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Fed: ¿fin de la fiesta?

En los últimos 40 años las grandes fluctuaciones del peso mexicano han tenido como telón de fondo ajustes en la política monetaria de la Reserva Federal estaduounidense.

Foto: Reuters

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La crisis de deuda de los ochenta fue detonada por un alza inédita de la tasa de fed funds que llegó a niveles de 19 por ciento. La crisis tequila, que explotó en diciembre de 1994, estuvo precedida por un aumento de tasas de 250 puntos base. La devaluación del peso en el sexenio pasado se dio a la par de un alza de la tasa de referencia en dólares de 225 puntos base. En esos tres periodos, las variables internas dejaban al peso con marcada vulnerabilidad.

Evaluar el contexto de la política monetaria de la Reserva Federal es particularmente relevante para ponderar los efectos potenciales de cambios en las condiciones financieras externas sobre las variables financieras internas.

Cambios en la Estrategia Monetaria. Después de la estrepitosa caída de los precios de las materias primas en 2020, derivada del desplome de la demanda originado por la pandemia, la Reserva Federal cambió en agosto del año pasado la declaración de sus Metas de Largo Plazo y Estrategia de Política Monetaria.

La postura que se modificó estuvo vigente desde enero del 2012, cuando la Fed se unió a una larga lista de bancos centrales en la adopción de un objetivo de inflación (inflation targeting).

Inflación y Expectativas: depende de la óptica. En el nuevo enunciado, la Reserva Federal mantiene el diagnóstico de la importancia determinante que tiene la política monetaria sobre la inflación en el largo plazo. Sin embargo, el objetivo puntual de inflación anual de 2%, medido por el Índice de Precios del Gasto de Consumo Personal (PCE por sus siglas en inglés) cambió a una inflación que promedie 2% en el tiempo.

Las inquietudes sobre la actual política monetaria ultra acomodaticia están centradas en el fuerte repunte de la inflación. El aumento anual del PCE llega en agosto a 4.3 por ciento. Excluyendo alimentos y energía la inflación es de 3.6 por ciento.

Con otra óptica, el aumento del índice PCE de agosto 2019 a agosto 2021 equivale a una tasa anualizada de 2.8 por ciento.

La Fed se aferra a su narrativa de que el ritmo de alza de precios es transitorio y las expectativas inflacionarias son consistentes con la meta de 2% de largo plazo. No obstante, también advierte que, si la inflación supera lo esperado, va a actuar. El índice de expectativas inflacionarias de largo plazo elaborado por la Reserva Federal, basado en encuestas a pronosticadores profesionales se ubica en 2.05 por ciento.

El mercado de bonos tiene su propia estimación. La tasa de inflación (breakeven inflation) que iguala el rendimiento de bonos del tesoro a 10 años con el rendimiento de los bonos indexados a la inflación (TIPS por sus siglas en inglés) es de 2.5 por ciento. La encuesta a negocios de octubre de la Fed de Atlanta ubica el pronóstico de inflación a un año en 3.1%, mientras el sondeo que realiza la Fed de Nueva York entre consumidores arroja en septiembre una expectativa inflacionaria de 5.3% para los próximos 12 meses y 4.2% para un horizonte de 3 años.

¿Quiénes serán mejores pronosticadores? ¿Los economistas, el mercado de bonos o los consumidores?

Máximo Empleo: cambiante e incierto. La nueva declaración de metas y estrategia monetaria de la Reserva Federal aclara que el objetivo de máximo empleo no es medible directamente y cambia en el tiempo, debido principalmente a factores no monetarios que afectan la estructura y dinámica del mercado laboral, por lo que no es apropiado precisar un nivel objetivo. Añade que las evaluaciones son inciertas y sujetas a revisión.

La tasa actual de desempleo es 4.8%, a pesar de existir aún un faltante de 5 millones de empleos respecto a niveles prepandemia. Esto se explica principalmente por la caída de la participación laboral.

El FMI opina. En la edición de octubre del Panorama Económico Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aborda la política monetaria de los bancos centrales en el contexto actual. Advierte que, aunque los bancos centrales pueden ver las presiones inflacionarias como algo transitorio, deberían estar preparados para actuar pronto si los riesgos de aumento de las expectativas inflacionarias son más tangibles, aun si eso demora la recuperación del empleo. El FMI apunta que la alternativa de esperar a un mercado laboral más fuerte (en clara referencia a la postura de la Reserva Federal), conlleva el riesgo de que la inflación se retroalimente.

¿Qué Esperar? Un entorno particularmente incierto, que incluye factores como la evolución de la pandemia, la disrupción de las cadenas de suministro, severos problemas logísticos, escasez de personal, baja participación laboral, abundante liquidez y fuerte gasto público vuelve bastante nebuloso el marco de política monetaria.

Los referentes cuantitativos de las metas de inflación y pleno empleo se prestan a diferentes evaluaciones, como lo vimos líneas arriba. En un escenario de avance de la recuperación del empleo y persistencia de presiones inflacionarias, aunque pudieran moderarse en los próximos meses, se tendrá que ajustar el sesgo ultra acomodaticio de la Reserva Federal. El experimento monetario tiene sus riesgos y sus límites.

A partir de noviembre es probable el inicio del recorte del programa de bonos, y si no hay sorpresas negativas, le seguirá el alza de tasas de fed funds en 2022 o 2023.

Para México, la posición de los factores internos, entre ellos finanzas públicas, cuenta corriente, política monetaria, ambiente para la inversión, serán determinantes en la capacidad de absorción de los efectos derivados de ajustes en la postura de la Fed.

*El autor es socio director de Econofinanzas. Presidente del IMEF Grupo Monterrey.

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