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Los retos del nuevo secretario

Después de dos ofrecimientos previos del presidente López Obrador, Rogelio Ramírez de la O aceptó ser secretario de Hacienda (SHCP) en sustitución de Arturo Herrera, quien deberá ser designado en enero próximo como gobernador del Banco de México. El secretario de Hacienda es un puesto clave en la administración pública, de mucho poder, pero también de muchas complejidades donde se deben combinar las habilidades técnicas con las políticas.

Ramírez de la O es un economista de 73 años de edad, con un doctorado en la Universidad de Cambridge. Conoce bien el funcionamiento de los mercados financieros ya que prácticamente toda su vida ha sido un analista y consultor de empresas privadas. Cierto, no tiene experiencia en el servicio público pues nunca laboró en él. Así que deberá aprender rápidamente los vericuetos de la normatividad y burocracia pública. Para ello será importante aprovechar los cuadros ya existentes en la secretaría.

Los retos inmediatos

Ramírez de la O recibe a la SHCP en un momento difícil y delicado. La economía mexicana pasa por una fase en la que el crecimiento económico está rebotando en 2021, después de la peor recesión en 88 años en 2020. La expansión esperada de 6.2% en este año es precisamente un rebote hasta cierto punto natural que no debe confundirse con una mejora estructural de la actividad económica. Pero lo preocupante es que en vez de que el crecimiento despegue en 2022 para una plena recuperación, los pronósticos indican una desaceleración el año venidero a una tasa del PIB de 2.8 por ciento. Aunque esta tendencia es compatible con la economía global, es un motivo de preocupación.

Sobre este trasfondo, Ramírez de la O se enfrenta a un mandato desafiante. Se comentan a continuación los principales retos que enfrentará. Hay un cierto orden de prioridades en esta lista.

1. La inversión privada está estancada desde mediados de 2018. Las erráticas políticas públicas y decisiones contrarias al cumplimiento del Estado de Derecho (cancelación del aeropuerto, la cervecería en Mexicali, la cancelación de participación en el campo petrolero Zama) de este gobierno son el principal obstáculo para la reactivación de la inversión. Herrera no fue un buen interlocutor con los líderes empresariales. Ramírez de la O tiene una mejor disposición y ecuanimidad para recomponer el diálogo con el sector privado, ya que conoce lo que espera dicho sector para reanimar la inversión productiva.

2. La prueba de fuego más inmediata que enfrentará es el diseño del presupuesto federal de 2022, que deberá ser entregado al legislativo el próximo 8 de septiembre. De hecho, aún sin haber tomado posesión, ya estaba dedicado a ello.

  • Por el lado de los ingresos, no hay mucho margen para aumentarlos. Con la economía decreciendo en 2022 la recaudación tanto del IVA como del ISR difícilmente se incrementará. Por otro lado, ya no habrá recursos no recurrentes como los fondos que se obtuvieron de los fideicomisos cancelados. Asimismo, con el nivel ya elevado de la deuda externa (mayor a 50% del PIB), la capacidad de endeudamiento es sumamente limitada. Finalmente, no podrán imponerse nuevos impuestos pues el presidente difícilmente lo aceptará. Se ha comentado que una posibilidad que le parecería atractiva al secretario para aumentar la recaudación, es pasar a los alimentos de un régimen de IVA de tasa cero a exento. Hoy, con la tasa cero, una empresa puede solicitar la devolución del IVA pagado por los insumos en el proceso de producción. Con el régimen exento ya no podrá pedir dichas devoluciones. Para varias empresas grandes, éstas son un monto importante y de hecho les sirve como capital de trabajo. La implicación es que con esa ausencia de reembolsos, seguramente las empresas lo impactarán en el precio del bien final. Así que sería una medida inconveniente por el posible impacto inflacionario que, si bien podría ser de una vez por todas, sí implica una afectación para el consumidor. Con las limitaciones expuestas, se ha dicho que el secretario desea un presupuesto para promover la inversión y el crecimiento, y que ha tenido pláticas al respecto con los líderes empresariales. Habrá que ver qué tipo de acciones podrá incorporar Ramírez de la O, aunque todo apunta a una simple miscelánea y no a una reforma profunda.
  • Por el lado del gasto los retos son angustiantes. La orden es inyectar más dinero a fondo perdido en Pemex. El mayor riesgo es que Standard & Poors, la única calificadora de las tres importantes que falta para degradar la deuda de Pemex a la zona de pérdida de grado de inversión, arrastre a la deuda soberana. Si bien se ve difícil que las tres le otorguen esta pérdida a la deuda gubernamental, es un fantasma que continuamente acechará a Ramírez de la O. Al parecer tiene una visión opuesta a la del binomio Nahle-Romero para la política energética. Se inclina por energías renovables y favorecería restituir esquemas cancelados en el sector como los farmouts que permitirían la participación privada. Igualmente, las exigencias de gasto de los proyectos insignia y que no tienen viabilidad financiera son una presión adicional.

