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Viajar con temor o gastar más, dicotomía de usuarios de L9
Las estaciones que se prevén cerrar de la L9 son Pantitlán; Puebla; Ciudad Deportiva y Velódromo.
Son pasadas las 7 de la mañana en el andén de la estación Pantitlán de la Línea 9 del Sistema de Transporte Colectivo Metro. El espacio es una marea humana que fluye lentamente, el acceso al mismo es intrincado debido a que algunas personas se amontonan en las escaleras eléctricas, que no funcionan de forma adecuada y están en mantenimiento.
A pesar de las noticias de una ballena dañada —estructura colosal que sostiene el paso del Metro— a la que colocaron soportes metálicos, reflejo de la situación, la cantidad de personas congregadas, en dicho lugar, parece no prestarle mayor importancia. Usuarios comentan que, a pesar del temor, las opciones de movilidad y la economía les hace seguir utilizándola.
Jonathan aborda la línea café dos o tres veces por semana, por trabajo o compromisos sociales. A lo largo de una década ha notado el lento declive en la velocidad de la línea, especialmente en el tramo que va de Puebla a Ciudad Deportiva.
José, por su parte, confiesa que espera que las autoridades estén tomando las medidas necesarias para evitar otro desastre, pero tiene desconfianza. Una posible tragedia que podría ocurrir en la estación Pantitlán, donde confluyen diversas rutas, pasa por su mente, sin embargo, esto no es suficiente para cambiar su rutina de viaje. La necesidad y la familiaridad son factores predominantes en su decisión, ya que dice que con sólo cinco pesos llega, desde su hogar, a su escuela, en Ciudad Universitaria.
El tren, pese a los problemas, realiza viajes a máxima capacidad. Actualmente es la única Línea del Metro operativa, entre el oriente y el centro de la ciudad, debido al mantenimiento de la Línea 1 desde hace más de un año.
Michelle no realiza el trayecto diariamente, pero reconoce que cuando suele hacerlo ha llegado a acostumbrarse al desnivel que tiene el trayecto. Su mirada sobre el fenómeno es una mezcla de resignación y conformidad, como si la problemática se hubiera convertido en parte del viaje.
Admite haber notado el problema hace un año, después de que se hizo viral la noticia sobre el tramo afectado, pero dice que lo más evidente para ella es, cuando transborda de la Línea A, a la 5, en Pantitlán, ver cómo una parte del andén parece estar desfasado.
Jonathan, José y Michelle, aunque en distintas gravedades, comentan que el cierre del tramo, entre Pantitlán y Ciudad Deportiva, acarreará para ellos problemas de movilidad y presupuesto.
Por otro lado, otro problema visible es que, cuando dos trenes buscan ingresar a la estación Pantitlán, al mismo tiempo, uno debe detenerse para permitir que el otro se adelante. Una pausa forzada que, la gente sugiere, es para evitar un colapso como el ocurrido en la Línea 12.