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¿Sabes qué es la neutralidad en la red?
Estamos hablando de uno de los temas que no se ve cuando accedemos a internet desde cualquier dispositivo. Se trata de algo esencial y que pasa desapercibido superado por lo que sí se ve, pero afecta más de lo que podemos pensar.
Donald Trump ha resuelto pocos asuntos que le competen desde su llegada a la Casa Blanca y lo cierto es que se le siguen acumulando otros. A su interminable lista de pendientes se le suma la nueva discusión en la que se pretende defender la neutralidad en la red, uno de los principios esenciales de le herramienta.
Estamos hablando de uno de los temas que no se ve cuando accedemos a internet desde cualquier dispositivo. Se trata de algo esencial y que pasa desapercibido superado por lo que sí se ve. Este tema compete a una de las particularidades de todo aquello que sólo se puede mirar si se abre la puerta de atrás, por decirlo metafóricamente. Digamos que es uno de los pasos en donde sucede la magia.
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La neutralidad en internet (o en la red), Net Neutrality en inglés, es uno de los principios que ha regido la herramienta desde su creación y hasta ahora ha sido respetado por lo proveedores de este servicio. Este fundamento se basa en la premisa de que los reguladores (gobiernos) y los proveedores deben de garantizar que no haya privilegios para algunos contenidos por encima de otros en el enorme mar de información. Se trata de no otorgar beneficios especiales a algún participante o de afectar intencionalmente a otro.
La neutralidad en internet busca tratar como iguales a todas las máquinas conectadas con respecto a los paquetes de datos que transporta. Si dos archivos pesan igual deben ser tratados igual sin importar el origen. Todo el tráfico de datos que transite por la red debe tener los mismos privilegios comparados con sus pares iguales, sin discriminarlos o que los usuarios perciban que el contenido carga de manera diferente según el contenido, página web, plataforma, aplicación tipo de equipamiento utilizado para el acceso, o modo de comunicación.
En el caso de Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), trabaja desde el 2015 con una legislación, aprobada en la administración del ex presidente Barack Obama, que impide que los proveedores de Internet favorezcan sus propios servicios por encima del de sus competidores, que vendan la información de navegación de los usuarios al mejor postor o que limiten una app, para beneficiar a otra.
En el caso de que se favorezcan unos contenidos del proveedor de servicio, es como si los que contrataron a Telmex o a IZZI como sus proveedores de servicio de internet tuvieran problemas para ver Netflix, pero no tuvieran limitantes para acceder a Claro Video o a Blim.
En cuestión de los datos de navegación, la red a la que conectamos nuestros dispositivos genera miles de datos cada vez que la usamos. Incluso hay más datos de los que los navegadores convencionales pueden recopilar. Y en el caso de la limitante es muy similar a los de Netflix. Por suerte para los estadounidenses y para los ciudadanos de otras naciones que se teme sigan el modelo de regulación de Estados Unidos, las leyes aprobadas en el mandato de Obama no permiten este tipo de prácticas.
El problema este año empezó en abril pasado. La administración de Trump volvió a encender el debate cuando el comisionado de la FCC, Ajit Pai, dijo en un discurso que las cosas como se conocían podían cambiar. Ese día, Pai dijo que, a su forma de ver, la legislación estadounidense en telecomunicaciones de excesiva y anunció que bajo el mandato de Trump se hará una revisión buscando replantear las limitantes en busca de una eventual reforma que permitiría a los proveedores del servicio de Internet ralentizar y bloquear el contenido de sus competidores.
Ajit Pai se refería a revertir el Título segundo de la Orden de Internet Abierto, votado y aprobado por la FCC en el 2015 que hizo ilegal tanto para proveedores de Internet fijo como móvil bloquear sitios, ralentizar u ofrecer paquetes de zero-rating. En esa ocasión, Pai aseguró que la sobrerregulación ha afectado principalmente a los pequeños proveedores locales y la reforma ayudaría a crecer las inversiones en infraestructura, así como a incrementar el acceso a Internet de alta velocidad, además de permitir la innovación. Todo lo anterior en un tono y retórica muy similar a la de Trump en campaña.
Ajit Pai aseguró también que el cambio del título II de la Orden de Internet Abierto es necesario para salvaguardar la libertad de expresión.
Este miércoles 12 de julio las discusiones sobre la nueva reforma que podría dar poder a los proveedores de internet para bloquear o ralentizar la carga de sus competidores, las empresas tecnológicas, instituciones y asociaciones en la red mostrarán su desacuerdo. Compañías como Amazon, Spotify y Netflix alzaron la voz en contra de los posibles cambios, seguidas de gigantes como Google y Facebook que también se han unido a la lucha.
Se prevé que este 12 de julio los que están en contra de la desregulación participen en las actividades relacionadas con el Día de la Acción. Con el apoyo de grandes firmas tecnológicas como Google y Facebook y otros gigantes de internet, la oposición a la iniciativa podría ser mucho más influyente.
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Las acciones de este 12 de julio tienen como objetivo que el comisionado ejecutivo de la FCC, Ajit Pai, dé marcha atrás en su plan para favorecer a algunos proveedores de internet como Comcast, Time Warner o AT&T, los mayores proveedores de servicio de internet en Estados Unidos. En caso de obtener buena respuesta y se logre reunir a empresas de relevancia, las presiones en el Congreso estadounidense podrían aumentar y, así, poner un poco más difícil que se lleve a cabo la reforma que podría acabar con un internet abierto y libre.
Según la Asociación de Internet de Estados Unidos, la principal razón para los usuarios de defender la neutralidad en internet es que cuando cualquiera contrate un servicio para su casa, su teléfono móvil u oficina, se pueda visitar los sitios que quiera. Con la nueva legislación propuesta por Ajit Pai, los proveedores podrían presionar a los usuarios para que vieran los sitios que ellos preferenciaran entregando el contenido de muchas compañías con otras velocidades, probablemente muy lentas. Básicamente presentarían una versión sesgada del contenido de internet y de cierta forma, hasta monopólicas.
Esto no afecta sólo a la navegación por internet. Lo mismo podría suceder al navegar desde un teléfono móvil o al usar una aplicación descargada. Los proveedores de internet podrían limitar la velocidad que le dan a los requerimientos de una u otra app. Esto puede hacer pensar a los usuarios sobre si un servicio es mejor que otro; la realidad sería que las compañías proveedoras del servicio están manipulando la velocidad de la red a su conveniencia, tal vez hasta cobrando a las compañías por una buena velocidad para desplegar sus contenidos y el internet ya no sería neutral.
ruy.rebolledo@eleconomista.mx