Lectura 3:00 min
“Estoy aquí para comprometerme con ustedes no les voy a fallar”
Frente a un Zócalo capitalino lleno de personas y en donde las mujeres lucían optimistas, la titular del Ejecutivo federal recordó que no llegó sola a la Presidencia “llegamos todas”.
“No les voy a fallar”, fue una de las consignas con las que Claudia Sheinbaum cerró su primer discurso como presidenta de México en el Zócalo capitalino, en el que delineó los puntos que se compromete a cumplir durante su gobierno.
Cien puntos en los que si algo dejó claro, fue que habrá continuidad respecto a lo que se venía haciendo en la administración de su antecesor, el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Continuidad en la consigna de separar al poder político del poder económico, en los ideales del “humanismo mexicano”, en los programas sociales, en tener “un gobierno cercano a la gente”, en la dinámica de seguir recorriendo al país los fines de semana, en la política exterior y energética.
Incluso la misma forma en que se llevó a cabo su primer evento público como presidenta fue otra de las señales de que viene “segundo piso” de lo que ya había: así como López Obrador hace seis años, primero Sheinbaum recibió en una ceremonia el Bastón de Mando de los pueblos indígenas y afromexicanos, y luego procedió a dar lectura a sus 100 compromisos.
La mandataria aprovechó su discurso para dar a conocer los nuevos proyectos e iniciativas que implementará en su gobierno y en los que tratará de imprimirle su propio sello.
Pensiones para mujeres de 60 a 64 años, un nuevo programa de Farmacias del Bienestar, buscar prohibir la reelección en cargos populares a partir del 2030, fueron algunas de los nuevos proyectos e iniciativas que la presidenta prometió.
Desglosó tema por tema, en donde aprovechó para cambiarle el nombre a la Secretaría de la Función Pública por la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno.
Desde luego que durante la lectura de los centena de compromisos, aprovechó para celebrar la recién aprobada reforma al Poder Judicial de la Federación, con la cual, dijo, “ahora le toca” a ese poder ser elegido “democráticamente”.
Y dijo que se perfila para esta semana una serie de reformas, algunas constitucionales, para que quede clara la igualdad sustantiva de las mujeres y también el derecho a una vida libre de todas las violencias.
“Primera presidenta”
Pero nada mejor para imprimirle su propio sello a esta nueva etapa del país que la reiteración del significado histórico de su llegada a la Presidencia de la República.
“Por primera vez, no en 200 años, por lo menos en 503 años, no había habido una presidenta de México. Y como siempre decimos, no llegó sola, ¡llegamos todas!”, aseguró.
“Mi corazón brota de alegría y de entusiasmo”, “orgullosa, feliz, por eso estamos aquí”, “con mucho orgullo porque es nuestra primera presidenta”, dijeron a El Economista algunas de las mujeres que asistieron al Zócalo a la pregunta de cómo se sentían por el hecho de que México ya tenía a su primera presidenta.
“Estoy aquí para comprometerme con ustedes, para decirle al pueblo de México en esta plaza maravillosa, corazón de la patria (…) que no les voy a fallar”, afirmó la presidenta de México.