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Nueve de cada 10 bancos centrales experimentan con monedas digitales: BIS
Nueve de cada 10 bancos centrales están explorando el desarrollo de su propia moneda digital y la mitad de ellos avanza en proyectos concretos, dijo el Banco de Pagos Internacionales.
Nueve de cada 10 bancos centrales están explorando el desarrollo de su propia moneda digital y la mitad de ellos avanza en proyectos concretos para ponerla en marcha, reveló una encuesta dirigida por el Banco de Pagos Internacionales (BIS por su sigla en inglés).
Las monedas digitales de un banco central son identificadas como CBDC, por sus siglas en inglés.
En la citada encuesta, donde participó Banco de México, los resultados muestran que la mitad de los entrevistados están probando una moneda digital minorista, es decir, para ser utilizada por los consumidores de a pie.
Este es el caso del Banco de México tal como lo explicó la subgobernadora Irene Espinosa, que desde marzo adelantó a El Economista que la entidad decidió experimentar sobre una moneda digital de carácter minorista que abrirá las oportunidades para que más mexicanos tengan acceso a pagos digitales y contará con la seguridad de que opera bajo un marco regulatorio.
En la encuesta del BIS donde participaron 81 instituciones monetarias, destacaron que los bancos centrales que decidieron el desarrollo de monedas digitales minoristas se encuentran en una fase mucho más avanzada que la experimentada por las instituciones que se decantaron por una moneda digital mayorista. La CBDC mayorista es la que será utilizada exclusivamente por bancos del sistema financiero.
El BIS es la institución financiera que realiza operaciones de banca a los bancos centrales del mundo y su Director General es el mexicano Agustín Carstens.
Conectados al sistema actual de pagos
En la encuesta incluyeron una nueva pregunta sobre la intención de hacer que la moneda digital en experimento opere o se interconecte con el sistema de pagos existente.
La interoperabilidad de los sistemas de pago permite mover sin problema el dinero dentro y fuera de las cuentas CBDC desde y hacia sus cuentas bancarias comerciales mediante una tarjeta de crédito o transferencia electrónica de dinero.
El 76% de los bancos centrales que experimentan en una moneda minorista, respondió que sí están explorando la interoperabilidad con los sistemas de pago existentes.
Las jurisdicciones encuestadas por el BIS representan cerca del 76% de la población mundial y 56% de los bancos centrales consultados pertenecen a economías emergentes y en desarrollo.
Emergentes adelante
El BIS precisa que los bancos centrales de economías emergentes expresaron como principal motivación la inclusión financiera, pues una importante proporción de sus habitantes no está bancarizada.
Refieren los avances de Nigeria con su eNaira3; la versión piloto de los países del Caribe Oriental que lanzaron sus respectivos Dcash4 y a China con su Yuan digital para advertir que cada año se están acelerando las puestas en marcha de este tipo de monedas sujetas a regulación.
En el documento aparte el Fondo Monetario Internacional (FMI) analizó la experiencia de seis CBDC que ya están en fases avanzadas de desarrollo que están en Bahamas (Sand Dollar;) en el Banco Central del Caribe Oriental ( D-Cash); Uruguay (E-Peso); Canadá, cuya moneda digital no tiene un nombre aún público; China (Yuan digital) y Suecia (Corona Digital) y extraen tres lecciones de ellas.
En 2020 Bahamas fue el primero que lanzó una CBDC minorista, el Sand Dollar.
Criptoactivos arriba
En la misma encuesta observan que en 2021 se presentó “un fuerte crecimiento del mercado de criptoactivos y monedas estables (stablecoin)”.
Las llamadas “monedas estables” como Tether o DAI, están asociadas al valor de una moneda fiduciaria como el dólar o el euro, a bienes materiales como el oro o algún inmueble, lo que ayuda a mantener un precio estable.
En la encuesta el BIS destacó que en promedio 6 de cada 10 bancos centrales encuestados dijeron que este crecimiento ha acelerado el desarrollo de sus propias CBDC.
Esto también ha estimulado la colaboración entre los bancos centrales para monitorear las implicaciones de los criptoactivos y las monedas estables así como para coordinar los enfoques regulatorios para contener los riesgos para el sistema financiero.
La encuesta fue distribuida en octubre del año pasado, los resultados se recabaron durante diciembre de 2021 y su divulgación se entregó en dos partes: un avance general durante febrero de 2022 y ahora, con la información procesada.