Buscar
Tecnología

Lectura 10:00 min

El creador de Grooveshark comparte la estrategia del éxito

EL Colombiano Andrés Barreto, compartió su historia y su estrategia para crear emprendimientos de impacto global desde América Latina

Es más conocido por ser el creador del servicio de streaming musical Grooveshark que llega a 35 millones de oyentes al mes, pero el colombiano Andrés Barreto ha generado desde el 2005 varias compañías tecnológicas exitosas que le han valido el apodo de el Mark Zuckerberg latinoamericano . En el 2005, cuando era estudiante en la Universidad de Florida, Estados Unidos, fundó Socialatom, una agencia de relaciones públicas para empresas tecnológicas que luego amplió su trabajo a otras áreas. En el 2008 lanzó Pulso Social, un medio digital que cubre temas de emprendimiento y tecnología en América Latina y en el 2010 creó Onswipe, una plataforma que ayuda a monetizar contenido existente en dispositivos touch.

A los 12 años se mudó a Miami y hoy está radicado en Nueva York, o al menos así lo indica en los formularios de migración. La mayor parte de su tiempo se encuentra viajando desde Boston a Buenos Aires, pasando por Nueva York, San Francisco, Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México, Medellín Bogotá, Lima y a veces Santiago de Chile o Montevideo. Por ciclos de seis semanas va repitiendo el trayecto con el objetivo de conocer y apoyar a nuevos emprendedores.

¿Qué motivó su interés por emprender, que además se despertó muy joven?

No recuerdo haber pensado en hacer otra cosa. Empecé más o menos a los 14 años a interesarme por Internet y en crear software. Ya desde chiquito me gustaron las computadoras y cómo funcionaban. En el colegio, aunque me iba pésimo en los exámenes, me iba muy bien en los proyectos en grupo, lo que más me gustaba era formar equipos y juntos crear productos o proyectos interesantes. Lo que más se asemeja a eso son los emprendimientos y empresas.

Comenzó estudiando ingeniería pero se volcó luego al campo de las ciencias sociales ¿A qué se debió ese cambio?

Mi idea era crear con tecnología y por eso comencé estudiando ingeniería, pero por problemas académicos no me dejaron continuar en el programa. Allí decidí que para hacer una empresa de tecnología no necesitaba un cartón que certificara que podía ser ingeniero. En ese momento generé una empresa, que terminó siendo Grooveshark. Igual decidí estudiar algo que de verdad me gustara -no para que me diera un trabajo-, eso terminó siendo ciencia política. Mi enfoque estaba en el desarrollo económico en países emergentes y lo uníco con lo que tenía de experiencia en emprendimiento tecnológico. Ahí nació Pulso Social, para poder investigar qué era lo que ocurría en América Latina, porque en el 2008 no había medios que cubrieran emprendimiento y tecnología. Pulso Social entró para resolver ese problema.

Pero Grooveshark y Pulso Social no fueron sus primeros emprendimientos...

Durante el primer semestre en mi universidad empecé lo que hoy es Socialatom, una empresa que hacía desarrollo de software a medida. Eso dio recursos para hacer experimentos. Uno de los que probé en ese momento fue una plataforma donde se podían compartir tareas o notas y los estudiantes podían ayudarse entre sí. Como no me iba muy bien en clase decidí crear un prototipo tecnológico para que me ayudara.

Con los recursos de Socialatom, fue que pudimos dar capital financiero o humano a otras empresas. Se apoyó el inicio de GrooveShark, Pulso Social, Onswipe y de la agencia de relaciones públicas donde apoyamos a emprendedores a obtener cobertura en medios. Este año en vez de utilizar Socialatom para crear otra empresa mía, decidimos utilizar esos mismos recursos para invertir en otros emprendedores.

Todas sus empresas las creó para resolver un problema propio...

Grooveshark nació de un problema propio: quería escuchar música de todo el mundo. Y cuando investigué acerca de emprendedores en América Latina y no encontré información creé la solución que sería Pulso Social.

La razón por la cual recomiendo hacer empresas que resuelvan un problema propio es que te ahorras mucho trabajo de investigación de mercado y la incertidumbre de si creas algo que las personas finalmente utilicen o necesiten. Muchos emprendedores dicen que sacar una idea genial, o la que va a cambiar el mundo, es muy difícil, otros terminan viendo tendencias e intentando predecir el futuro y toman modelos que funcionan en Estados Unidos para aplicarlos en América Latina. En realidad, eso es mucho más difícil que comenzar resolviendo un problema propio, que de pronto al comienzo parece algo insignificante o muy pequeño.

En materia de inversiones ¿qué ha logrado con sus emprendimientos?

Hasta el momento he levantado dinero para tres de mis empresas en seis rondas de capital de riesgo. Por ejemplo con Onswipe, logramos en tres semanas, con una inversión mínima de 700 dólares sacar la primera versión, que nos ayudó a crecer muy rápido sin tener mucho dinero. Tres meses después levantamos el primer millón de dólares y un par de meses después levantamos otros cinco millones. De ahí en adelante hemos levantado más dinero todavía, pero todo basado en que para empezar no se necesita el dinero, para empezar se necesita un buen problema para resolver y un prototipo para probar que el mercado necesita eso y que va a crecer.

¿Cómo hace para gestionar todos sus proyectos, que además creó en muy poco tiempo?

Yo solamente puedo manejar uno. Entonces lo que hago es identificar un problema y conseguir el mejor equipo posible, conseguir financiamiento, reclutar ejecutivos, personas que pueden manejar una empresa y hacerla muy grande. Después paso a un nuevo proyecto pero no continúo manejando más de una empresa.

