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Neobancos impulsarán una competencia feroz
En México se identificaron 773 fintech de origen nacional al cierre del 2023, de estas firmas 29 se encuentran en el segmento de banca digital, seis más que las que se encontraron en el sondeo del 2022, de acuerdo con el Fintech Radar 2024.
En el último año, grupos financieros han lanzado sus propuestas de banca enteramente digital con su propia licencia (neobancos) como Bineo de Banorte u Openbank de Santander, con soluciones similares a las que han ofrecido entidades no bancarias reguladas con anterioridad, provenientes de fintech o de Sociedades Financieras Populares (Sofipos).
El director ejecutivo de Finnovista, firma de inversión y de investigación fintech, Andrés Fontao, resaltó que si bien estas entidades llegan con algunos años de diferencia a las fintech o Sofipos, la naturaleza de la figura de banco y la operación de los grupos financieros no les permitía lanzar estas entidades digitales con la misma velocidad que una firma de tecnología financiera.
“Podrían haber llegado antes, sí, pero no llegan tarde, llegan en el momento justo para impulsar la competitividad, los bancos están listos en el mismo momento que Nu y Ualá, otros que tienen capital están listos para crecer también. Lo que vamos a ver ahí es una competencia feroz, pero el usuario es el que se va a beneficiar de ello”, indicó Fontao.
El directivo agregó que tras la competencia, surgirá una generación de fintech que estarán especializadas en impulsar a las distintas entidades bancarias y no bancarias digitales, para ayudarles a diferenciarse de otras ofertas.
En México se identificaron 773 fintech de origen nacional al cierre del 2023, de estas firmas 29 se encuentran en el segmento de banca digital, seis más que las que se encontraron en el sondeo del 2022, de acuerdo con el Fintech Radar 2024.
“En el ecosistema financiero no todas las empresas pueden tener éxito, algunas mueren o desaparecen por la falta de tracción, de capacidades, de capital, otras son exitosas y son adquiridas, fusionadas, es una evolución natural. Por ejemplo, Nu hoy en día ya no es innovación, en Brasil ya es uno de los bancos más grandes y tiene el potencial de serlo aquí también, por la misma razón el lanzamiento de Hey Banco, de Bineo y de otros es necesario”, concluyó Fontao.
Por otra parte, la certeza regulatoria también es algo a destacar, debido a que la Ley de Instituciones de Crédito, norma bajo la que se regula a la banca, fue publicada en 1990. Mientras que el sector fintech se ha desarrollado casi a la par de una naciente regulación, la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, publicada en el 2018 y mediante la que se establecen requisitos de autorización, todas aquellas firmas que tengan actividades relacionadas con banca abierta, fondeo colectivo, Instituciones de Pago Electrónico y activos virtuales.
Actualmente un 26.1% de las firmas de tecnología financiera están reguladas bajo esta normativa, en su totalidad un 55.9% de las firmas de tecnología financiera cuentan con alguna otra licencia o están en trámite de alguna figura como Sofipo o Sofom. Mientras, que en el lado de la banca existen 50 entidades en operación y dos recientemente autorizadas Openbank y Hey Banco, los dos bancos digitales.
Entorno favorable para la competencia
Pese a que existen jugadores en el mercado con más años compitiendo, los neobancos podrían aprovechar las últimas tecnologías, la capacitación y tendencias como la relocalización de empresas (nearshoring) para impulsar su crecimiento.
“Bancos americanos que no tienen operaciones en México, hoy están atrayendo talento en México. Han abierto un centro de competencia tecnológica en México, sin las intenciones de abrir operaciones aquí, porque ven que hay capital intelectual que les puede apoyar, es un biproducto de nearshoring, no solamente tiene qué ser tangible, también capital intelectual”, señaló Fontao.
En el contexto de la relocalización, en el Fintech Radar 2024 se señaló que los posibles cambios en política económica dentro de un contexto de elecciones generales a la presidencia para el 2024, tanto en Estados Unidos como en México, serán uno de los factores que van a definir la ruta de oportunidad.