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Víctimas narran tragedias
En Senado, y como parte de la discusión de la Guardia Nacional, tocó turno a los familiares de víctimas de violación a derechos humanos.
Familiares de víctimas de violación de derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas cometidas por integrantes de las fuerzas armadas pidieron a la Cámara de Senadores impedir la creación de la Guardia Nacional conformada por militares, porque no están entrenados para realizar funciones de seguridad.
Durante el segundo día de audiencias públicas en la Cámara alta para analizar el contenido de la minuta que crea la Guardia Nacional, desde el enfoque de los derechos humanos, destacó la presencia de las víctimas por primera vez en el Congreso de la Unión, ya que la Cámara de Diputados no tomó en cuenta su punto de vista cuando discutió el tema.
Sin poder contener el llanto, Alicia Rabadán Sánchez, acompañada de su esposo Jorge Parral Gutiérrez, narró el caso de su hijo que, dijo, ejemplifica las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas castrenses en el marco de la militarización en México.
El licenciado Jorge Antonio Parral Rabadán, detalló, recibió 19 disparos a una distancia de entre 2 y 30 centímetros mientras estaba tirado intentando cubrirse sólo con sus manos; su rostro quedó irreconocible.
“El 26 de abril del 2010 una llamada anónima advirtió a la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) que en un rancho de Nuevo León había gente secuestrada.
“11 minutos después y sin estrategia alguna, más de 100 elementos militares, tres helicópteros tripulados y sus mandos superiores llevaron a cabo un operativo letal por aire y tierra”, manifestó.
La mujer explicó que durante la incursión dos soldados dispararon de manera indiscriminada y que al finalizar el tiroteo encontraron a tres hombres desarmados y aterrorizados protegiéndose de los disparos; se trataba de personas secuestradas por el crimen organizado.
“En un acto sanguinario y con abuso de la fuerza los militares los ejecutaron con brutalidad (...) Como acostumbran, los militares inventaron que repelieron una agresión, alteraron la escena del crimen, sembraron armas en contubernio con las autoridades de Nuevo León. Enviaron el cuerpo de mi hijo al Semefo sin ser identificado. Antes de dos meses fue inhumado en una fosa común en calidad de desconocido”, dijo.
Por su parte, José Rubio Villegas relató que su hermano Bonfilio, de 29 años, fue asesinado en el 2009 en un retén militar, en Huamozitlán, Guerrero.
“Los militares dispararon al autobús (...) y mataron a mi hermano (...) Ya muerto mágicamente encontraron mariguana que a mi hermano le cargaron”, expresó.
Los militares, resumió, no están entrenados para cuidar a los mexicanos sino para enfrentar a ejércitos de otros países; “poco conocen los derechos humanos”.
Al ofrecer su testimonio, con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Denise Blanco, del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez AC, denunció que fue violada por marinos; se manifestó “totalmente en contra de la Guardia Nacional; los marinos son criminales (...) mi vida ya no es igual”.