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Política

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Un 75% de la población mundial considera que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud

En México así lo piensa 84 por ciento. Los riesgos son relacionados con enfermedades infecciosas, padecimientos a causa de la contaminación; empeoramiento de la salud debido a la reducción de la calidad nutricional de alimentos e incluso a problemas de salud mental, señala el Barómetro de la Transformación Ecológica 2024.

Foto: AFP

Foto: AFP

La gravedad de la amenaza sanitaria derivada del cambio climático se ha convertido en una certeza. 75% de la población mundial está segura de que los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos constituyen la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta hoy la humanidad (en México lo está 84%); sin embargo; también es cierto que la llamada “negación climática” aumenta entre conservadores y populistas, señala la edición 2024 del Barómetro de la Transformación Ecológica realizado por las consultoras VEOLIA y ELABE.

En el reporte “Transformación ecológica: ¿estamos (siempre) listos?” expone que, la inseguridad ecológica y climática impacta en el planeta, pues 65% de la población mundial se siente expuesta a un riesgo asociado al cambio climático o a la contaminación (en México lo está 78%).

Además, se ha tomado conciencia de que la salud humana y la calidad de vida, serán las primeras víctimas. 

En informe destaca que 68% de la población mundial se siente expuesta y vulnerable a un deterioro de su calidad de vida (en México 80%).

En México 78% de las personas se sienten expuestos y vulnerables a un riesgo vinculado al cambio climático o la contaminación. Las mujeres (como en la mayoría de los países del mundo), los mayores de 56 años y los de mayores ingresos se sienten más expuestos y vulnerables a la amenaza, ya sea sanitaria o material. 

La inseguridad ecológica y climática en México es 13 puntos superior a la media mundial (65%), lo que la convierte en uno de los países más inseguros del mundo, y comparable a los niveles registrados en los países sudamericanos (Chile, Colombia, Brasil), el sur de Europa (España, Italia), Europa del Este (Polonia, Hungría), India e Indonesia. 

En este sentido, a escala mundial, 71% perciben condiciones de vida cada vez más duras, concretamente por degradación del ecosistema y la biodiversidad; escasez y agotamiento de los recursos; movimientos migratorios; daños materiales causados por desastres naturales; escasez de alimentos o que sean de mala calidad.

El informe destaca que 64% de la población mundial se siente expuesta y vulnerable a un riesgo para la salud, relacionada con esta circunstancia. En el caso de México ese indicador se ubica en 75 por ciento.

Concretamente los riesgos que perciben son relacionados con enfermedades infecciosas, enfermedad a causa de la contaminación; empeoramiento de la salud debido a la reducción de la calidad nutricional de los alimentos e incluso a problemas de salud mental.

Por otra parte, el estudio remarca una certeza masiva y estable del cambio climático en curso. 89% de la población comparte la certeza de un cambio climático en marcha. En México lo está 95 por ciento.

El negacionismo avanza

Pese a todos esos indicadores, el análisis llama la atención en que la negación climática aumenta entre conservadores y populistas en todo el mundo. Su argumento es que si bien 73% de la población mundial cree que el cambio climático se debe principalmente a la actividad humana, 27% manifiesta una negación climática y aumentó en 14 de 26 países. 

Además, refiere que crece la tentación del llamado “fatalismo ecológico”. 

En México 82% de está convencido de que se está produciendo un cambio climático, y que la actividad humana es la principal causa.

92% de los mexicanos está seguro de que el cambio climático está en marcha. Sin embargo, el 10% debate su origen antropogénico.

El reporte destaca que México sigue una tendencia mundial, observada en la mitad de los países encuestados. Los negacionistas se han reclutado en 14 de los 26 países del Barómetro, entre los hogares más modestos y los simpatizantes y electores conservadores y populistas de derechas, sobre todo en el Reino Unido, Europa del Este África y Australia.

A escala mundial, 55% piensa que el futuro todavía está en nuestras manos y que aun tenemos la posibilidad de limitar el cambio climático y reducir la contaminación; 35% tiene dudas y 9% piensa que es demasiado tarde.

Un 26% de los mexicanos duda de la capacidad de la humanidad para limitar el cambio climático y reducir la contaminación, mientras que el 11%  está convencido de que ya es demasiado tarde. 

