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Bancos suizos obligados a reformarse tras la erosión del secreto bancario
La erosión acelerada del secreto bancario está obligando a muchos bancos suizos a revisar su modelo de negocio para sobrevivir.
La erosión acelerada del secreto bancario está obligando a muchos bancos suizos a revisar su modelo de negocio para sobrevivir.
Obligados a realizar un doloroso proceso de regulación de activos ocultos, la presión sobre los bancos suizos va a continuar con el intercambio automático de información que se perfila en el horizonte.
En este contexto, la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) prevé un movimiento de consolidación e incluso habla de una "mutación estructural" del sector.
"Cabe esperar que algunas entidades bancarias en la plaza suiza cierren sus puertas o sean compradas", aseguró con motivo de la publicación de su barómetro bancario.
Los anuncios de compras se han multiplicado recientemente, como la adquisición por J. Safra Sarasin del negocio suizo de banca privada del gigante estadounidense Morgan Stanley.
Julius Baer, uno de los mayores bancos suizos, también ha comprado el negocio de banca privada en Suiza y Luxemburgo del israelí Leumi Private Bank mientras el británico Standard Chartered busca comprador para su división de gestión de fortunas en Suiza.
También hay rumores de que el gigante suizo Credit Suisse estaría interesado en comprar el propio Julius Baer.
"Muchos bancos, en particular los de cierto tamaño, tratan de posicionarse en el modelo de banco privado del futuro", señala Martin Schilling, director de los servicios financieros en Suiza en el gabinete de auditoría y asesoría PWC, en una entrevista con la AFP.
Uno de los nichos de crecimiento se sitúa ahora en la gestión "on-shore", es decir, en el país de domicilio de los clientes. Para ello, los bancos suizos se han instalado en mercados como Asia.
El volumen de negocio que los bancos deben realizar para ser rentables es ahora tres veces más que en las actividades basadas en Suiza ya que la adaptación a las reglas de cada mercado generan gastos adicionales.
Para sobrevivir, los pequeños bancos tendrán que concentrarse en un pequeño número de "mercados muy determinados", arguye.
COMO LA RELOJERÍA SUIZA
Una de las alternativas a seguir podría ser la renuncia a su licencia bancaria y transformarse en gestores de activos, lo que les permitiría beneficiarse de una legislación más flexible.
De hecho, según Schilling, el número de bancos extranjeros va a reducirse, afectados por el programa de regulación con Estados Unidos que les obliga a replantearse su presencia en Suiza.
El gabinete PWC estimó que el número de bancos privados en Suiza podría reducirse un 20% con el tiempo.
En un estudio realizado con la Universidad de St-Gall, el gabinete KPMG también hace hincapié en la diferencia entre el pequeño número de instituciones que tienen resultados sólidos el año pasado y el resto del sector.
De los 94 establecimientos escrutados, el 36% estaban en continuo declive.
"Es un sector que tarda mucho en cambiar", constató Osmond Plummer, profesor de la universidad europea de Ginebra, por lo que los bancos no podrán depender únicamente de su reputación.
Con Internet, los clientes pueden comparar los resultados de sus bancos más fácilmente y preguntarse si están dispuestos a pagar más cuando pueden ir a otro lugar que cobra menos.
Osmond Plummer compara la situación actual a la de un relojero suizo de los años 1970, cuando se vio fuertemente afectado por los relojes asiáticos, antes de recuperar el terreno con el impulso de Swatch, la célebre marca de relojes de plástico de colores, y después concentrarse en el segmento del lujo.
Pero para las entidades de menos envergadura la tarea de reinventarse va a ser más difícil.
La semana pasada, Pictet y Lombard Odier, dos prestigiosos bancos ginebrinos, levantaron por primera vez en su historia el velo sobre sus cuentas y sacaron a la luz una sólidad capitalización.
erp