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Tratantes de personas usan barberías como centros de operación en CDMX
Al menos tres casos de explotación sexual en barberías fueron identificados entre 2019 y 2020.
México se mantiene como unos de los principales países de origen, tránsito y destino en materia de trata de personas.
Ante ello, los tratantes han diversificado sus métodos para cometer este ilícito, ya que se pueden identificar nuevas formas y lugares de operación, que van desde su ubicación detrás de un puesto de comida callejera, hasta en el interior de una barbería, señala el primer informe bianual del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Al señalar que el sometimiento de las víctimas representa un elemento central por parte de los delincuentes, el informe advirtió que, lejos de desaparecer, el delito se transforma y los tratantes buscan nuevas formas de operar.
Los expertos señalaron que, en los últimos años, las barberías han sido un centro de operación de trata, ya que se ha identificado que este tipo de negocio ha tenido un auge importante en México, ello debido a que el concepto está enfocado en un público masculino exclusivamente, que coincide con el principal consumidor de comercio sexual.
Durante el 2019 y el 2020 se identificaron al menos tres casos con indicadores del delito de trata de personas con fines de explotación sexual y uno con fines de trabajo forzado, cuya operación se escondía detrás de este tipo de negocios.
Asimismo, se logró identificar que la prostitución; la explotación laboral, el trabajo forzado y la adopción ilegal son algunas de las modalidades más comunes de este delito. Mientras que al recibir reportes de México, Estados Unidos y Latinoamérica, en nuestro país, se logró identificar que las víctimas son originarias principalmente de estados del norte y sur de la República.
Se añadió que algunas de las denuncias también exponen que la pandemia por Covid-19 modificó la forma de operar de los grupos delictivos dedicados a la trata de personas. Durante la contingencia sanitaria los delincuentes utilizaron las redes sociales, en un 22% de los casos, como medio para enganchar a personas vulnerables, mientras que antes de la contingencia sanitaria representaba menos del 10 por ciento.