¿Qué lo motiva a ser un emprendedor serial?

Es lo que sé hacer. Me gusta mucho la parte del inicio, de identificar el problema, de experimentar cosas. Me gusta tanto esa parte que ahora lo que hago es apoyar a los emprendedores que están empezando. En vez de estar en una empresa que está creciendo, lo que hago es ayudar a 10 empresas en su proceso más difícil que es sobrevivir el primer año.

Hablando de la mortalidad de las nuevas empresas ¿Ha tenido algún fracaso empresarial?

Muchos, pero procuro que el impacto sea el mínimo. En vez de demorarme cuatro años haciendo una empresa que de pronto no tiene un mercado, pruebo experimentos muy rápidamente. No he tenido súper fracasos, me doy cuenta muy rápido porque es que no funcionan y entonces cambio el mercado, el producto o directamente no continúo con el emprendimiento y busco otra cosa.

¿Qué es lo que le da el indicio de que no va a funcionar?

Generalmente hay métricas que puedes ver de crecimiento. Si ves que no está creciendo, no tiene porqué ser en ingresos, puede ser adopción de la plataforma u otras cosas. En eso es que trato de ayudar a los emprendedores, crecer semana a semana, si no lo hace es porque toca cambiar algo. Lo que no se puede hacer es continuar por el mismo rumbo. Hay que modificar el producto, el mercado o la estrategia de difusión. Cuando ya has probado cambiar todo entonces tienes que cambiar el problema que estás resolviendo.

¿En qué consiste el apoyo que brinda a emprendedores en América Latina?

Lo que he hecho es Socialatom Ventures, que invierte directamente en empresas. En ese momento llevamos alrededor de 10 en los últimos seis o siete meses. También trabaja con instituciones, universidades y gobiernos diseñando política pública para el desarrollo económico.

En Bogotá tenemos también un espacio de co-working y hackerhouse (Atom House). Es un centro de emprendimiento que está abierto 24 horas los siete días a la semana. Es una casa de tres pisos que tiene en el primer piso las aulas y espacios de co-working, en el segundo las empresas del portafolio, y mi parte favorita, que es el tercer piso, donde hay sofás grandes, camas, duchas, mesas de ping pong.

También tenemos Coderise, un proyecto donde estamos enseñando a niños de entre 14 y 18 años a programar, no solamente para darles tecnología sino para enseñarles cómo crear con ella. El primer programa piloto lo hicimos en Medellín y buscamos expandirlo por América Latina.

Uno de las mayores problemáticas que manifiestan los emprendedores latinoamericanos es el acceso a capital. ¿Es difícil conseguirlo en América Latina?

Hay capital, lo que falta es que haya capital inteligente, que agregue valor más allá de poner solamente el dinero. El problema que veo es que en la mayoría de fondos o entes que están invirtiendo o apoyando emprendedores, sus incentivos terminan estando más alineados con los bancos de desarrollo y no tanto con el emprendedor. También, una de las quejas que he escuchado, y que es muy cierta, es que los inversionistas de América Latina se demoran mucho tiempo tomando una decisión e invirtiendo.

Por esa y por otras razones es que recomiendo realizar productos globales, que son mucho más fáciles de hacer que un producto para el mercado local. No solamente porque tienes acceso a distribución de una manera mucho más eficiente, sino que tienes acceso a capital más inteligente y que se mueve más rápido.

A un inversionista que esté buscando oportunidades de invertir, si se trata de un producto global no le importa si el emprendedor es uruguayo o paquistaní, le da igual. Si es un buen producto en un mercado que está creciendo, hay dinero, pero si limitas por geografía, va a ser más difícil porque sólo vas a tener opción de financiamiento e inversionistas de América Latina.

¿Cómo ves a Latinoamérica en materia emprendedora?

Creo que hay dos oportunidades: que para grandes empresas es un mercado muy interesante y lo que estamos viendo en emprendimiento tecnológico es que las empresas o startups de Estados Unidos ahora están expandiéndose hacia afuera más rápido. Antes esperaban unos cinco años antes de ir a Europa, después iban a Asia y unos 10 años después venían a América Latina. Ahora vemos empresas que en tres o cuatro años ya abren en América Latina.

Pero lo que veo muy difícil todavía es ese mercado como oportunidad para un emprendedor y ahí es donde difiero con casi todo el mundo. Si hay un par de emprendedores que están haciendo un producto tecnológico y su ventaja competitiva es ser buenos programadores, entrar al mercado de América Latina es generalmente la manera más difícil de empezar. Es mucho más fácil, y ahí está la segunda oportunidad de América Latina, crear productos globales que productos para América Latina.

Una vez que conquistas Estados Unidos y Europa, después puedes entrar a América Latina con muchos recursos y dinero, pero si buscas empezar en el lugar más difícil nunca vas a tener la oportunidad de hacerte dueño de toda una industria mundial.

Me queda muy difícil pensar en empresas Latinoamericanas que fueron primero en Argentina, Chile, Colombia, México y después conquistaron Estados Unidos, pero sí veo muchas empresas que empezaron desarrollando su mercado en Estados Unidos, basadas fuera o con emprendedores extranjeros, y que entraron a conquistar toda América Latina.

¿Qué planes de futuro tienes?

Continuar apoyando como pueda el desarrollo económico de América Latina con emprendimiento y tecnología y ayudar a otros emprendedores que tienen la capacidad de intentar cambiar el mundo.

Contenido de la Red Iberoamericana de Prensa Económica

rgs

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete