Casas de empeño hacen su agosto en plena crisis

"No creo que haya un despegue de la economía, al contrario", dice Mauricio Dieguez, mientras hace una larga fila en la mayor casa de empeño de la ciudad de México, y donde los cubrebocas azules recuerdan que, además de la crisis, los bolsillos son golpeados por la gripe porcina.

Los empleados del Monte de Piedad, la casa de préstamos, utilizan cubrebocas, lo mismo que muchos de los clientes, quienes han recibido un periodo de gracia de 12 días para recuperar sus prendas empeñadas, además de que se amplió el horario para evitar aglomeraciones.

En el majestuoso edificio colonial que alberga al Monte de Piedad, ubicado en el Zócalo, se observan cartelones que explican las nuevas medidas y horarios adoptados luego de la epidemia del virus H1N1, que mantuvo cerrado el lugar varios días.

Desempleo y ventas de propiedades

"Quien sabe cuánto tiempo las voy a dejar", comenta Dieguez, de 37 años, que va a empeñar un reloj y varios anillos, prendas que pueden quedar depositadas hasta por 17 meses en el Monte de Piedad, fundado en 1775 y cuyas ganancias son destinadas a obras de asistencia.

Dieguez fue despedido hace dos semanas, junto con casi la mitad de sus compañeros, de una compañía de microchips, y responsabiliza no sólo a la crisis económica, que estalló a finales de septiembre, sino también a la gripe porcina, que ha dejado 64 muertos hasta el momento en México.

"Hay muchos problemas ahora para las importaciones, para el empleo. Pienso que la gente no quiere productos mexicanos", dice Dieguez, mientras retuerce en sus manos una bolsa de plástico.

De una crisis a otra

México, golpeado por la crisis económica desatada en EU, su principal socio comercial, recibió otro impacto por la gripe porcina, con el turismo y los pequeños negocios como los más afectados, toda vez que se vieron obligados a reducir o suspender sus actividades para evitar la expansión del virus.

Expertos pronostican que la economía registrará este año su peor desempeño desde 1995, cuando la crisis económica denominada "efecto tequila" y la devaluación del peso hicieron que el producto interno bruto (PIB) cayera 6.9 por ciento.

El gobierno federal y el Banco de México estimaban una caída del PIB que iba del 3.8% al 4.8% antes de que se declarara la epidemia, cuyo costo estimado en pérdidas es de unos 2,300 millones de dólares, lo que significa una baja económica adicional de 0.3% del PIB.

Monte de Piedad, a reventar

El Monte de Piedad registra a diario unas 140.000 operaciones en conjunto en las sucursales de todo el país, y sus directivos esperan que aumenten al ritmo de la inestabilidad laboral.

"Creo que comienzan a sentir el impacto de la crisis y de la contingencia sanitaria. Creo que va a venir más gente", comenta Gustavo Méndez Tapia, vocero del Monte de Piedad.

La institución cuenta con 7.5 millones de clientes, en el 2008 prestó alrededor de 1,200 millones de dólares y para el 2009 la cifra será de 1,400 millones de dólares, explica Méndez.

Los clientes pueden empeñar desde un anillo hasta una casa, el promedio es de 192 dólares, 95% de los artículos son recuperados por sus dueños y la tasa de interés es de 4% mensual.

Sin acceso a la banca

"No tengo una cuenta en el banco porque no tengo dinero", comenta Rosa Jaramillo, de 63 años, que como la mayoría de los clientes del Monte de Piedad, no puede acceder a créditos bancarios y desde hace siete años empeña y desempeña diversos objetos para sobrevivir junto con su pensión de 136 dólares mensuales.

En la fila también está Araceli López, estudiante de 22 años, que viene a empeñar algunas joyas familiares porque sus padres, que tienen un café internet, perdieron muchos clientes por la epidemia.

"La gente todavía no viene. Nadie ha regresado", señala la joven.