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50 años del CES y el regreso de los dinosaurios
Una feria que ha visto nacer las videocaseteras, la impresión en 3D, el Internet de las cosas, los drones, los vehículos autónomos y la realidad virtual.
Las Vegas.- El 2017 fue el año en el que la feria más grande de tecnología del planeta, el CES, celebró su quincuagésimo aniversario. A lo largo de su medio siglo de historia, la feria ha visto entre sus pasillos desde el nacimiento de las videocaseteras, los DVD, hasta fenómenos como la impresión en 3D, el internet de las Cosas, los drones, los vehículos autónomos y la realidad virtual.
Entre las lavadoras inteligentes, los asistentes robóticos y los miles de nuevas innovaciones que cada año se pueden ver en sus múltiples salas de exhibición, este año fue sorprendente ver el regreso de compañías legendarias como Polaroid, RCA o Victrola.
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Luego de haber regresado a los reflectores con sus nuevos equipos fotográficos, este año la compañía conocida por sus cámaras instantáneas y momentos inolvidables, celebró sus 80 años de vida con visores de realidad virtual, impresión 3D y hasta cámaras de seguridad. También se pudo ver su Polaroid Pop, una cámara de 20 megapixeles con impresora y que es una versión modernizada de su icónica cámara instantánea.
Victrola fue una de varias compañías que traían equipos de sonido y específicamente tornamesas, que va muy de la mano con el renacimiento del disco de acetato. Entre los pasillos del Centro de Convenciones de Las Vegas, los asistentes se podían deleitar con escuchar discos clásicos de Led Zeppelin, AC/DC, Pink Floyd e incluso deleitarse con reediciones de discos de Prince o David Bowie.
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El 2016, se consolidó como el mejor año en ventas de discos de vinilo desde 1991, y se notó que estos equipos de audio han cobrado un interés renovado entre un público de todas las edades, desde equipos portátiles de maletín, hasta equipos high end para los audios filos más exigentes. Algunos equipos hasta tenían caseteras y automáticamente remontaban a esos double decks de los ochenta.
RCA, la otrora Recording Corporation of America, exhibió unos teléfonos móviles de bajo costo. Aunque a simple vista no son nada del otro mundo y parecían teléfonos móviles de hace unos 15 años, es curioso ver a una compañía legendaria en este rubro.
Como siempre recorrer los pasillos del CES es sentirse en un capítulo de los Supersónicos en el que esperamos con ansia la llegada de los robots inteligentes para el hogar, los vehículos autónomos, lavadoras inteligentes que mejoran y reducen significativamente los ciclos de lavado o interfaces que quieren convertirse en presencias imprescindibles para el hogar.
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La industria tecnológica está en una encrucijada y la feria se quedó sin realmente un elemento sorpresa o la revelación de algo que no habíamos visto. A pesar de que las automotrices ganan cada vez mayor presencia, aún faltan unos cuantos años para ver realmente sus desarrollos en el mercado.
El mundo de la realidad virtual poco a poco se inunda de más competidores, aunque la falta de contenidos hace que esta industria encuentre mayor gratificación en industrias como la medicina, aeronáutica, en ayudar a la preparación de profesionales o encontrar nuevos nichos como los bienes raíces.
Cada que veo las bandas inteligentes y los dispositivos vestibles o wearables siempre me recuerda al escritor Douglas Adams quien decía que los humanos eran tan insignificantes que aun pensaban que los relojes digitales eran una genial idea. En esta ocasión se podía uno topar con relojes que pueden detectar tu estado de ánimo y todas las bandas inteligentes que ayudan a medir tus pasos y ese tipo de herramientas.
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Visitar la feria de tecnología más grande del planeta es agotador y siempre hay que mantener en cuenta que es imposible absorberla en su totalidad. Lo único que es seguro es que cada nueva visita sigue despertando nuestra fascinación hacia el futuro y aquella fantasía que antes solo veíamos en las películas o los libros de ciencia ficción.
Aunque muchas veces no sabemos realmente hacia dónde nos dirigimos, y no somos capaces de comprender todas las implicaciones que estas nuevas tecnologías traerán a nuestras vidas, lo único seguro es que hacia dónde vamos no necesitamos caminos y día con día trazamos esa ruta hacia el futuro que siempre imaginamos.
Antonio.becerril@eleconomista.mx