Aunque México sigue siendo uno de los 10 países más optimistas (junto a sus vecinos sudamericanos, Asia (con excepción de Japón y África), y se sitúa muy por encima de la media mundial (55% +7), está cediendo a la tentación del fatalismo, como todos los países del Barómetro, que contaban con una sólida mayoría de optimistas hace 18 meses.

Según el reporte, el auge del fatalismo en México se debe, al menos en parte, a la quiebra del imaginario ecológico: mientras que 6 de cada 10 mexicanos cree que la acción y la inversión para promover la transformación ecológica son proporcionales al riesgo en su país, la misma proporción de la población no logran imaginar el mundo y su vida cotidiana post-carbono (57%, 7 puntos más en 18 meses).

El informe enfatiza también que se percibe una transición ecológica sin horizonte, pues a 62% le cuesta imaginar cómo podría ser el día a día después de la transformación energética, aunque 37% se imagina algo bastante bien.

En México 57% le cuesta imaginar y 41% imagina algo bastante bien.

El análisis menciona que la inacción sigue considerándose más costosa que la acción ecológica. 66% está segura de que los costos incurridos por los daños vinculados al cambio climático y a la contaminación serán mayores que las inversiones necesarias para la transformación ecológica.

Casi siete de cada 10 mexicanos están ahora convencidos de que la inacción les costará más que la acción ecológica, un aumento de tres puntos en 18 meses.

La gente esta dispuesta a apoyar medidas si percibe beneficios

El reporte contiene un apartado sobre lo que se podría hacer ante esa situación, por ejemplo, proteger la salud y la calidad de vida para inspirar el deseo de ecología.

Al preguntarle a las personas encuestadas ¿qué le motivaría a llevar a cabo estos cambios? o ¿qué aspectos harían que fuera más fácil que se ajustara a ellos o justificarían los costos adicionales? 67% dijo que estar seguro de que protegería o mejoraría su salud y la de los que lo rodean (en México 73%); 64% estar seguro de que protegería o mejoraría su calidad de vida (en México 71%); 63% estar seguro de que se garantizaría la independencia alimentaria de su país (en México 73%) y 60% estar seguro de que se garantizaría la independencia energética de su país y de que todo el mundo dispondría de la energía que necesita (en México 66%).

A la pregunta de ¿qué le motivaría a llevar a cabo estos cambios? y ¿qué aspectos harían que fuera más fácil que se ajustara a ellos o justificarían los costos adicionales? 57% respondió sentir que todo el mundo contribuye y que existe y que existe un movimiento colectivo (en México 71%); 48% comprender por qué debe renunciar a ciertas cosas (en México 53%).

Lo cierto es que hay la percepción de que se ocupa un compromiso común. 92% considera que son necesarias las autoridades locales (lo mismo ocurre en México); 93% que son necesarios los ciudadanos (en México 95%); 93% opina eso de las empresas (en México 92%); 93 de los gobiernos (en México 92%) y 91% de las instituciones internacionales (en México es la misma proporción).

Para conseguir la transformación ecológica, 92% consideran necesaria la planificación, concretamente disponer de una visión a largo plazo relativa a soluciones e inversiones para promover la transformación ecológica (en México 94%); 93% Innovación, entendida como crear nuevas maneras de hacer las cosas que supongan poca contaminación (en México 95%); y 89% actualizar la legislación (en México 95%).

La mayoría está dispuesta a pagar un poco más por el bien del planeta

Un 82% de la población mundial está a favor de pagar un poco más por la energía producida localmente a partir de residuos no reciclables y biomasa para proporcionar seguridad energética a su región (en México 97%); 80% estaría a favor de ello para reducir las emisiones de CO2 (en México 86%) y 79% lo admitiría para reducir la dependencia en países que producen combustibles fósiles (en México 85%).

Por otra parte, 82% estaría en favor de pagar ahora un poco más por el agua para poder reciclarla y reducir los riesgos de que se agote para el consumo, la agricultura y la economía del país (en México 89%); 80% pagar un poco más por los aparatos eléctricos y electrónicos para garantizar el reciclaje de la batería y el aparato, y para limitar la contaminación causada por la extracción de metales raros y reducir nuestra dependencia de los países que producen estos metales  (en México 86%) y 78% pagar  un poco más por los productos cotidianos que contengan o estén envasados con plástico para garantizar su reciclado, reducir la contaminación por plásticos y limitar la extracción de petróleo (en México85%).

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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