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Presupuesto de Banco del Bienestar aumenta más de 1,000%; mora repunta
Los recursos que recibe deben de contar con mecanismos de evaluación y transparencia, dicen especialistas.
Durante el primer semestre del 2021, el Banco del Bienestar recibió una aportación de capital de 5,000 millones de pesos por parte de la Secretaría de Hacienda, con lo que su presupuesto para este año se ajustó al alza 1,613%, para contar con una partida presupuestal del orden de 5,309 millones de pesos.
En los últimos tres Presupuestos de Egresos a este banco se le han asignado de manera inicial partidas presupuestales que se amplían durante el transcurso de cada año y las cuales representan un incremento de más de 1,000% respecto a la cantidad original asignada, convirtiéndose así en uno de los organismos que más se beneficia de los reajustes en el presupuesto de este gobierno.
Por ejemplo, para este año la Secretaría de Hacienda preveía para el banco de desarrollo un presupuesto cercano a 309 millones de pesos; sin embargo, con la inyección de capital dicha cantidad aumentó a 5,309 millones de pesos, es decir una diferencia de 1,613%; en el 2020, el monto inicial fue de 460 millones de pesos, pero esa cifra se elevó 1,134% para terminar en 5,686 millones de pesos y en el 2019, su presupuesto se incrementó 1,099% para pasar de 476 millones de pesos a 5,239 millones de pesos.
Según los registros de Hacienda, el gobierno ha asignado al banco durante esta administración 16,711 millones de pesos, de los cuales 15,464 millones de pesos han sido para el plan de expansión de sus 2,700 sucursales y el resto, 1,246 millones de pesos, para la ejecución del programa de Inclusión Financiera dentro del sector de ahorro y crédito popular.
Especialistas de asociaciones de la sociedad civil coincidieron en que, en primera instancia, los recursos que recibe el banco deben de contar con mecanismos de evaluación y transparencia que justifiquen el gasto que ha realizado el gobierno con este organismo, el cual se pretende sea el principal dispersor de programas sociales de la administración.
“La inversión pública requiere de mecanismos de gobernanza, que al día de hoy no existen, para evitar que se tomen decisiones que no cuentan con el aval de las evaluaciones o análisis de impacto y que más bien obedecen a intereses políticos... este caso hace evidente la debilidad institucional que existe para que el gasto público se oriente a lo que debería”, detalló Mariana Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.
Para Adriana García, investigadora de la organización México, ¿Cómo vamos?, es urgente que el gobierno presente un plan de fiscalización de dicho proyecto, con el fin de justificar las inyecciones de dinero a este organismo, especialmente la de este 2021, donde se deben de priorizar temas de salud y para la reactivación económica del país en el contexto de la emergencia sanitaria.
La inversión pública requiere de mecanismos de gobernanza, que al día de hoy no hay, para evitar que se tomen decisiones que no cuentan con el aval de las evaluaciones o análisis de impacto y que más bien obedecen a intereses políticos”.
Mariana Campos, investigadora México Evalúa.
“La reasignación presupuestal es un ejercicio importante para dirigir los recursos públicos a atender los retos que estamos enfrentando los mexicanos... Habría que presentar un plan y una fiscalización del Banco del Bienestar y ver si hacen sentido los reajustes en un año de reactivación; haría mucho sentido que ese dinero estuviera destinado a temas como las vacunas y al proceso de logística para acelerar la campaña de vacunación”, explicó García.
El Banco del Bienestar fue cuestionado sobre el avance en la edificación de sus nuevas sucursales, pero indicó que dicha información ya es competencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, encargada del proyecto de expansión.
Ambas especialistas coincidieron en que un plan de expansión de sucursales, así como el gasto destinado a ello, no hace sentido, cuando los servicios financieros transitan hacia la digitalización y, además, existen redes logísticas, tanto gubernamentales como privadas, que pudieran apoyar la entrega de los recursos de programas sociales.
Morosidad de dos dígitos
En julio del 2019, este banco registró un récord en su índice de morosidad (Imor) al alcanzar un porcentaje de 26.9 por ciento. Posteriormente, la administración pudo disminuir este indicador hasta septiembre del 2020, donde nuevamente la morosidad repuntó.
A junio de este año, el Imor del organismo fue de 19.33% debido a los porcentajes de morosidad, de dos dígitos, que tienen tanto su cartera empresarial como la de consumo, segmento donde se encuentran los préstamos que otorgó en su momento el organismo bajo el esquema de Crédito a Trabajadores de la Educación, el cual inició desde el 2014.
El Imor que presentó el banco a junio de este año fue el más alto dentro de la banca de desarrollo y el segundo más elevado, sólo detrás de Finterra, entre la banca comercial y los bancos de desarrollo.
La colocación de crédito del organismo, actualmente suspendida, siempre ha sido débil. Por ejemplo, bajo el esquema de crédito Productivo, que se implementó en coordinación con la Secretaría de Economía con el fin de apoyar a los microempresarios en el marco de la pandemia, sólo se colocó un crédito por 50,000 pesos, cuando el objetivo era la entrega de hasta 10,000 préstamos.