Otra presión de gasto es la absurda ocurrencia de crear una compañía estatal de gas. Sobre el decreto de control de precios del gas aprobado en forma exprés, el secretario entiende su inconveniente y la distorsión que introduce al mercado, así que se espera un pronunciamiento de su parte.

Igualmente habrá exigencias de mayores gastos en infraestructura de salud, medicinas, educación, ciencia, cultura y de programas sociales clientelares. Finalmente, la bola de nieve del pago de pensiones absorberá cuando menos 26% del gasto programable. Con la más reciente ocurrencia presidencial de aumentar la pensión universal para adultos mayores a partir de los 65 años hasta alcanzar 6,000 pesos bimestrales (el doble que la actualidad) en 2024, hay una presión adicional.

Todo este gasto busca un acomodo en el presupuesto de 2022. Claramente Ramírez de la O estará atrapado entre lo que sabe que tiene que hacer para una política fiscal eficiente, enfocada al crecimiento, y lo que López Obrador siente que debe hacerse de acuerdo con sus objetivos populistas.

Tendrá que hacer malabarismos más allá de su calificación técnica. Veremos a qué grado logra imprimirle su sello propio al presupuesto.

3. La banca de desarrollo no ha funcionado como lo prometió López Obrador. De hecho, es prácticamente inexistente. Puede ser un instrumento eficaz para el desarrollo y un complemento de la banca privada. El problema ha sido que la han desprovisto de recursos, le han arrebatado fideicomisos y la tienen en un limbo olvidado.

El reto para Ramírez de la O es reactivarla. Se debe aprovechar que ya existe su estructura que puede ser útil para el financiamiento al desarrollo para cumplir con su vocación original.

4. Las aduanas son un problema serio. Antes, eran responsabilidad de la SHCP pero López Obrador absurdamente le encomendó su manejo y administración a los militares. Las aduanas se han convertido en un estrangulamiento para la actividad económica debido a su ineficiencia. El secretario tendrá que mediar con el ejército para buscar espacios de colaboración y poder influir en una necesaria corrección.

5. Finalmente, está el reto de enfrentar el repunte de la inflación. Si bien su combate es mandato constitucional del Banco de México, la opinión del secretario y acciones que pueda tomar la SHCP son relevantes. El secretario asiste a las sesiones de la Junta de Gobierno con voz pero sin voto. Aunque en las minutas de las decisiones de política monetaria no se identifican los nombres de las opiniones, su participación en esa instancia es importante por la influencia que puedan tener sus puntos de vista.

Esta es quizá una lista parcial pero son los principales retos del corto plazo que enfrentará Ramírez de la O. Tiene las cualidades necesarias para ser un buen secretario, siempre y cuando el presidente le dé suficiente margen de maniobra para actuar conforme a las prioridades y la sensatez económica.

Federico Rubli Kaiser es socio consultor de MAAT Asesores S.C. En el IMEF, es vicepresidente Comité de Estudios Económicos y miembro del Comité del Indicador y del Comité de Seguridad Social.

Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.

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