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Financiamiento verde, el camino para la economía: CCFV
No basta con ponerle etiqueta a los bonos, se tienen que cumplir con todos los requisitos.
El año pasado se revelaron muchos compromisos por parte de la banca, de algunos asset managers y de corporativos, que están tratando de marcar una hoja de ruta para desarrollar una serie de pasos para lograr Emisiones Netas Cero para 2050. Una meta muy difícil que requiere transformación dentro de las organizaciones, así lo consideró Alba Aguilar Priego, Secretaria Técnica del Consejo Consultivo de Finanzas Verdes (CCFV).
Explicó que se requieren incentivos y actividades alineadas para desarrollar la estrategia. “El tener emisión neta cero necesita que se involucre toda la cadena de valor, los proveedores y las partes interesadas y que todo mundo esté consciente de que ese va a ser el camino hacia adelante. Además de desarrollar diferentes iniciativas, incluso buscar financiamiento”.
En entrevista con El Economista, explicó que algunos casos se puede emitir deuda con diferentes etiquetas con diferentes objetivos y también desarrollar toda una planeación, “si es que la estrategia de negocio tiene que cambiar y en un momento dado, transformar la forma en que estás produciendo, se requiere modificar la matriz energética si eres un consumidor de energía importante en el proceso productivo”.
Aguilar consideró que en el caso de la banca, tiene que involucrarse cada vez más con sus clientes y que ellos sepan que el obtener crédito y financiamiento se verá condicionado por una serie de requisitos que antes no estaban en la discusión, en donde el financiador necesita saber el uso de los recursos y necesita además saber cuáles serían los impactos estimados de ese capital.
“El análisis de riesgos se vuelve muy importante para poder integrar todas estas variables como las ambientales, las sociales y las de gobernanza que antes tenían un papel, pero hoy lo tienen preponderante a la par de las variables financieras”, dijo.
Primer semestre
En lo que va del primer semestre del 2022, ya suman cerca de 77,000 millones de pesos en bonos etiquetados. Alba Aguilar dijo que están viendo el financiamiento a través de la deuda con el interés en ser etiquetada.
“Vemos que la etiqueta de Bonos Ligados a la Sostenibilidad ha sido una etiqueta muy popular, dado que cada empresa puede definir con su proveedor de segunda opinión, sus consultores de banca de inversión, definir cuales son los KPI’s, esos indicadores de desempeño claves que tiene que superar la empresa para que cada vez sean más sostenibles”, dijo.
Explicó que las empresas ya se están enfocando en lo que es material para cada una de las industrias, de materialidad financiera, es decir, lo que puede afectar de forma positiva o negativa a todos los retornos, los flujos de efectivo y que en esos indicadores estarán muy pendientes los inversionistas, “en esa materialidad ellos se están enfocando hoy y buscan como superar esas métricas que rigen a una industria”.
Nuevos activos
En los mercados financieros se están viendo nuevas emisiones y también algunos vehículos financieros nuevos, “las Fibras (Fideicomisos de Infraestructura y de Bienes Raíces) están teniendo una invención muy clara de tener una estrategia de sostenibilidad, tienen su plan de desarrollo de infraestructura en el tema de bienes raíces o en esta nueva actividad, reconfigurar las construcciones, los activos presentes que a lo mejor tienen varios años”.
Los edificios corporativos y las naves industriales registran demanda, principalmente en el Bajío y la frontera norte del país. “Está cambiando la forma de pensar de los propios estados, no solamente proveer el espacio físico del terreno, sino armar los servicios a los nuevos manufactureros que traen el chip de la producción sostenible en esas naves industriales”.
Incluso, “el gobierno emitió los Bondes G y lanza una señal positiva al mercado, donde ofrece transparentar el uso y la aplicación de los recursos ligados a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS)”, dijo.
patricia.ortega@eleconomista.mx
kg