar y proteger su patrimonio.
El caso de Alberto se da en un contexto en donde tras la devastación que dejó el paso del huracán por diversas zonas, se comenzaron a registrar estos actos delictivos en diversas localidades. En redes sociales se aprecian personas ingresando a tiendas, de cualquier giro, para sustraer artículos.
Tras esta situación, la Guardia Nacional realizó un primer despliegue, el 28 de octubre pasado, de 1,700 elementos con la que llevaron a cabo recorridos.
“Pase a comprar algo de comer, pero me voy a regresar, con mi pareja, para allá (Acapulco) para cerrar la casa porque está cabrón la rapiña (...) no sé qué hayan dicho en las noticias, pero 50% fue lo que causó el huracán y lo restante es lo que está causando la rapiña”, opinó Alberto Flores.
Sobre ello, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval informó el día de ayer que por este tipo de delitos se desplegarán un total de 5,000 guardias nacionales.
Aunado a ello reportó que desplegó personal para resguardar las alrededor de 70 gasolineras en Acapulco, que no funcionan por falta de luz, debido a que se detectó robo de combustible.
Sin preparación
Por otra parte, Alberto Flores narró que, en Acapulco, estaban preparados para recibir una tormenta tropical y no un huracán y menos con la intensidad 5 en la escala de Saffir-Simpson, que fue con la que Otis impactó la zona el pasado 25 de octubre.
“La verdad es que nadie se esperaba todo lo que ocurrió, si decías ‘una tormenta tropical, algo clásico’, pero no sé qué fue lo que se vivió, no he visto las noticias”, comentó el entrevistado sobre el paso del fenómeno natural.
Explicó que todas sus pérdidas fueron materiales y que, ante la falta de recursos y comunicación, tuvo que salir de la zona, e ir a Chilpancingo, la capital de la entidad, para poder surtir gasolina, comer y hablar con sus seres queridos.
Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, detalló, durante la conferencia de prensa matutina del pasado 26 de octubre, que lo que ocurrió fue algo atípico y un escenario poco probable, se rompió el récord histórico de intensificación en México, que era de 24 horas con el huracán Patricia en 2015.