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¿La abundancia de información digital genera desinformación?

La abundancia de información que se vive actualmente gracias a los medios digitales, más que sumar contenido para la formación de un buen criterio del lector, genera desinformación.

Los medios digitales enfrentan grandes retos para destacar entre toda la información disponible en internet, debido a la facilidad que brindan las plataformas digitales para que cualquier persona se convierta en un generador de contenido y la propagación de las noticias falsas. Esta abundancia de información hace más difícil para los lectores, distinguir entre la verdad y la mentira, además de generar una sensación de saturación que causa confusión, estrés e irónicamente, desinformación.

El término “exceso de información” (information overload, en inglés) fue acuñado por el autor Alvin Toffler en su libro Future Shock, publicado en 1970, en el que predijo el aumento de influencia que tendrían las computadoras en la vida diaria y le puso nombre al sentimiento de estar saturado con datos y conocimiento. “Nuestro poder tecnológico aumenta, pero los efectos colaterales y los peligros potenciales también se intensifican”, escribió Toffler en Future Shock.

Cumplida la profecía de Toffler, hay quienes incluso advierten que vivimos un tsunami informativo. “Estamos viviendo una saturación de información. El principal problema es la falta de pensamiento crítico para filtrar una gran cantidad de información”, dijo José Luis López Aguirre, coordinador del seminario Comunidades Virtuales de la Universidad Panamericana.

El objetivo de los medios digitales se ha centrado en tener un mayor impacto en línea, algo que se complicó después del uso de noticias falsas para conseguir el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales del 2016 en Estados Unidos, caso que abrió uno de los más grandes debates en la historia de la comunicación: ¿la abundancia de la información puede saturar y desinformar al usuario?

“El exceso de información está provocando desinformación en los lectores y está limitado por las redes sociales en la distribución del contenido. Facebook está basado en un algoritmo que busca retener la atención de los que están en ahí, pero no tiene filtro en el muro y cualquier información verídica o no puede ser cada vez más distribuida. Si los canales de distribución están más vinculados a este tipo de información, los ciudadanos se informarán mal”, dijo Rodrigo Bonilla, director para América en la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias, WAN-IFRA.

Uno de los grandes problemas de la abundancia de la información en las plataformas digitales es que en el mismo lugar se puede encontrar información verdadera, falsa, verificada y rumores, haciendo que el internauta busque el conocimiento entre el “ruido”, definido por la Real Academia de la Lengua Española como la interferencia afecta un proceso de comunicación, que puede generar desinformación.

“Las noticias falsas son producto de la hiper información en el que todo el mundo puede entrar al ciclo de producción informativa. La capacidad más importante a desarrollar es el pensamiento crítico orientado a saber discriminar cuáles son las fuentes confiables y las que no”, dijo María Elena Meneses, investigadora del Tecnológico de Monterrey, especialista en internet.

El ruido provoca que el lector se sienta confundido o dudoso después de leer una noticia y hace más difícil el trabajo de los medios digitales para establecer lazos de confianza, debido a la propagación de sitios web sin veracidad. 64% de los estadounidenses se sintió confundido con la información de los eventos ocurridos en 2016 y 2 de cada 10 compartieron una noticia política falsa, según Pew Research Center.

“Actualmente, el público alberga dudas sobre cualquier información que se difunda. No cabe duda de que las informaciones falsas han asestado un duro golpe a las relaciones entre el público y los medios informativos”, dijo Verashni Pillay, jefa de la redacción del Huffington Post Sudáfrica, en un documento publicado por la Unesco.

¿Quién es responsable de la información en un entorno de abundancia?

La gran pregunta entre la ola informativa es: ¿quién es el responsable de hacer que llegue contenido de calidad a los usuarios?, los expertos coinciden en que es un tema que nos compete a todos. La academia debe implementar en sus programas educativos herramientas que permitan a los estudiantes, desde pequeños, aprender a discernir la información. Los usuarios deben tomar en cuenta las fuentes y la calidad de la información, mientras los medios de comunicación pueden hacer una mejor labor de “curación del contenido” y verificación.

¿De quién es la responsabilidad? Para López Aguirre no cabe duda: los responsables somos todos, los consumidores que compartimos información irrelevante sin analizarla, y los productores de contenido que en el afán de ganar la nota y tener mayor cantidad de noticias, se olvidan de contextualizar y hacer accesible la información para los lectores. “Se convierte en una carrera mal entendida en donde todo mundo quiere producir. El reto no es producir contenido sino curarlo y verificarlo”, dijo López Aguirre, de la UP.

Meneses tiene una posición coincidente; para la académica del Tec, medios y consumidores también tienen tarea pendiente que va de la mano con el trabajo de las instituciones de enseñanza: “Los medios tienen la responsabilidad de hacer estrategias y captar más mercado para temperar la proliferación de sitios que no necesariamente trabajan con parámetros profesionales. El otro actor relevante somos nosotros, los lectores tenemos que aprender a desarrollar capacidades digitales para desenvolvernos en un ambiente de hiper información”, dijo Meneses.

Bonilla, de WAN-IFRA, está de acuerdo con los otros expertos en que la responsabilidad es compartida. Cree que los medios deben renovar sus modelos de negocio para evitar que en la búsqueda de aumentar el tráfico y conseguir anunciantes, se caiga en el juego de publicar información sin verificar, aunque no le quita responsabilidad a los gigantes tecnológicos. “Se necesita mayor transparencia en cómo funcionan los algoritmos, cómo recaban información. Son empresas tecnológicas fundadas en principios de innovación y de no regulación pero tienen que transparentar sus procesos y ayudar activamente en la lucha contra la distribución de información falsa”, dijo Bonilla.

lourdes.bermudez@eleconomista.mx

Twitter: @pegatinaa

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