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¿Por qué Citi vende Banamex?

Foto EE: Archivo

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¿Cómo entender la venta de Banamex? Es una noticia que saca la bola del parque y nos genera la tentación de pensar fuera de la caja, de ir más allá del comunicado oficial. Desde Nueva York, Citigroup enfatiza que se trata de una operación que se enmarca dentro de una estrategia global: el grupo ha ido vendiendo sus operaciones de banca de consumo en otros países del mundo, América Latina y Asia. Esto ha ocurrido desde 2014, salió de Costa Rica, Perú, Guatemala y Panamá; además de 13 países en Asia, por ejemplo.

México parecía ser otra cosa. Fuera de Estados Unidos, no hay un país donde Citigroup tenga una presencia tan importante: son 1,278 sucursales, 31,406 empleados, 9,000 cajeros automáticos y, lo más importante, utilidades que cada año fueron en promedio superiores a los 2,000 millones de dólares.

Son estas ganancias uno de los factores que alimentan la especulación sobre los motivos de Citi. ¿Por qué una empresa que gana tanto se quiere ir de este país? En busca de una explicación más completa tenemos dos factores a considerar: Citibanamex gana muchísimo dinero, pero ha ido perdiendo terreno en el mercado mexicano y también en el portafolio global de negocios de Citi. Cuando el grupo estadounidense compró el grupo Banamex Accival, en mayo de 2001 por 12,500 millones de dólares, estábamos ante un gigante financiero que competía por ser el más grande de México. Veinte años después, sigue siendo enorme, pero ahora compite por mantener la tercera plaza. Tiene alrededor de 10% del mercado y presencia en casi todas las ramas del negocio: banca, seguros, afores y casa de bolsa.

¿Qué tanto pesa la 4T en esta decisión de Citi? Esta es una de las preguntas que parecen más jugosas cuando de especular se trata. Aquí sólo hay piezas sueltas del rompecabezas. Pudo haber afectado la decisión del Gobierno de poner tope a las comisiones de las Afores. Puede también estar en la balanza el temor a que se reactiven las iniciativas de leyes que implican mayor regulación al negocio bancario, por ejemplo, topes a tasas de interés. Los más acelerados en redes sociales tratan de vincular la decisión con los cambios en el Banco de México y/o con algunos aspectos de la retórica de los radicales de la 4T o del presidente. El problema con darle demasiado peso a estas piezas es que solo son especulaciones. Seguimos sin tener el rompecabezas completo.

El comunicado oficial de Citi es claro, pero deja espacios en blanco. Podemos poner la lupa a las perspectivas de crecimiento económico de México y cómo esto afectará los negocios de los que Citi se quiere desprender. La banca de consumo, incluyendo el negocio de tarjetas, y el crédito a mipymes dependen mucho del ciclo económico. En otras palabras, crece cuando la economía lo hace y tiene comportamiento negativo en un contexto de no crecimiento económico. En los últimos tres años estos segmentos han tenido un pobre desempeño, no sólo en los números de Citibanamex, sino en los de la mayoría de los bancos. Tomar la decisión de venta es una forma de apostar en el sentido de que las condiciones para estos negocios no mejorarán significativamente en México.

Nos falta poner en la mesa el factor fintech. El negocio financiero está viviendo una transformación brutal, en México y en el mundo. Los bancos tradicionales compiten ya no solo entre sí, cada vez más con empresas de base tecnológica que son más ágiles para llegar al mercado con soluciones dirigidas a consumidores o pequeñas empresas. Cuando Citi explica que quiere concentrarse en negocios en los que es más competitivo, hay que tomarlo al pie de la letra: en un negocio que se transforma, los grandes bancos tienen más posibilidades de seguir en el juego en la atención de los grandes clientes. Citi seguirá en México operando la Casa de Bolsa y la banca corporativa y patrimonial. Ahí está alrededor de 30% de su negocio en México. Vale cientos de millones de dólares por año.

¿Qué le toca hacer a la autoridad? Banamex es un banco de importancia sistémica, una institución clave para la estabilidad financiera de México; empleador de más de 30,000 personas y con millones de clientes. Quien se quede con el grupo debe garantizar solvencia económica y moral, además de tener un buen plan de negocios. No hay muchos tiradores que tengan los miles de millones de dólares y las ganas de apostar por un banco en México. Esto no es para cualquiera. Las privatizaciones de los 90 dejaron claro el riesgo que implica poner la banca en manos de aventureros.

En el corto plazo, habrá mucho debate sobre lo que significa este anuncio de venta. ¿Estamos ante la despedida de uno de los mayores inversionistas extranjeros o debemos enfatizar la posibilidad de que empresarios mexicanos recuperen una parte muy relevante del negocio bancario? Son las dos cosas. Los teóricos de la comunicación dicen que quien controla la narrativa, controla la realidad. No es para tanto. Estamos en una interesante saga financiera que no se agota en un capítulo.

Licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara. Estudió el Master de Periodismo en El País, en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994, y una especialización en periodismo económico en la Universidad de Columbia en Nueva York. Ha sido reportero, editor de negocios y director editorial del diario PÚBLICO de Guadalajara, y ha trabajado en los periódicos Siglo 21 y Milenio. Se ha especializado en periodismo económico y en periodismo de investigación, y ha realizado estancias profesionales en Cinco Días de Madrid y San Antonio Express News, de San Antonio, Texas.

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